17. Los tres mejores amigos de infancia (Parte II)

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Dos meses parece ser demasiado tiempo cuando esperas por algo, y también parecen ser poco los días cuando tu mente se pierde. Después de todo la vida sigue...

Hannah los había citado en el bar restaurante cercano a la universidad, era un espacio agradable con música en vivo de bandas donde se podía bailar, tomar, comer y hablar en la azotea, generalmente esa zona se volvía desierta ya que abajo se lograban entretener.

Miraba su celular ansiosa, tenía un tiempo sin verlos y tampoco había recibido confirmación de ellos, solo estaba ahí por su confianza hacia ellos. Ya no tendría más planes después de hoy, así que estaba nerviosa por lo precisa que tenía que ser para dejar un tiempo a solas a Chase y Alexander.

Tal cual como lo planeo, bajó apresuradamente las escaleras y se mezcló entre la gente. Solo daría unos minutos. El primero en llegar fue Chase, sus manos sudaban pero quería estar ahí y escuchar la música de abajo mientras el frío viento soplaba.

Pronto Alexander llegó, los sonidos de sus pasos llevaron los ojos de Chase ante el pelinegro sereno. Ambos se miraron como si su tiempo se hubiera vuelto a andar después de mucho, el palpitar ansioso de sus corazones y las mariposas volando en desorden dentro de sus estómagos, hacían que sus palabras se atropellaron al salir.

- Ho... ¡Hola! -exclamó Chase, mirando de reojo a su amigo.

Alexander asintió en forma de saludo, seguía admirando a su chico ahí frente de él, dándose cuenta que no importa que sean dos semanas o dos meses, Chase siempre se verá hermoso ante sus ojos.

Suspira- ¿Dónde está Hannah? -inquiere apartando su mirada del rubio y reparando el lugar. Chase se encoge de hombros, sabía poco o nada de su amiga.

Habían pasado dos meses desde la última vez que la vio, quizás fue la vergüenza del show que había montado que lo llevó a evitar a la chica mientras que para Alexander era la necesidad urgente de alejarse de todos.

Estaba intentando borrar su amor hacia ese chico de ojos risueños y labios tentadores. Pasaron varios minutos mirando hacia abajo, la gente pasaba como si nada mientras ellos sentían que pronto morirían.

- ¡Hola chicos! -exclamó con euforia Hannah, traía consigo tres botellas de cerveza aunque parecía ya tener varias encima-. ¿Qué les parece una tregua? -extiende las bebidas, ambos chicos sonríen y la toman.

Sin decir mucho se sentaron en una banca, Chase, Hannah y Alexander mirando la puerta que daba hacia las escaleras mientras que abajo una banda toca rolling in the deep. Los bajos de la batería, el coro potente y la voz de la cantante animaron a Hannah.

Como un acto solemne, tomó un sorbo de su cerveza e inhalo para soltar un gran suspiro- Les voy a contar mi gran gusto culposo -soltó antes de que llegara el coro de la canción, justo cuando había empezado el interludio.

- ¿Huh? -inquirió Chase un poco desorientado. Hannah lo ignoró, la canción era perfecta y ella ya estaba borracha. Todo indicaba que era el momento.

- Yo me enamoré del mejor amigo de mi papá, quien a su vez, es mi profesor de mecanismos del cerebro la cual desaprobé -ríe- y sin dejar a un lado, es un hombre a punto de casarse... literal -dice con un amago sonrisa.

- Hannah... -dijo Chase, Alexander permanecía en silencio.

- Además, tuve sexo con él -tomó otro trago de su cerveza-. Amar duele mucho.

- Ni me lo digas -dice con sarcasmo Alex, ya llevaba más de la mitad de su cerveza.

- Me sentí vulnerable e inquieta... -susurro- ¿Quién le hizo la playlist a ese grupo? -indaga con curiosidad Hannah, soltando una carcajada. No lograba entender cómo habían pasado de Adele a Doja Cat.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora