20. El verano de mis trece años / Chase Walker

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- Mamá... ¿Es necesario que yo esté ahí? -dije ocultando lo mejor posible mis nervios latentes.

La mujer frente a mí, aprieta mis mejillas- ¡Auch! -me quejé por el dolor.

- Si, es muy importante para mí que estés a mi lado, es ¡mi fiesta de compromiso! -exclama con euforia, ahora soy yo quien sonríe. Me era imposible negarme a asistir pero del mismo modo, me quedaba de piedra al pensar que podrían haber demasiadas personas... me causa terror no saber qué hacer-. No lo pienses mucho, miralo de esta forma, hazlo por tu mamá que es tu única familia -dijo sosteniendo mis manos, su toque es cálido como siempre.

- Está bien, está bien -dije resignado, además ya solo me faltaba acomodar mi corbata para estar completamente listo.

Si tengo que hacerlo por ella, entonces valdrá la pena. Ella es Emma Walker, mi madre, quien me crió y educó sola y aunque al principio tenía la ayuda de mis difuntos abuelos, al final solo quedamos nosotros dos... hasta hace cinco meses atrás donde apareció James.

- Animate, vendrá Alexander Clarck -rie. No podía negar, la noticia me alegraba y me animaba a ir.

Después de todo Alex, es mi amigo de infancia y sin que nadie más lo sepa, para mí es otro pedacito de mi familia.

Después de esa charla, Emma y yo estábamos totalmente listos y de acuerdo con iniciar la ceremonia de compromiso. Se había decidió entregar a la novia, obviamente ese sería yo y además, se contaría con unas palabras de James y por último, pediría su mano. Todo conllevaba estar en el círculo de atención y por supuesto, tenía demasiado nervios y miedo en hacerlo mal.

Sonó la música de fondo, la melodía del piano clásico que estaba en el salón que daba hacia jardín, le inspiraba impaciencia. Emma comenzó su marcha junto a mi, sonriendo y saludando a unos cuantos mientras yo empecé a buscar a Alexander con mi mirada.

- Emma, Chase, estoy muy feliz -dijo James en cuanto llegamos hasta donde él, pidió la mano de mi mamá y empezó su discurso. Todos parecían estar complacidos pero yo seguía inquieto, quizás celos de hijos o nervios de niño asustadizo.

James me parecía un buen hombre , elegante y educado, bastante gentil y trataba con mucho amor a mi madre pero gracias a mi abuelo Daniel, la desconfianza hacia quienes pretendían a mi madre había aumentado. El recuerdo acerca de las advertencia de Daniel sobre la cantidad de interesados en la herencia de mi mamá irían en aumento una vez hayan muerto mis abuelos... siempre se ha mantenido en mi mente.

- ¡Que vivan los futuros novios! -gritaron al unísono todos, causando que diera un leve salto del susto. Logrando disimular aquello, sonreí forzado para darle mis felicitaciones mientras en mi mente, rezaba porque aquellas palabras solo fueran desconfianza mía.

Más adelante, la fiesta había comenzado y las personas, como lo había predicho, estaban atumuladas en el salón y unas cuantas permanecían en el jardín principal. Deseaba irme, Emma mentía sobre estar a mi lado ya que en cuanto entregue su mano, ella desapareció de mi y seguía sin encontrar a Alexander, sin mencionar que Hannah no estaba en la ciudad.

- ¡El peor castigo! -murmure con pesadez, quería irme cuanto antes pero no sabía que inventar, además se lo había prometido a Emma- ¿Que hago? -musité mirando hacia al frente y la cantidad de gente delante mio.

- ¿Por qué te obligas a estar aquí? -indaga Alex apareciendo de repente, doy un salto del susto que me causó y el rie malicioso- nunca me cansaré de hacer esto -dijo apenas se terminó de reír.

Ruedo mis ojos con fastidio, Alexander siempre había encontrado la forma de molestarme, ya sean apodos o apariciones de repente, engaños o bromas... tenía demasiado ingenio para esas cosas.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora