"Las palabras dichas en el momento exacto son oasis para el alma" S. Y.
—¿A dónde iremos? ¿A casa? — preguntó Kevin apenas salieron del edificio y estuvieron en la calle. Estaba tranquilo y nervioso al mismo tiempo, para empezar su hermano al fin estaba con él y confiaba en que todo iba a mejorar a su lado.
Tenía ocho años ahora y gracias a sus amigos, en la casa hogar podía comprender algunas cosas; alguien lo había llevado a ese lugar diciendo que estaba perdido, desde entonces, tenía que trabajar para poder estudiar, comer y vivir en ese sitio. Él cuando llegó a ese lugar a pesar de ser muy pequeño, les dijo a los demás, lo que había sucedido con sus papás y que tenía un hermano mayor, que se llamaba Fionn.
Tras pasar los años demasiadas cosas cambiaron, él se hizo más alto, su cabello se había vuelto más largo, tenía que usar ropa más grande y había aprendido a cocinar, lavar, barrer, trapear y acomodar libros del más pequeño al más grande. A veces, sus amigos mayores en la casa hogar le contaban su historia, su pasado, para que no se olvidará de quién era, esto se había vuelto algún tipo de ritual en esa casa con los recién llegados; y gracias a eso, así creció, con la esperanza de volver a estar con su hermano.
Así que ahora estaba aquí, Fionn era exactamente como imaginaba, era más alto que él, no había cambiado su tono de voz, ni el olor de su ropa, le tomaba de la mano, le preguntaba si quería hacer una u otra cosa, y le contestaba a todas sus respuestas.
—Si... vamos a ir a casa... ¿Te has subido a una moto? — preguntó sacando dos cascos de la pequeña maleta, el más pequeño se lo puso en la cabeza con cuidado y le ayudó a subir en la parte trasera para luego unirse a él.
Durante el camino, Fionn volvió a hablar —Te quiero presentar a alguien y además, tenemos mucho que platicar, ¿no es verdad? —
Kevin asintió con la cabeza y por cuarta vez desde que se encontraron, le sonrió a su hermano. Entonces, esto que tenía en el estómago, era sentir tranquilidad, o tal vez era felicidad, aún no podía distinguirlo pero lo dejaba respirar y lo hacía sentir mejor que otros días.
*
Fionn tenía muchas ganas de llorar, gritar, saltar, correr, la alegría que tenía dentro de su cuerpo, parecía imposible de soportar. El viaje a casa se hizo muy corto. Todos los momentos de angustia que había sentido, al fin comprendía que fueron por algo; siempre tuvo miedo pero nunca se dejó vencer, Kevin además de ser su hermano, era el único familiar cercano que tenía.
La muerte de sus padres había sido complicada, es cierto, pero la desaparición de su hermano fue devastadora, la ansiedad se lo carcomía por dentro, por saber que estaba bien, si dormía, si comía, si lloraba, si reía, si estaba con buenas personas o si no... y eso era lo peor, la tortura de no saber absolutamente nada y lo poco que sabía eran los correos electrónicos que llegaban de la agencia de busqueda y rescate que cada vez salía más cara.
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El Ruido de tus Zapatos (Larry Stylinson)
RomanceLouis es un exitoso abogado penal, casado con dos hermosos hijos ¿Qué hace con un insaciable amante de 19 años? "Cuando se cierran las puertas del amor cotidiano todos necesitamos una salida de emergencia"