Capítulo 103: Desesperación

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Al rechazar su propuesta una expresión sombría se vio notar en mi hermana, quien concentrando un fuerte brillo en su puño derecho fue a conectarlo contra mi cara, y a pesar que puse mi espada en medio directamente la atravesó en mil pedazos hasta golpearme en uno de mis ojos y yendo directa contra el suelo. Asimismo trataba de levantarme pero fui recibida de lleno por otra patada alta que me envió al cielo, y temerosa llegué a observar un gran puño de luz gigantesco que me impactó contra el suelo casi sin hacer nada habiendo un gran cráter, con ello parte de mis huesos se habían roto con relativa facilidad, llegando a escupir sangre.

--¿Planeas rechazar mi oferta? Eres tonta niña, Izanami ya ha recuperado todo su poder y como cazadora divina no puedes seguir ya que no hay nada que proteger, ¿o seguirás bajo tu tonta creencia de tus seres queridos? Al final te has vuelto más débil que una mosca, pero ni tú misma puedes llegar a protegerlos.--Atinó a decir mi hermana activando su cuchilla luminosa y yendo hacia mi cuerpo para matarme de una vez, pero enseguida reaccioné con tremenda habilidad y reparando a Kusanagi realicé un tajo horizontal con el fin de frenar el avance de la muchacha, oponiendo levemente resistencia debido al cambio de fuerzas.

--Yo...eso no es así, mis creencias no son tontas, son fuertes. Kanae, Shinobu, Hanae, Kanao, las niñas, mis amigos del equipo, los otros cazadores divinos... hay muchas vidas que proteger, tú no lo entenderías Amithya. No sé lo que te ha llegado a pasar para que sufras de esa manera, pero si lo intentas una y otra vez puedes alcanzar la victoria, y a mí me ha pasado. Diosa de la luz y la esperanza, en este momento...¡voy a derrotarte! Aliento Solar sexta postura: Espíritu Solar.--Exclamaba con suspicacia cerrando los ojos y concentrando mi respiración para calmar el dolor y cerrar mis heridas poco a poco, por lo que ahora podía moverme con más libertad. Así un gigantesco espíritu en llamas salió de mi cuerpo y de un simple corte diagonal hubo una gran explosión por el tajo al mismo tiempo del ser gigantesco, y con eso suspiraba de alivio. No obstante abrí los ojos con sorpresa al notar que mi enemiga había detenido al gigante con la punta de sus dedos sin mostrar una fuerza gigantesca, lo que me hizo tragar saliva.

--Kaede, te conozco mejor que nadie y aunque hayas cambiado tus fortalezas, te has vuelto más frágil que antes. Tu antigua actitud te daba unas posibilidades de ser la más fuerte, pero ahora solo eres una más del montón, una semidiosa estúpida que cree hacer todo bajo el poder del amor y la amistad, patético. En primer lugar dejas abiertos muchos puntos débiles, y enseguida te derrotaré de un simple golpe.--Reaccionaba la pelinegra apuntando con su dedo índice en un pequeño brillo luminoso a mi estómago, pero que con sólo rozarme me había hecho escupir sangre y quedar arrodillada, soltando mi espada en el proceso. ¿Qué había hecho para hacerme tanto daño? Ya ni mi regeneración me curaba, acaso...¿ella ha golpeado mi punto vital con una fuerza misteriosa y ha bloqueado mi regeneración automática?

--Maldita sea...esto duele...aún así debo seguir atacando, debo...--No me dio tiempo a terminar ya que ella había conectado un uppercut en mi barbilla hasta hacerme retroceder unos metros debido al golpe, y a pesar de que estaba levantada todo ataque que hacía se sentía como si golpease a mi corazón, un daño tan mortal que me dolía por todo el alma, de verdad que esta diosa tenía algo que yo no sabía, ¿pero el qué? ¿De verdad podía vencerla? Solté un escupitajo a un lado de mi propia sangre y apretando fuertemente el mango de Kusanagi me deslicé hacia ella conectando un corte circular liberando cuchillas solares en dirección rotatoria esperando realizar algún tipo de daño en la usuaria de la luz, pero ella ni siquiera se inmutó, ni siquiera había pensado en esquivar.

--Soy la diosa de la luz hermana, no olvides que al igual que tú soy la hija de Amaterasu, por tanto son simples cosquillas para mí, lo mismo con el fuego del sol o el propio calor, incluido el fuego del infierno. Si quisieras hacer algo sería únicamente el unirte a mí o morir, pero sé que vas a rechazar la oferta de nuevo, no tiene caso que intente convencerte una y otra vez, eres demasiado persistente.--Levantaba la mano mi antigua maestra invocando una cuchilla luminosa mientras todos los ataques que había ejecutado no habían traspasado su piel, sino que se habían desintegrado al instante, lo que me hacía suponer que debía usar un plan b. En el momento que ella atinó a bajar su brazo pisé fuertemente el suelo con mi pie derecho y así realizar una voltereta que le permitió enterrar dicha arma en el suelo sin ningún problema, dando espacio para usar mi nueva estrategia.

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