Capítulo 104: Determinación

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Bajaba la cabeza dejando de llorar sin alternar palabra. La diosa me miraba con cierta risa burlona que me hacía ganas de querer matarla, pero mi cuerpo apenas se movía, ni podía enfrentar miradas, por ello con todas las fuerzas me dirigí a agarrar a Kusanagi, pero por alguna razón al intentar sostenerla la mano me empezaba a quemar y siempre era tirada al suelo, al menos había ocurrido cuatro veces, se supone que la misma me había aceptado y yo era su portadora debido al cambio, pero ahora no hacía nada. Mis manos temblaban, mi corazón latía cada vez más rápido y debido a mi fisiología humana me encontraba cansada y agitada, necesitaba descansar pero ahora...lo único que necesitaba era olvidar todo, ¿por qué la vida siempre me golpeaba cuando más era feliz?

--Ah sí se me olvidaba Kocho, no es posible usar a Kusanagi no Tsurugi porque es un arma divina, y ahora mismo eres humana. Mientras no poseas un mínimo de poder divino, es imposible que la logres usar, ahora mismo estás indefensa, deberías rendirte y aceptar lo sucedido, puedes morir aquí pudrida.--Me aconsejó la diosa sin más, y entonces recordé a todos mis seres queridos y la promesa que le hice a mis padres, ¿obtener un trauma? Eso no es así, Yoriichi me enseñó a pelear aún si no tenía poder divino, debo hacerlo por mis camaradas, y después de mi reflexión y mordiendo mi labio inferior envolvía mi pierna de hielo para dirigir una patada a su cara que de sorpresa la hizo caer al suelo. Ella me observó sorprendida, más mi mirada que no era de tristeza, sino de determinación, con la capacidad de superar todo lo que se me ponga en camino aunque no sea una diosa o una semidiosa, ni siquiera una semidemonio.

--¿Y qué más da que sea una semidiosa o una humana? Desde que nací he sido una mortal toda mi vida, serlo ahora no me va a entristecer, pero lo que me enfurece es que has jugado con las vidas de mis seres queridos, aún cuando ellos no te han hecho nada en lo absoluto, te abrieron las manos siempre. ¡Voy a matarte aunque me cueste la vida, te voy a enseñar lo que he aprendido siendo una simple mortal!--Le reprendí a la diosa envolviendo mi puño en hielo y usando "Golpe Invernal", una postura que si bien era efectiva siempre en una espada, fue ejecutada a través de un movimiento vertical golpeando desde la cabeza hasta el suelo habiendo una leve estela de hielo que la hizo retroceder por momentos. Amithya no lo podía creer, menos yo, ¡me enfrentaba a una diosa y la había golpeado dos veces sin ni siquiera haber dudado! ¿Acaso una humana podía enfrentar a una deidad? No, ella más bien se había sorprendido, pero tenía que mantener este ritmo o sería el fin.

--Ugh...mocosa malcriada, no está mal tu patético intento de estar en la cima, pero como una miserable mortal nunca llegarás a nada. Tanto tú como yo sabemos de lo que hablamos, y a lo que me refiero es que tu antepasado, Yoriichi Tsugikuni, a pesar de ser fuerte llegó a una mínima cantidad sin la capacidad de llegar a los dioses, lo mismo pasará contigo. Además, veo que tu espíritu ha bajado mucho, no puedes ser capaz de hacerme ni una herida letal, pero ya que estamos aquí...¡te destrozaré maldita ramera ex-semidiosa!--Comentó mi enemiga al instante en el que creaba dos cuchillas y a gran velocidad iba contra mí, pero al momento di un salto para esquivar dicho ataque veloz, aunque fue por suerte. Entonces di diversas piruetas envolviéndome en lunas crecientes juntando mis dos manos formando un tipo de martillo, en el que al caer todas impactaron de lleno hasta un perfecto golpe en la cabeza.

--Yo no deseo estar en la cima hermana, tampoco quiero la grandeza y no deseo ser una diosa, lo único que deseo es ser normal, estar con mi familia y amigos que quiero. Lo malo es que no podré volver al Paraíso siendo una mortal, es infringir las reglas, y la tierra ha sido destruida, pero puedo ir a la mansión donde he habitado en el otro Panteón. No obstante sé una cosa Amithya, y es que no te puedo perdonar por todo el daño provocado, pero quiero saber una cosa. ¿Para qué existes en este mundo?--Pregunté fingiendo ingenuidad, pero de verdad era un tono sádico que a ella le resultó curioso. Di unos pasos para estar más cerca de ella adoptando una táctica de batalla, acontecimiento que ella no pasó desapercibido y me apuntaba con sus cuchillas bastante molesta, su rostro daba mucho que pensar pero era normal por los tremendos golpes que le había ejecutado de manera sucesiva sin fallar, obviamente bastante débiles para la diosa ya que si pudiera usar a Kusanagi la habría podido eliminar de una vez.

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