Don't pretend you care

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El sonido de la puerta al abrirse terminó por despertarle, las notas sobre las que se quedo dormido estaban cubiertas de saliva y su mejilla con carboncillo, ¿Eran las 13 horas tal vez?, podría decirse que hasta ese momento estaba inconsciente.

— ¿Viktor?, ¿Dormiste de nuevo aquí? — La voz de Jayce le hizo eco en la cabeza, se sentía mal por alguna razón, quizá porque se había saltado la comida de nuevo y simplemente se había dedicado a estudiar las notas de Sky intentando encontrar en ello algo útil — Creí que habíamos hablado de esto, no puedes seguir así, tu condición no...

— Cállate, solo cállate Jayce, no necesito tu preocupación, gracias, pero puedo cuidarme solo.

Odiaba esa mirada de cachorro, esa que era únicamente para él, pero sus ideas dictaban que quizá solo estaba teniéndole lastima, claramente le molestaba, aunque Jayce no era así en realidad, generalmente le daba su espacio si era necesario, intentaba brindarle todo cuanto estaba a su alcance, ¿No incluso eso lo había llevado a jubilar forzosamente al profesor Heimer?, y claro, no lo supo de los labios de su "amigo", si no de la mismísima Mel.

Mel, ¿Desde cuando se atrevía a llamarla así?, bueno, solo era mentalmente, porque para él seguía siendo la consejera Medarda, o como prefería denominarla "la causa de su distancia con Jayce"

— Mi madre envió sándwiches, así que te traje uno, deberías comer algo, llevas tres días con lo mismo

— Te dije que no quiero tu preocupación, aun así lo aceptaré porque realmente me duele la cabeza.

Frunció el entrecejo cuando el contrario se aproximo dejando aquel bocadillo envuelto en un par de servilletas, estaba acostumbrado a las atenciones que le brindaba, siempre era así desde que se aliaron para hacer realidad lo que denominaban "su sueño Hextech", alargo la mano para tomarlo y desenvolverlo, se veía bastante bien, aunque a decir verdad llevaba día y medio sin probar bocado, así que simplemente se lo llevo a la boca sin hacer más preguntas.

A su espalda Jayce iba y venía por el laboratorio en un intento por arreglar el desastre que tenían.

— Han sido días activos, ¿No?

— La casa Ferros comenzó a mostrar interés en nuestros proyectos, así que, un buen financiamiento no nos viene mal

— Creí que habías comenzado a detestar ese tipo de interacciones

— Lo hago, pero Mel insistió

— Claro, y porque ella lo dice tú tienes que hacerlo

— Viktor

— ¿Qué?, sabes que no estoy diciéndote nada que no sea verdad.

Antes de que Jayce pudiera ponerse a discutir Viktor comenzó a toser violentamente, era frecuente, no había un patrón definido, pero cuando empezaba las cosas tendían a ir a peor.

Se aproximo para poner su mano sobre la espalda del castaño pero para su sorpresa fue rechazado, un manotazo lo hizo apartarse mientras el demacrado hombre se encogía en el banco, solo podía mirarlo con el terror tatuado en la mirada, ¿Cuándo sería el día en que le perdería inevitablemente?, el pecho se le oprimía solo de pensar en ello.

Le dolía aceptar que tenía miedo de ese destino, había estado buscando una respuesta, algo que pudiera detener el deterioro de su "hermano".

<<Hermano>>

Así lo había llamado alguna vez cuando le dieron el diagnostico por primera vez.

Viktor era la persona que le había apoyado desde el inicio, había arriesgado todo por algo de lo que ni él mismo estaba seguro, ahora no podía hacer mucho más por él, sentirse inútil era lo único que podía hacer.

De vez en cuando salía del taller para despejarse, terminaba siempre acudiendo donde Mel.

Ella le hacía sentir seguro, pero por alguna razón, no se sentía tan ligado a ella desde el incidente, ni siquiera el sexo era tan bueno.

Había noches en las que terminaba dejándola sola en aquel lecho tan solo para caminar sin rumbo por las amplias calles de Piltóver, solo él y sus fatídicos pensamientos sobre el futuro.

— Jayce — La voz de Viktor le regreso al presente y volvió su mirada al rostro enfermo de su compañero — ¿Si? — El castaño se había levantado de aquel espacio y ahora su mano se afirmaba a su antebrazo.

— Necesito tomar un baño y algo de aire fresco, ¿Podrías acompañarme?

Parpadeo un par de veces intentando centrarse en ese momento entre sus preocupaciones simplemente se limitó a asentir.

Aquello era una especie de ritual para ellos, aun con el bastón Jayce acompañaba a Viktor y caminaban hasta el departamento de este, después de eso volvían a reunirse en el taller, era así, y si podía admitirlo, Jayce disfrutaba de esos paseos, sobre todo de las charlas y las memorias compartidas, incluso los chistes, las bromas que solo ellos dos entendían.

Si lo pensaba con cuidado, habían comenzado a pasar mucho más tiempo juntos, justo como cuando empezaron a trabajar, incluso los proyectos inconclusos que había diseñado comenzaron a cobrar sentido.

Lo que Jayce no podía hacer Viktor lo resolvía.

<< Haremos lo que mejor sabemos hacer >>

Esa frase sin duda alguna era un norte para él.

No había dudas de que ambos eran complemento del otro, la aguda inteligencia de Viktor, y su propia naturaleza curiosa comenzaron a converger para dar paso a más de una innovación galardonada, pero por mucho que insistiera, Viktor se negaba a tomar reconocimiento público.

El trayecto se sintió particularmente extraño en esa ocasión, habían estado en relativo silencio, Viktor parecía perdido en sus pensamientos, de vez en cuando tosía y eso les hacía detenerse, pero cuando finalmente llegaron al departamento prácticamente se alejó.

"Gracias", murmuro antes de desvanecerse tras la puerta y Jayce simplemente se quedo de pie en el pasillo contemplando aquel espacio.

Se sentía vació por alguna razón que no podía explicar.

El eco de los pasos de Jayce desvaneciéndose le causo alivió en el momento en que comenzó a toser violentamente, en la palma de su mano los pétalos rojos teñidos por la sangre comenzaban a deslizarse entre sus dedos al igual que las lágrimas por sus mejillas.

No quería seguirlo soportando.

No podía seguir viviendo de esa manera.

Era injusto.

Y doloroso.

Se llevo ambas manos a cubrirse el rostro en medio de su desesperación.

Tenía que tomar una decisión antes de que fuese demasiado tarde.

No podía seguir amando a aquel hombre, no quería seguir haciéndolo, aunque, una parte de él se aferraba desesperadamente a ese sentimiento.

¿Qué es lo que puedes hacer, cuando amas a alguien hasta el punto de sentir que te mueres?

Las respuestas siempre son variadas, pero vivir con un corazón roto es desolador.

Broken BondsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora