- Follame, Min.
-Me das asco, Park.- respondió.
El castaño asintió - Lo sé, yo también siento lo mismo. - el sudor recorría su frente - De todas maneras, ¿Vas a hacerlo?
Una oscura risa se escuchó retumbar en la habitación. - ¡Con un demonio que sí...
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— Entonces... — Un ligero carraspeo llamó su atención. — ¿Podría continuar, por favor?
El sujeto asintió, sintiendo su garganta seca e incapaz de poder procesar todo lo que había sucedido en el transcurso de las ultimas semanas.
Su vida había dado demasiados giros como para poder acostumbrarse, y uno de los más impactantes era el causante de estar declarando frente a un tribunal.
Las luces del lugar estaban al borde de encandilarle, pero debía ser fuerte.
Levantó su mirada, encontrándose con quien le había arrebatado a alguien tan importante en su vida.
Quiso reír ante la ironía de la vida.
La persona que una vez le había prometido estar juntos hasta la muerte, era quien tenia las manos manchadas con su sangre.
— Señor Kim, ¿Cree que puede continuar con su relato? — preguntó el juez.
"Con un demonio que sí.", pensó.
Se lo debía, se lo debía en función de quién había sido su mejor amigo durante tanto tiempo.
Necesitaba limpiar la memoria del rubio para que él pudiera descansar en paz.
TaeHyung dejó que una máscara de frialdad adornara sus finas facciones y guardó el torrente de lagrimas que luchaban por salir, para cuando estuviera fuera de esas cuatro paredes.
Y por sobre todas las cosas, no le daría ese placer a quien había acabado vilmente con la de vida Park JiMin así como así.
— Todo comenzó un día de invierno...
"Juro que voy a hundirte.", pensó.
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