18. Ruega, amor

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Justo cuando estás por perder a alguien, lo sabes, no falla o te equivocas. Chase comprobó que su cuerpo se estremecía con la forma en que Alexander deslizaba la mano por su espalda, los jadeos entrecortado de ambos y esos deseos insaciables de querer estar juntos y solos.

Pero... no podía corresponderle, no como Alexander quería, no mientras algo dentro de él lo agobiaba con aquella culpabilidad inexplicable que le hacía que una parte de él rechazará a Alexander y toda muestra de amor de este hacía él.

De repente ambos se separaron, sus respiraciones aceleradas y sus labios rojos- Maldito alcohol -maldijo Alexander.

Chase apartó su mirada, las palabras que Alexander quería escuchar no lograban salir por más que quisiera pero no quería perderlo- No te vayas, por favor -pide.

- No seas egoísta, Chase Walkers -dice con la voz entrecortada.

- Por favor -sabía que era una petición egoísta pero también era lo único que podía dar en el momento-, quédate junto a mi como antes, así no sentiré ese miedo aquí -señala su pecho.

- Te quedas con Hannah, no estarás solo -menciona dulcemente Alexander-. No hay un "como antes", ya no.

Niega con la cabeza- No hay forma de que otro ocupe tu lugar -sus sentimientos ahora que los sabía, se desbordaba entre sus palabras.

- No ruegue, amor -dijo Alexander acariciando la mejilla de Chase. Se alejo definitivamente y quizás para siempre, así lo decidió y seguramente era lo mejor para ambos.

Chase es un niño egoísta y él un niño cobarde, no había forma que tal pareja combinará además ambos eran hombres.

- Está llorando, seguramente -dijo Hannah en las escaleras para ir al primer piso, se había asegurado de que nadie interrumpiera y tampoco que la vieran.

- ¿Escuchaste todo? -indagó Alexander un poco sorprendió por la presencia de la joven, se había olvidado de ella por completo.

Hannah asiente-, ¿Qué te parece el beneficio de la duda? Nadie ruega de esa forma por cualquiera -dice sonriendo, coloca su mano en el hombro de Alexander-. Nunca supe que te escribió Chase en esa carta pero quien sabe... quizás sean sus verdaderos sentimientos.

- Hannah... -justo como lo suponía, su cabeza estaba hecha un lío- cuidalo, por favor.

La joven afirmó con su cabeza y dejó la entrada para encontrarse con Chase, mirando hacia la entrada de nuevo. Respiro profundo y tomó al chico, este reaccionó y miró con tristeza a su amiga.

- ¿Que se supone que haga ahora? Siento que no voy a poder, perderlo es horrible pero no puedo darle lo quiere... no puedo -dice sin ánimo.

- Mhmn... -miró a Chase y luego la entrada- ¿Qué quieres hacer? -sonríe.

Chase suspira- Se supone que pregunte porque no sé qué hacer ni mucho menos que quiero hacer.

Hannah ríe- Sí quizás me fueran preguntado eso hace un mes, hubiera dicho que quería sin duda detener esa maldita boda pero hoy me da igual o casi igual, por lo menos hoy no estoy bebiendo por ellos sino por usted.

- ¿Cómo hiciste?

- Si quieres te llevo con mi amigo, me ayudó bastante -dice mientras bajaban, lo más sano sería ir a su apartamento y pasar el momento juntos.

- Suena como una secta -dice desconfiado.

- ¡Claro! La secta del doctor Campbell y sus estudios en psicología y otros más que no recuerdo ¿Te parece el nombre? -ambos se miran y ríen.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora