Me recuerda a él

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—¡Isis!

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—¡Isis!

—¡Ya voy! —salgo de mi habitación corriendo hacia la sala del primer piso.

Ya ha llegado un paquete que pedí junto a mis amigos para utilizar antes de que nuestro último día llegue.

—Firme aquí y eso es todo.

Hago lo que dice el repartidor mientras mi mamá me ve tomando pequeños sorbos seguidos de su té revitalizante que toma todas las noches.

—Gracias, que tenga buena noche.

—Igualmente —con eso cierro la puerta mientras mi mamá sigue tomando su té como pollito cuando toma agua.

—¿Qué han pedido esta vez?

Siempre que pedimos algo por delivery, la dirección usual es la de mi casa. Ya que Aitor no puede porque tiene un gato súper malcriado y Bruno tiene una hermana en pleno crecimiento que quiere investigar y romper todo que encuentra a su paso, y yo soy hija única con padres que claramente respetan mi privacidad ─o más o menos...─, es algo contradictorio con el estereotipo de padre militar y madre policía es igual a cero privacidad, sin embargo, no. Me dan mucha privacidad y a pesar que mi papá es militar; es muy amoroso.

—Unas mascarillas para las ojeras —contesto con una amable sonrisa.

Mi mamá se ríe.

Su risa es muy dulce y armoniosa, me gusta y le gusta a mis amigos porque personas con una sonrisa así se encuentran muy poco.

—Ya era tiempo, Aitor tiene unas horribles ojeras, hasta ya me daba ganas de dormir con solo verle la cara —bromea.

—No te olvides que mañana es mi primer último día en ir al colegio.

Asiente antes de ir a su habitación.

—¿Mami? ¿Qué pasó?

—Oh, nada en especial —saca una caja de abajo de su closet—. Solo quería darte esto.

—¿Qué es esto?

—Es un collar que hemos llevado por generación el último año de colegio las mujeres de nuestra familia y... Ahora te toca llevarlo a ti, por supuesto si es que deseas.

Extiende sus dos manos con un collar mediano y algo llamativo de color plata, tiene un dije de un corazón ese mismo collar llevaba mi abuela y me decía que para ella era más que un simple corazón roto, ella era una enfermera encargada del área donde atendían a pacientes con cáncer, más en específico a los que tenían cáncer de pulmón.

Mis ojos se cristalizan y en mi cara se instala una nostálgica sonrisa.

—Mami, ¿Cómo vas a decir sí quiero? Obvio que quiero, es muy interesante tener algo que solamente en algunas películas familiares se ve.

—Te amo Isis —deposita un beso en mi frente.

—Y yo a ti mami.

—Bueno ya anda a prepararte para mañana que debes salir temprano y no te olvides de ponerte tu casaca roja, es la más gruesa —me hace recordar mientras deja la caja en su lugar.

Un Virus Imperfecto © | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora