°•.*·Vampiros·*.•°
❥Continuación del día 13 (hombres lobo)→
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Eijirō no se siente tan especial dentro de todo lo que conlleva ser un vampiro.
Solo tiene colmillos bastante sobresalientes y dientes algo afilados.
Claro, también tiene muy buenos ojos en la oscuridad y su piel es sumamente sensible a los rayos solares.
Pero sigue siendo un chico común y corriente.
No puede volar como los vampiros de las caricaturas humanas, tampoco puede ejercer un trabajo de hipnosis como miembros más experimentados de su sociedad y, mucho menos, es considerado como un candidato para formar parte del reducido grupo de vampiros que son bendecidos por el resto para obtener la habilidad de transformación.
Ahhh. Cómo le gustaría aquello.
Poder transformarse en un murciélago y volar.
O en un lobo para poder congeniar con Katsuki en su forma animal.
Porque... Bueno, el rubio sí que se puede transformar.
Y no es que sienta envidia de él. Por el contrario, le hace sentir muy orgulloso el tener un amigo tan poderoso e inteligente.
El cenizo es un miembro distintivo de su manada.
Es fuerte, es ágil. Es hábil e inteligente.
... Pero eso mismo le hace sentir que no está a la altura.
Se siente avergonzado de su mediocridad.
Y, a pesar de que siempre logra ocultar su sentir a su amigo para no tener que molestar a este con sus inseguridades, le gustaría poder pedirle ayuda para entrenar su cuerpo y su mente.
Tal vez de aquel modo podría sentirse bien ser tan cercanos.
Tal vez así él podría...
- Déjalo Eijirō, te estás haciendo muchas ilusiones -murmuró para sí mismo, sentándose contra el tronco del gran roble bajo el cual siempre espera al rubio hombre lobo
Es pleno día, el sol le haría una quemaduras horribles si se llegase a exponer a el. Pero el bosque en el que están es tan tupido y frondoso que ni siquiera parece que son las 1 de la tarde.
Está en penumbras. Y es el lugar favorito de Katsuki por lo fresco del aire que hay allí gracias a la sombra.
- Hey, que bueno que ya estás aquí, quiero mostrarte algo -soltó repentinamente el cenizo que rondaba los pensamientos del colmilludo muchacho pelirojo
Eijirō sonrió, levantándose de donde estaba para seguir de cerca a su rubio amigo.
La cola de Katsuki meciéndose leve e inconscientemente bajo la mirada enternecida de Kirishima.
¡¡Tiene tantas ganas de acariciarla que cree que morirá!!
- Sueltame y sigue caminando -Se quejó Bakugō, tomando su cola con una de sus manos y separando las de Kirishima que estaban queriendo sostenerla con fuerzas
- ¡Perdón! Pudo conmigo -se disculpó apenado el pelirojo, sintiendo como sus mejillas normalmente pálidas se teñían de un poderoso rojo al no haber podido controlar sus impulsos
Pero Katsuki solo viró sus ojos con una sonrisa divertida partiendo su rostro.
- Tonto -se burló en voz baja