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El día había transcurrido con rapidez. Ya se había hecho tarde y ambos tenían que regresar a sus respectivas casas.

Así fué, cada quien pisó su hogar.

Romer subió las escaleras cómo de costumbre, recorrió el pasillo para llegar a su habitación, entró a esta y se recostó en su cama para poder descansar un poco. El castaño estaba viviendo en sus sueños, pensamientos y en todos los lugares habidos y por haber.

La puerta se abrió de golpe, interrumpiendo la paz mental que había tomado.

—¿Cómo te fué con él?—Era Carlos.—Por cierto... Nuestros padres regresan mañana, ¿Se seguirán viendo?

—Me fué bien, y sobre lo de nuestros padres... Si, lo seguiré viendo, aunque solo un poco, estoy seguro de que tarde o temprano empezarán a sospechar.

—Y aquí es donde te ayudaremos... Podemos salir los tres y tú irte con tu amigo, que por alguna razón no se su nombre.

—Se llama Oscar... Oscar.— Dijo con una sonrisa en su rostro.— Si podemos ir los tres, es más razonable.

—¿Que te hizo ese chico? Te ves muy perdido con solo su nombre.— Bromeó el menor.—¿Tan atractivo es?

—Podría decírtelo pero no sé cómo puedas reaccionar...—Soltó una pequeña risa.

—Yo que tú pensaría eso de Mark, es el único que reaccionaría de mala manera o simplemente no diría nada pero no le agradaría.—Hizo una pausa.— Igual no te preocupes si no quieres hablar de eso, tu amistad se escucha linda.

—Está bien, creo que cuando estoy con el confundo demasiado mis sentimientos, todo es cómo una mezcla de emociones, siento que se ha vuelto en un pilar de mí, y talvez siento que necesito más que amistad... Pero cómo dije, siempre confundo mis sentimientos cuando hablo de él, igual si eso pasa se que no soy capaz de poder decirle, talvez el reaccione de otra forma...

—¿Me estás diciendo que tienes dudas de que sientes más que amistad pero no le piensas decir por qué te da miedo?—Romer asintió.— Está bien, entonces... ¿Estás seguro que tienes miedo a eso o en realidad le tienes miedo a mamá?

—Ambas... Sabes cómo es ella, ella simplemente me encerraría en la casa de por vida o me mataría con sus propias manos al saber que Oscar es de “clase baja.”

—Muy jodido si estás, pero por eso te voy a ayudar. Mamá debería de ententender y no dejarse llevar por las ideas conservadoras de nuestro amado y querido padre.

—Y también por eso hablé con Oscar y decidimos no vernos tan seguido.

—¿Mañana irás el pueblo?— Romer le asintió.—Te acompañaré para que mamá no lo vea extraño. Le diré a Mark que nos acompañe si quieres.—Le Intentaba dar confianza.

—Tu y él ¿Desde cuándo son tan amables?—Soltó una risa.

—No lo sé, tal vez desde que supimos que te gusta un chico de clase baja que es “atractivo” para ti.—Bromeó Carlos.

—No me gusta.

—Cuanto apostamos a que en menos de un mes se besan.—Bromeó.— No creo pero igual quiero apostar.

—Ya lo hizo...—Dijo lo más bajo que pudo pero su hermano escuchó, los ojos del menor parecían que iban a salir en cualquier momento de lo abiertos que estaban.

—Me esperaba todo menos eso.—El menor estaba riendo.—Ahora ¿Me estás diciendo que aparte de enamorarte de una persona que conoces hace días también lo besaste?—Preguntó entre risas.

—No me gusta... Y ¿Quien te dijo que lo besé?— Se podría decir que se había descubierto solo.— Nada te asegura que fué él.— Intentó arreglar la situación pero los nervios no le ayudaban.

—¿Seguro que son solo amigos?

—Si. Ya cállate.—Rió bajo.—Solo es mi amigo, no te ilusiones.

—Claro, un amigo el cuál confunde tanto tus sentimientos que hasta dudas por ellos y aparte lo besas.—Soltó una pequeña risa.— Y ahora, tienes que dormir para que mañana vayas a ver a tu “amigo.”

—Si, lo que digas. Hasta mañana.

El menor se fué, dejando a Romer en su cuarto oscuro y frío.

¿Cómo es que pudo contarle de la existencia de Oscar a sus hermanos?

¿Cómo es que le tuvo tanta confianza a su hermano menor para hablarle del beso y de sus sentimientos hacia un chico?

Se sentía extraño. Para ser una familia de ideas conservadoras su hermano había reaccionado de buena manera.

¿Acaso él lo había sospechado?

¿Tan obvio había sido?

Después de pensar tanto en la reacción de su hermano. Los pensamientos cambiaron repentinamente a esos ojos verdes que tanto le gustaban. Si, Oscar, ese chico había regresado a su mente y quedarse ahí el tiempo necesario. Cómo si intentara decirle:

Podrías aceptarme de una vez? Deja de negarme tanto, sabes lo que quieres pero intentas ocultar y te confundes aún más”

Todo eso era efecto de su propia mente en un intento de poder aceptar a Oscar.

—¿Te gusto?¿Tu también estás confundiendo tus sentimientos por mi?—Preguntó al aire. Cómo si Oscar estuviera del otro lado de la puerta para poder escuchar lo que decía.—Dijiste que no pasaría nada, entonces ¿Por qué siento esto por ti? Me estás confundiendo con solo pensarte, tal vez si me dijeras que sientes... Podría expresarte esto y no tendría miedo. ¿Estoy enamorado? ¿De un hombre?— Para este punto el pequeño Romer no tenía ni la mínima idea de lo que decía, solo lo pensaba en voz alta.—Eres tan...¿Perfecto? No lo sé, me generas tantas cosas y ni siquiera lo sabes, tengo miedo a ser el único que tiene estos sentimientos...

Para su suerte y desgracia, Oscar se sentía igual, solo que había una pequeña diferencia... Él si sabía que quería y también sabía que los sentimientos que tenía el hacia Romer no eran de amistad. Lo que en realidad lo mataba era el si sus sentimientos no eran correspondidos.

Ambos adolecentes dudando de que su amor no fuera correspondido, sin saber que eran almas gemelas, sin darse cuenta de cuando ni cómo, todo era dudoso, y justo por esa razón, se verían en el pueblo. Oscar con la idea de confesar sus sentimientos hacia Romer y Romer con la idea de decirle que no sabe que pasa con esto pero que no quiere una amistad.

Romer estando lleno de inseguridades, había podido apartarlas un poco para poder darse cuenta de lo que quería, no estaba seguro al cien porciento pero tenía una pequeña idea.

Amor de otoño.  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora