Parte sin título 2

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Iba caminando por Road Street, caminando rápidamente mientras cruzaba la pista, mi emoción era tanta que debía evitar ser atropellada durante el trayecto hacia la otra acera. Mi sorpresa era tanta sobre lo que acababa de hallar y era increíble de hecho, creo que para cualquiera que hubiera averiguado lo que yo.

Apenas tenía mis 16 años y corría el año del 63', era notorio que esta década sería una locura total, sin embargo, me quedaban 7 años para comprobarlo. Mi nombre es Love y fui dejada en un orfanato apenas nací. La señorita Williams era muy amable, así que me llevaba al parque y me cuidaba, jugaba conmigo y me dejaba ir a la biblioteca cuando crecí. Durante los primeros 4 años de mi vida ella los buscó, más no obtuvo ninguna clase de información, luego lo dejó, ya que sus superiores contantemente criticaban su acción y amenazaban con despedirla si continuaba. Ella se rindió, pero yo no. Hallé los papeles y recogí toda la información, era pequeña, así que esperé hasta mis 5 años para poder investigar bien. Fui hallando la información posible, pero era poca, solo tenía la nota que mi madre dejó:

"Te entrego contra mi voluntad, las opciones no eran posibles, pero siempre te amaré, Love".

Y el reverso solo tenía una frase extraña y esperanzadora que solo creí era perteneciente a un libro: "If sea thin, we will meet again".

Con eso fui a la biblioteca, pregunté al amable bibliotecario si conocía esa cita, me respondió: "No, lo lamento, pequeña, pero créeme, a veces las cosas no son tan simples y debes mirar un poco más allá".

Era una niña, no estaba segura de que hacer, pero a la vez, tenía la mayor creatividad de lo que tendría en toda mi vida, así que debía aprovechar eso. Pensé que quizá sería un código secreto o algo así, así que pedí al encargado que me llevara a los libros de criptografía. Leí cuatro y no conseguí nada, entonces seguí buscando y leyendo. A la tercera vez que fui por otros libros, mi mirada se centró en un punto y en un libro en particular, uno rojo, de tapa roja, forrada, parecía una primera edición y tenía el nombre grabado en fino y brillante dorado, era magnifico y tenía lo que necesitaba. Cuando me le acerqué, cayó repentinamente por el esfuerzo de un caballero en el estante de atrás mientras tomaba otro, se disculpó por aquello, pero algo me dijo que era una señal. Lo tomé y lo llevé a la gran mesa de nogal americano de aproximadamente metro y medio, me subí a la silla, un poco alta y lo abrí. La portada estaba un poco polvorosa y decía en una limpia caligrafía "Semántica lingüística y otros campos de estudio". El libro se me cerró por el peso y lo abrí en la página de anagramas.

"Un anagrama es una palabra o frase que resulta de la transposición de letras de otra palabra o frase. Dicho de otra forma, una palabra es anagrama de otra si las dos tienen las mismas letras, con el mismo número de apariciones, pero en un orden diferente."

Eso era lo que buscaba. Instantáneamente me paré, busqué al señor Frederick y le pedí un papel y una pluma. Me la entregó y comencé a pensar:

Hice todas las combinaciones posibles, sin embargo, no logré nada, hasta que lo pensé, solo podía sacar un nombre coherente y un apellido de esos pocos caracteres. Ahí lo vi, ella se llamaba Faith, no sabía su apellido, podía ser Sein, Neis o Sien, no podría saberlo con seguridad, pero podía buscarlo. Me acerqué a Frederick y le pedí la guía telefónica, preguntó sobre lo que había encontrado y le conté los resultados, dijo que buscara entre Sein o Neis, eran los más probables que existieran. Me dio la guía y se sentó conmigo para buscarlo. Primero vimos Neis, había tres resultados, Anne, James y Lorren, ninguno era. Sein, solo un resultado. Teníamos una coincidencia, Faith Sein, mi alegría se reflejaba en mi rostro y en mi mirada y Frederick lo podía observar, mientras yo veía lo feliz que era por mí, tenía un gran cariño hacia mí. Revisamos Sien, había una Flor y una Faith, sin embargo, vivía lejos y la primera se hallaba más cerca, así que esa era mi objetivo. Frederick transcribió la información con su bella y entendible caligrafía, por algo trabajaba en ese lugar, y me lo dio.

Parecía sentir una mezcla de orgullo y tristeza, era un manojo de emociones hasta que no pudo contenerse y me abrazó.

Había pasado 4 años viéndome crecer y leer o a la señorita Williams pidiendo libros para leerme. Acercándome a él a hablarle cada día, rompí su no muy grueso caparazón, ya que es un hombre dulce, amable y de buen corazón, además, ya era un hombre de casi treinta y en esos años no había hecho una familia, después de la guerra, su novia lo había dejado y al año siguiente falleció, era el amor de su vida y siempre la recordaría con una sonrisa, sin embargo, los planes sin ella no eran los mismos, así que vive con las alegrías de un amor perdido. De cierta forma, para él yo era su hija o quizá su hermana y me amaba como tal. En ese momento vi exactamente en sus ojos, como si lo delataran, lo que sentía por mí y no podía hacer nada más que agradecer ese afecto, por lo cual lo abracé con toda la fuerza que podía tener mi pequeño cuerpo de cinco, casi seis años, como si fuera nuestro último abrazo, el de despedida y luego me dijo que fuera por mi futuro que estaba allá afuera esperándome. No sabía cómo expresarle lo que sentía, así que solo bajé la cabeza en forma de gentileza y de buenos deseos y me fui a toda velocidad corriendo hacia el orfanato para darle la buena noticia a la señorita Williams.

Me apresuré lo más que pude, con tal rapidez que, si no hubiera sido una niña, creería que mis piernas estaban a punto de romperse. Al llegar empujé a una empleada y a un par de niños, recibí un regaño de la encargada por correr, pero no le tomé importancia en ese momento, estaba centrada en encontrar a la señorita Williams. Subí las escaleras, yendo al cuarto en común donde dormíamos, pensé que estaría ahí y así fue. Ordenaba la ropa y las camas cuando la tomé del brazo y lo sacudí:

Le entregué el papel que tenía en la mano. Su reacción de sorpresa fue inmediata.

− Estaba en la nota, solo había que descifrarlo.

− Entonces ¿Vamos a ir? No lo sé ¿Ahora?

Salió de su estado de shock por unos segundos y dijo:

− Claro ¡Prepara tus cosas inmediatamente! Tenemos que ir a buscar a tu madre.

Emily W.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora