Insolite - 𝑝𝑐𝑦. 𝑑𝑘𝑠 𝅄

ཋྀ | Capítulo tres.

ChanYeol miró de reojo al más bajo.

Mientras conducía hasta el trabajo en el que ambos compartían, sus manos picaban por la repentina necesidad de tocar al hombre que estaba a un lado de él; sentado en su auto y reemplazando su olor por un aroma a brisa fresca y tierra húmeda. Si cerraba sus ojos, podría sentirse perdido en medio de su atrapante bosque.

Las cosas entre ellos no siempre habían sido así de difíciles, bueno... un poco sí, pero él intentaba no llegar hasta ese punto, pero fracasaba claramente en su "misión". Más que detestarlo por lo altanero, jodido y bruto que era KyungSoo, su lobo en vez de odiarlo por no tener comparación con la docilidad de un sumiso omega, era algo que le excitaba y generaba intriga por los extraños sentimientos que siempre le afectaron al estar cerca de él.

¿Sería muy loco decir que ChanYeol quería besarle para callarlo cuando predecía una discusión?

Aún podía recordar aquellos días de secundaria, en los que ninguno de los dos podía estar en el mismo lugar sin pelear tal como "Tom y Jerry", pero luego se encontraba buscándolo desesperado por la cafetería para apreciarlo desde la lejanía. KyungSoo en aquellos momentos era una persona radiactiva; si te mantenías a su lado mucho tiempo, podría matarte.

Y era gracioso cuando sus lobos se gruñían mutuamente, pero en el fondo se necesitaban tanto como respirar.

Qué irónico haberse reencontrado cuando ambos se postularon en el mismo trabajo.

― ¿Hola? ¿Tierra llamando a ChanYeol? ― Miró al frente, viendo como había detenido el auto a un costado de la calle, dejando el paso a los demás coches ―. ¿Por qué carajos te detienes?

No pudo evitar mirarle, de querer transmitir con aquel simple acto el tsunami que inundaba todo en su interior, con reproche por mover los cimientos de sus pensamientos.

Apretó el volante con fuerza, intentando respirar cuando su lobo peleaba por obtener el control.

― ¿Cuándo te detendrás? ― Sus zafiros parecían un degradé del rojo vivo a un rosado pastel, la pureza cayendo en una profunda perversidad ―. ¿Quién mierda te crees para meterte tan dentro de mi mente?

Algo pareció activarse dentro de KyungSoo, porque sus grandes ojos parecieron chispar, el dorado tiñendo su oscuridad.

El aire iba decayendo con cada segundo, y la pesadez parecía poder cortarse con el filoso cuchillo que se clavaba continuamente en ambos corazones. Los latidos fuertes aturdían sus oídos, y su vista se desenfocaba.

Todo pareció esfumarse tal cual espuma al momento de sentir una pequeña mano picando su hombro. Se vio así mismo en la misma posición que su ensoñación, a diferencia de que KyungSoo ya había salido del auto.

― ¿Saldrás? Llegarás tarde. ― Al decirlo, fue dando unos cuantos pasos hasta la entrada, dejándolo totalmente aturdido por su buen trato, cuando antes ni siquiera se hubiera tomado la molestia de ayudarlo.

Lo vio a lo lejos, sonriendo a sus demás compañeros de trabajo, haciendo unas cortas reverencias a la par que sus labios se despegaban del otro, pestañando con lentitud y una presencia que expresaba total seguridad a su entorno, siendo hipnotizado al observar como mojaba sus labios al sentirlos secos.

ChanYeol trató de recuperar la compostura al sentirse extrañamente sofocado, normalizando su respiración, a la vez que se pasaba un pañuelo en la frente para quitar el sudor acumulado en su frente y cuello. Se observó así mismo través del espejo delantero, y notó su piel algo rojiza. Le restó importancia, pero cuando hizo el amague de levantarse de su asiento, una cosa llamó su atención.

Sus ojos lentamente se dirigieron hacia su entrepierna, donde se hallaba una gran erección, la cual tenía la apariencia de una tienda de campaña. Ésta sobresalía de sus pantalones de chándal.

"¿Qué carajos?", fue lo único que pudo pensar.