Under The Oak Tree

Parte 23. Ermitaño

La respuesta de Lily Potter debió ser la incorrecta, porque su grito fue insoportable mientras que el hombre reía disfrutando del dolor de la joven.

—Muchos piensan en mí como un buen ermitaño—. Lo escuchó susurrar, se imaginó que le susurraba a la chica—. Pero nada bueno puede haber en una persona que ha vivido aislado del resto, se pierde cualquier grado de humanidad, nos convertimos en animales crueles ¿sabes algo, pequeña?— Cuestionó divertido—. Lo peor es que los animales no son crueles solo actúan para sobrevivir, mientras que los ermitaños como yo, lo hacemos por placer.

Draco observó al hombre, tenía el cabello sucio y bastante largo, pero eso fue todo, porque cuando volvió a abrir los ojos, estaba acostado sobre el sofá de su oficina.

Suspiró agradecido de que todo aquello hubiese sido un sueño desagradable, los ojos grises de su hijo le observaron, y sus hombros se relajaron cuando él despertó.

—Blaise dijo que habías dejado de tomar esto –le mostró el frasco con pastillas para dormir, y clara decepción en sus ojos.

—No soy adicto a ellas, solo las uso cuando realmente no puedo dormir—. Se estiró para arrebatarlas.

—Claro, papá—. Puso los ojos en blanco.

—Sí ¿a qué viniste?— Mamá me hizo prometer que intentaría tener una relación contigo, no quiere que te mueras solo, como un ermitaño.

La pronunciación de aquella palabra lo hizo estremecerse ante el recuerdo de aquel extraño sueño, observó por toda la oficina, solo estaba él.

—Viniste solo, sin tu madre.

—Ella no quiere verte nunca, si le es posible—. Se encogió de hombros.

—Y sin tu novia.

—Ah, me pelee con ella, no la he buscado en una semana, espero que con eso los ánimos se calmen entre los dos, mamá dice que ella ocupa mucho tiempo para pensar en las cosas—. Se encogió de hombros—. Pero vi que fue con sus padres de viaje a algún lugar del caribe.

—No deberías darle mucho tiempo—. Le comentó sujetándose la cabeza—. Nunca sabes cuándo otro tipo puede llegar hasta ella y aprovechar su momento débil.

—Solo alguien con poco autoestima haría eso para conseguir a una chica, ¿no lo crees? En todo caso, son mis problemas con ella, no te metas.

—Solo quería aconsejarte, para que no la pierdas, se ve que es una buena chica.

—Ahórrate tus consejos, nunca estuviste mientras crecía, ahora que soy grande y no necesito tus consejos porque me las arreglé solo como pude, quieres ser un buen padre—. Se burló Scorpius—. Te faltó poco para volverte un ermitaño, papá, así que mejor no te atribuyas cosas que no te van ahora ¿está bien?

—Por mí está bien, entonces ¿qué demonios haces aquí?— Cuestionó con rudeza.

—Me llamaron, porque tenías dos días sin salir de tu oficina.