2 3: Dime qué esperar de alguien como él.

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El silencio tensaba completamente el rudo ambiente que la ausencia de soledad imponía. A donde sea que mirase el rubio, todo era tan deprimente, austero; provocando desconfianza como si solo fuesen animales salvajes vestidos de traje, queriendo saltar a su yugular para silenciarlo. Pero no, prometió hablar, y lo haría. Por los que no tuvieron la misma suerte que él en ese horrible campamento, y por los que sí la tuvieron pero no se atrevían a hacer lo correcto.

Fueron momentos de dura reflexión. En los que pensó si, efectivamente, provocaría algún cambio valeroso al mundo, haciendo lo que pensaba hacer. Hablar en tribunales para defender a alguien que no estaba y dar la verdadera imagen de un suceso, era algo hastiante y que inspiraba un profundo terror, además de algo que nunca pensaría presenciar en un futuro. Defender o apoyar a alguien en un juicio, santo cielo, jamás lo imaginaría años atrás.

Y sin embargo, allí estaba. Viendo como todos los ojos posaban en él, mientras el juez parecía determinar su sentencia respecto al caso. La familia de alguno de los chicos del campamento estaba allí, y lo sabía porque además de ser nombrados, lo miraban justamente con una especie de tristeza; un sentimiento de eterno duelo y consuelo, que buscaban en sus palabras. Por esas personas es que pensaba hablar con la verdad desde que tuvo su asiento en esa sala. Por esas personas no volteaba a ver a su anterior tutor de cabellos rubios, sentado al final de las filas con un rosario pendiendo de su cuello, y la clásica túnica de ministro, mientras lo observaba.

Lo sorprendente y quizás preocupante, era el hecho de que, no se veía en lo absoluto molesto o furioso con él. No veía a Travis con rabia ni tampoco con asco. Simplemente... lo miraba, allí sentado; testificando horrores y queriendo apoyar a una familia desafortunada, que no le importaba en lo más mínimo al ministro ni tampoco le producían lástima alguna, pero, sí curiosidad en lo que hacía Travis por ellos.

Su hijo, parecía otra persona. Parecía un adulto seguro en vez de un chico recién terminando su etapa adolescente. Parecía un hombre enfrentando la crudeza del mundo adulto y de las mierdas del mundo, en vez de un simple puberto preocupado en dramas escolares o en disfrutar su libertinaje curioso. Un hombre, un adulto, que en vez de disfrutar el despertar de la juventud y despedirlo como se debía, solo, estaba allí, en un tribunal, testificando con una seriedad y un coraje nunca antes visto en él, y repartiendo una especie de seguridad que, efectivamente, no le había transmitido su padre en ningún momento.

¿Qué le había hecho ese tal Fisher a su hijo? ¿Qué le había hecho Dios o la vida misma a su hijo?

La sentencia del juez dictaminó, que el caso de las muertes en aquel campamento religioso en los límites de Nockfell, le daba el beneficio de la duda a la familias de las víctimas para recibir la indemnización correspondiente por los daños y prejuicios sufridos. Además, el testimonio de Travis Phelps y un par de chicos más sería de vital importancia, para decidir que el campamento efectivamente sería cerrado permanentemente. Los tutores de dicho establecimiento serían enviados a juicio por diversos cargos de abuso de poder, daños y violencia de todo tipo ejercida en sus prácticas educativas y doctrinas religiosas, y además, los jóvenes que habían atentado contra la vida de las víctimas también irían a juicio. En el caso de los mayores de edad, muy seguramente terminarían en prisión, y en el de los menores infractores, serían puestos en custodia dentro de alguna organización perteneciente al estado que les proporcionase un acompañamiento adecuado, para luego llevarlos a juicio por los crímenes cometidos una vez cumpliesen la mayoría de edad.

Travis suspiró cuando escuchó la sentencia, y agradeció en el fondo de su torturado corazón, que quienes debieran pagar por lo cometido finalmente lo hicieran. Pidió paz y un descanso eterno a las almas de los chicos que no pudieron tener justicia a tiempo en sus casos, y rezó agradeciendo a los factores de la vida y las personas buenas que lo acompañaron, para encaminarlo a tiempo y lograr que hoy en día, hiciese lo correcto.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora