15. Te contaré cuál es mi mayor gusto culposo, por favor guarda silencio.

12 1 0
                                    

- Hannah, tu... ¿En verdad no tienes ese tipo de relación con él? -cuestiona Russo.

Ella solo asiente con indiferencia.

- Me decías que solo son buenos amigos pero, si es del tipo de amigo con el que has estado viniendo a tu apartamento desde la semana pasada, me haces dudar de nuevo.

- ¡Qué demonios, Russo! -exclama- Te digo que solo es un maldito amigo con quien he tenido charlas cuando más las necesitaba, él me extendió su pañuelo y me dio un espacio donde podía hablar tranquila -dijo con rabia- además, no te debe de importar mis otros amigos, es mi problema.

- Pero ese era mi papel, no hay necesidad de que alguien más lo ocupe y es imposible para mí ignorar el hecho que puedes correr peligro si te enredas con personas peligrosas -habló moviendo su cuerpo un poco más cerca donde estaba la chica.

- No me hagas reír, no ibas a pretender que siempre fuera esa pobre niña que salía corriendo en llanto -dijo con sarcasmo- encima, me vas a decir que todo estaría normal entre los dos, habiéndonos besado de esa manera, contesta -demanda.

Cada palabra lanzada con ironía, sarcasmo o ira, solo expresaban su dolor pero aquel imbécil sentado en el suelo parecía tener un reluciente escudo que repele todas sus indirectas.

- ¡Si, estoy seguro que todo estaría normal! Incluso si te beso ahora, no pasaría nada porque no hay manera que yo, Adriano Russo te vea como una mujer -mencionó por el momento, pero ¿Cuánto más tenía que aguantar Hannah? Todo esto era de la mismísima mierda.

- Detente -demandó-. Recuerdo a la perfección todo el discurso sobre el amor fraternal que me tienes.

- No niñita, escucha atenta, tu eres como mi hermanita menor y yo tengo la necesidad de cuidarte y protegerte de todo los imbéciles que quieran hacerte daño, empezando por el mayor de todos, quien te hizo llorar de aquella manera. Hannah yo tengo una deuda con tu padre, solo quiero darte todo el apoyo que tu necesites y que sepas que - ¡Esta bien, ya entiendo! -interrumpió la chica.

- Listo, ya que pretendes que nada sucedió y puedes actuar bastante normal y además, esperar que vaya a ti para desahogarme. Seguiremos jugando con la misma basura de siempre.

-¡Hannah! -grita Russo.

- Déjame seguir, se supone que yo te cuento todo y tu me consuela a medias. Después de todo, esos amigos pocos fiables que tu dices, me han dado más calor que cualquier otro.

Hubo un silencio entre los dos, ambos estaban alterados y nerviosos. Sus corazones iban demasiado rápido para estar tranquilos e inmóviles.

- Entonces yo he perdido mi tiempo y mi afecto en ti -dijo Russo con una mezcla de rabia y dolor, Hannah no respondió para nada.

- No deberías de sorprenderte mucho, después todo soy una persona y también deseo ese calor abrumador que sientes cuando juntas tu cuerpo con alguien. De seguro sabes de qué hablo -sonríe pero con amargura.

- Eso y aquello son dos asuntos diferentes, Hannah esas relaciones son vacías y no te ayudan en nada -dijo Russo acercando su cuerpo hasta la chica, quedando cerca de sus piernas.

La visión de Hannah, el tener de ese hombre a la altura de sus piernas mientras la miraba con tanto desconcierto en sus ojos la ánimo aún más a atormentar su perfecta postura-. Para mí me basta ese tipo de relación, vaga e instantánea pero que puede por momentos hacerme olvidar ese amor no correspondido que he tenido por cuatro largos años.

Russo no supo que decir, solo la miró sorprendido y justo así lo quería Hannah, que su atención quedará totalmente en ella.

- Me di cuenta de mis sentimientos por él, apenas me graduaba del instituto pero no bastó mucho para saber cuán imposible sería al enterarme que recién había conseguido una novia, lo que me llevó a ser consciente de... -respiro profundo- su profunda relación y compromiso con mi papá. Me tocó fingir toda esa basura de quererlo como mi familia cuando en verdad envidiaba a su novia -dijo para quedarse en silencio.

Los dos estaban en silencio, quietos sin dejar de mirarse. Afrontando todos los sentimientos que les venían- Siento que este amor me ha vuelto alguien perverso, no sólo siento envidia hacia ella sino hacia mis mejores amigos y su posibilidad de estar juntos. Quizás por eso he actuado tan egoísta y he interferido entre ellos.

- Han, tu acaso... ¿hablas de mi? -preguntó con la mínima esperanza de haber supuesto mal, la chica se apartó de él.

- Si, maldición. Habló de ti y las ganas que tengo por besarte, amarte y entregarme a ti. Ese es mi mayor gusto culposo.

Se levanta del sofá, ya lo había dicho y sentía que su valentía no llegaría a tanto. Conocía la respuesta así que no la necesitaba, por eso fue hasta su puerta y la abrió con el fin de que entendiera de una vez por todas, quería estar sola.

- ¿Qué significa eso?

- ¡Ya me cansé de tener que explicar todo dos veces! Solo significa que quiero que te vayas, por favor -menciona parada al lado de la puerta, Russo la miró desbastado-. Lo diré por si acaso, una vez salgas de esta puerta, nunca más nos cruzaremos o hablaremos, quizás te duela o te sientas traicionado pero está es la última petición egoísta que te haré -dijo y sucedió lo que no quería, empezó a llorar.

- Hannah, no puedes pretender que me marche viéndote en este estado. Dejame quedarme unos minutos más, darte un abrazo y -dice caminando a la dirección de la chica, ella lo detiene con sus brazos extendidos.

- ¿Y qué más? -traga saliva- Yo deseo mas de ti y tu, solo serás indiferente a ese sentimiento. Por esto es mi petición ¡No puedo con tu amabilidad, con tu gentileza! Me es imposible aceptarla sin deseos ocultos, sin darme esperanzas ¡Ya basta! ¿Qué pretendes? -protesta en llanto.

En un imprevisto, tomando con las defensas bajas, tira del brazo de la chica y la atrapa en un abrazo, e intenta zafarse pero no puede.

- Solo vete, no quiero hacer mayor drama de todo esto -dice en sollozos.

- No me iré hasta aliviar tu dolor. Vamos, cariño mio no llores más, me partes el corazón -dice limpiando su rostro con delicadeza, sintiendo que la chica se podría quebrar, soportando el dolor que le daba ver a Hannah así.

- Eres muy malo conmigo, no me trates con dulzura ni me des esa mirada de compasión -mira al hombre que la retenía, sus miradas volvían a conectar y todo parecía congelarse alrededor de ellos, sus corazones sincronizados y respiración rápida, no tardó mucho antes que sus labios volvieran a estar juntos.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora