La ex de mi ex

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—¡Mierda! —exclamo sorprendida y me cubro con las sábanas hasta los hombros —Dan, eres tú —digo algo más relajada.

—¿Te estabas masturbando? —pregunta el pelinegro de forma tajante.

—Hasta hace un momento, sí —respondo con simpleza, no es como si fuera algo del otro mundo.

—¿Por qué? —Dan exige.

—Porque lo necesito —me río con obviedad —. Además tú nunca quieres hacerlo.

—Sabes lo que pienso sobre el sexo antes del matrimonio —ruedo los ojos ante el comentario del chico.

—Sí, lo sé perfectamente —salgo de la cama pasando por un lado de mi prometido —. No te interesa a menos que sea cualquier desconocida del club —le reprocho.

Busco una bata para vestirme y me dirijo a la bañera. Me gusta la temperatura media del agua, no tan fría, pero tampoco tan caliente. Las velas con aromas frutales son mis favoritas, junto con la música suave y las burbujas en el agua. Me encantaría pasar el resto de la tarde metida en la tina, pero no me agrada la sensación y apariencia de la piel arrugada en mis extremidades.

Dan entra una vez más en la habitación cuando estoy a medio vestir.

—Estuve pensando, Jennie —me giro a verlo terminando de arreglar mi camiseta —. No creo que debamos seguir comprometidos.

—¿Es lo que quieres? —él asiente —. Okay, entonces se acabó —me quito el anillo de la mano y lo pongo sobre la pequeña mesa al lado de la cama.

—Y necesito que te vayas de mi casa —me detengo en seco al escuchar sus palabras.

—Me iré mañana por la mañana, no te preocupes por eso —recojo una almohada, planeo dormir en otra de las habitaciones.

—No, debe ser ahora —se interpone entre la puerta y yo.

—¿Me estás jodiendo, verdad? —él se encoge de hombros —. ¿A dónde se supone que vaya? Mis padres ni siquiera viven en este país.

—No lo sé, Jennie —no le preocupa en lo más mínimo.

Entonces es así como en menos de doce horas terminas en la calle con solo tus pertenencias. Gracias estúpido, Dan, ojalá te dé diarrea y no puedas salir del baño por un mes. Supongo que tendré que alquilar alguna habitación de un hotel.

Me acerco a la parada de taxis, en cualquier momento debería aparecer uno.

—¿Jennie? —es el día de las sorpresas.

Veo a Lalisa caminando en mi dirección. De todas las personas que podrían haberse encontrado conmigo hoy, ella tenía que aparecer.

—Lisa, hola —sonrío casi forzosamente.

—¿Te vas de viaje? —pregunta.

—Si ir un hotel cuenta como ir de viaje, entonces sí, me voy de viaje —digo.

—Ya veo, vas a encontrarte con Dan —asume.

—Que se pudra Dan —digo casi al instante.

—¿Qué pasó? —Lalisa cuestiona con verdadero interés.

Aunque no era lo que esperaba, terminé desahogándome con Lisa. Ella escuchaba atentamente y expresaba estar de acuerdo conmigo en cuanto a algunas cosas sobre Dan, ambas sabíamos que era un idiota, y menos mal que habíamos terminado, no me habría gustado arruinar mi vida.

—Ven a vivir conmigo —la propuesta de Lisa me hace reír.

—¿Hablas en serio? —espero que esté bromeando.

A Little More Jenlisa - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora