Después de llegar a casa y esperar pacientemente a que llegara la noche, a los dos muchachos se les acabó esa pequeña paciencia apenas se dieron cuenta de que los empleados de la casa ya se habían marchado. Kojiro entró directamente a besarlo, y Kaoru se dejó hacer y deshacer tanto como el otro quisiera.
Era la primera vez que el guardaespaldas mostraba tanta disposición por ser él quien iniciara todo. Normalmente era Kaoru quien siempre le pedía y le expresaba lo que quería, desde el principio había sido así, y Kojiro obedecía en todo, porque sabía que Kaoru era quien sentía más necesidad de contacto sexual. Ser un superdominante adolescente no era fácil en ese sentido, y habían llegado a un punto donde parecía de lo más natural saber qué hacer. A pesar de todo, que Kojiro se dejara dominar tan fácil, no quería decir que no le gustara. A final de cuentas, aunque ambos eran alfas, Kaoru tenía mucho más poder que él y era imposible no dejarse hacer por él lo que él quisiera, porque el pelirrosa le gustaba más de lo que imaginaba, y quería darle todo lo que quisiera, porque saber que él era dueño del placer que le provocaba, también le causaba placer.
Kaoru ya estaba desnudo entre sus brazos mientras compartían un beso profundo. El pelirrosa podía sentir las manos contrarias acariciar su espalda lentamente mientras bajaban hasta llegar a su trasero, una de ellas comenzaba a juguetear con sus dedos en su entrada para comenzar a dilatarlo.
Kaoru se excitaba bastante fácil, era normal, además de que esta vez estaba sensible por todo lo que había pasado recientemente.
Las manos del pelirrosa iban desabrochando la camisa del guardaespaldas, quien ya se había sacado también la chaqueta, y cuando el pecho quedó al desnudo, lo acarició. Kojiro sintió su piel erizarse.
—Tienes las manos frías —le dijo.
—Ahora se calientan, no hay problema —respondió el pelirrosa.
El guardaespaldas hizo que su compañero quedara recostado sobre el colchón. Se acomodó entre sus piernas y volvió a introducir sus dedos, Kaoru apretaba las sábanas con sus manos.
—Estás más sensible de lo normal —dijo el peliverde.
—T-tu olor...
Kojiro se olfateó el hombro. Otra vez estaban remarcando su aroma, pero él no notaba nada esta vez.
Se encimó por completo en Kaoru mientras lo besaba y lo penetraba con los dedos, y mientras lo hacía, podía sentir el aroma del pelirrosa como si fuese más dulce. Él también estaba cambiando.
Se levantó únicamente para terminar de desvestirse. Kaoru lo observaba y no podía evitar pensar en lo delgado que estaba en comparación de cuando lo vio desnudo por primera vez. Él también estaba más delgado, podía notarlo en sus propios brazos y en sus piernas.
Cuando menos se dio cuenta, Kojiro también lo observaba detenidamente a él.
— ¿Qué? —preguntó el pelirrosa.
—Nada —respondió con una sonrisa—, estaba por decirte que ya no tenemos condones, pero... En realidad creo que nunca los hemos usado como deberíamos.
—Este de aquí nunca ha usado uno —dijo Kaoru mientras acariciaba el miembro de Kojiro con el pie—. Siempre son tus dedos.
Su erección se sentía más grande y dura de lo que recordaba haber sentido alguna vez.
Pronto, las caricias entre ambos los hacían pedir más. Aún no desgastaban sus feromonas lo suficiente, y ambos comenzaban a perder la consciencia.
Kojiro alcanzó a poner una pequeña cantidad de lubricante sobre su miembro antes de que su cuerpo hablara por si sólo. Jaló a Kaoru de los muslos para acercarlo a su cuerpo, tomó la base de su propio pene y comenzó a introducirlo con cuidado. El pelirrosa arqueó la espalda y soltó un gemido alto que Kojiro tuvo que callar con un beso.
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Proyecto Sakurayashiki || OMEGAVERSE
FanfictionEn un mundo egoísta y horrible donde los géneros secundarios pesan más que cualquier otra cosa, las coincidencias no existen, todo está planeado, nada es un accidente. ¿Pesará más el destino o la fría planeación de cada pequeño detalle? Kaoru y Ko...