Capítulo cinco

108 17 3
                                    

El día jueves, Sesshomaru no asistió a clases, por lo que Rin tuvo que hacer su repaso de la semana con Koga, quien debía turnarse para bailar tanto con ella como con Kagura.

-Sabía que terminarías espantando a Sesshomaru- comentó ella mientras Koga bebía agua-, seguramente no vino a clases porque no tolera bailar contigo.

-Eso no es verdad.

Rin la miró de reojo.

-Niña, Sesshomaru es campeón nacional, obviamente no va a querer a una principiante como tú.

-No importa que yo nunca he ido a una competencia: él dijo que podíamos ganar.

-Si decide no ensayar contigo, dudo mucho de que puedan si quiera clasificar.

Rin decidió guardar silencio, ya que discutir con esa chica no le traería nada bueno. En cambio, decidió buscar su teléfono cuando la maestra les dió un pequeño descanso para saber como estaba su pareja de baile. Si él había enfermado, entonces ya no iría al club de danza porque no quería pelear con Kagura otra vez.

-Soy Rin, tu hermano me dio tu número en el almuerzo. Estás bien? No enfermaste por comer mucho ramen instantáneo?

Al cabo de un par de minutos, Rin obtuvo una fría respuesta.

-Estoy bien.

Rin no pudo evitar sentirse triste: a veces sentía que podía llevarse bien con él, pero otras veces era como si Sesshomaru quisiese evitarla a toda costa. Desconocía porqué él se comportaba de aquella forma, pero comenzaba a sospechar que quizás lo que su amiga le había contado de él podría ser cierto.

Ella estaba siguiendo cursos de especialidad en psicología y aquella semana les habían enseñado que el impacto que el apego puede tener en los niños es fundamental porque puede tener un gran efecto a lo largo de la vida. De ser cierto que la señora Irasue no tomó en brazos a su hijo por casi un año, entonces podía comprender porqué él era tan poco sociable con los demás.

-Sesshomaru, ¿no quieres que hable con tus profesores para ir a llevarte tus tareas?

-No.

La verdad era que Sesshomaru no tenía ganas de ver a Rin. No le desagradaba, pero verla era como un recordatorio de todo lo que tenía que hacer y que no le gustaba. Sabía que ella no tenía la culpa de nada, pero después de discutir con su madre, no le apetecía ensayar en el club de danza y quería descansar un poco de aquello durante el día.

-Vas a quedarte en casa solo por hoy- anunció su madre mirándolo con molestia mientras tomaba su bolso para ir a trabajar-, no me importa que me odies, pero vas a ir a la escuela mañana y a ensayar el fin de semana. Tú... eres muy joven para comprenderlo, pero todo lo que hago es por tu bien, hijo.

Sesshomaru solo la miró en un profundo silencio. No quería volver a discutir con ella, porque no era agradable ver su rostro triste, su mirada llena de decepción y sentir que aquellas emociones eran por su culpa.

Recordó que cuando era niño y ella le llevó a su primera clase de ballet, le preguntó si quería hacer a su mamá feliz y Sesshomaru siempre había querido verla sonreír: a pesar de todo, era su madre y claramente quería hacerla sentir contenta y orgullosa.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora