xiv. Slytherin vs Gryffindor

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CAPÍTULO CATORCE
Slytherin vs Gryffindor

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AQUEL SÁBADO DIANNE SE despertó pronto en la mañana y se quedó un rato en la cama, pensando en el partido de quidditch

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AQUEL SÁBADO DIANNE SE despertó pronto en la mañana y se quedó un rato en la cama, pensando en el partido de quidditch. No estaba nerviosa, sino algo enfadada por tener que jugar; sobre todo sim por remota que fuera la posibilidad, el equipo de Gryffindor ganaba el partido. La única parte buena, era que iría montada en la mejor escoba que había en el mercado, y a pesar de que era un regalo de su estúpido padre, seguía siendo una Nimbus 2001.

—Oh, ya estás despierta—Daphne estaba sentada, sacudiéndose el pelo, mientras miraba a su amiga —. ¿Nerviosa?

—No, claro que no—respondió Dianne, mirando hacia el techo de la habitación—. Resignada, más bien.

—¿Resignada? —intervino la voz de Astoria—. ¿Y eso por qué?

Dianne soltó un suspiro y se sentó en el colchón. Sus mechones platinados cayeron sobre sus hombros, mientras ella se sacudía unos pocos para librarlos del apelmazamiento de haber estado tantas horas contra la almohada.

—Por culpa de mi hermano, estoy en el equipo. Ah, y por culpa del niño dorado—se quejó, mientras hacía un puchero con sus carnosos labios—, ni siquiera se molestaron en hacerme una prueba de ingreso en la que pudiera pifiarla de mil maneras para no entrar.

—Eres buena, Anne —señaló Daphne, mientras se levantaba de su cama y se sentaba en la de su amiga.

—Muy buena—resaltó Astoria, sentándose al otro lado de la rubia.

Dianne no dijo nada durante unos segundos, alternando su mirada de una pelirroja a otra. Ambas hermanas le mostraban sonrisas confiadas, como si las dos tuvieran fuertes esperanzas en su juego. Eso la hizo sentirse incómoda, por la imaginaria presión que sentía posándose sobre sus hombros, pero también, la hacía sentirse medianamente bien.

Luego de que las tres estuvieran unos minutos hablando del partido, se levantaron, se vistieron y bajaron a desayunar. Cuando faltaba poco para las once, todo el colegio empezó a dirigirse hacia el estadio de quidditch. Hacía un bochorno bastante importante, lo cual amenazaba en desembocar en una tormenta.

Daphne y Astoria le desearon buena suerte tanto a Dianne, como a Theo y Draco, para luego ir corriendo a las gradas de Slytherin. Los jugadores se vistieron sus túnicas verde esmeralda de Slytherin y luego se sentaron para escuchar a los dos capitanes. A decir verdad, era Adrian quien hablaba, puesto que Flint se dedicaba a observar como una mosca volaba cerca suya.

Dianne y la cámara secreta² ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora