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Park jongseong / Jay , un hombre de solo 27 años, recién salido de la universidad, con una carrera como profesor de idiomas, nuevo en el vecindario, uno donde el estatus era de clase media.
Se podría decir que lo tenía todo, incluso el privilegio de ver a su vecino.
Su vecina de 33 años, con un hijo de 15, quien por cierto, lo odiaba desde el día que jay ayudó a Sunghoon a cargar unas bolsas y al momento de despedirse por error solo le dio un breve beso en los labios.
A partir de ese momento lo odia, no lo quiere cerca. Por supuesto que es una lástima para él, ya que jay tenía otras cosas planeadas.
10 a.m.
Hora exacta en que Sunghoon sale a hacer sus compras semanales, una fresca mañana de sábado.
Pero hizo que Sunghoon saliera solo con pantalones cortos y una camisa ajustada en su cuerpo, revelando todo lo que jay quiere tocar, porque Sunghoon era todo lo que quiere.
Sunghoon era la descripción de una milf, sexy a su edad de 33 años, soltero, y la mejor parte era que sabía que era su merecido.
- Deja de ver a mi madre —y esa voz lo sacó de sus pensamientos. Heeseung, el hijo de Sunghoon.
- No creo que debas hablar más así, hijo”, y Jay nunca dejaría de molestar a ese adolescente.
- Solo te advierto Jongseong, nunca serás mi padre y mi mamá nunca se fijará en ti, eso es seguro”, Jay lo mira y sonríe, está acostumbrado a las amenazas del hijo de Sunghoon.
Puede ver cómo cruza la calle y le da un beso en la mejilla a su madre, Jay sonríe, pero su mirada se conecta con la de jay y no puede evitar sonrojarse, esa es la parte donde Jay decide acercarse.
- Buenos días Sunghoon.
- Jay - Sunghoon lo mira y no puede evitar morderse el labio.
- Mamá, hoy voy a la casa de karina, vuelvo más tarde”, se va el más joven sin despedirse de Jay.
- ¿Necesitas ayuda? - Sunghoon sonríe y asiente.
Después de una larga hora de compras, Jay deja las bolsas en el mostrador de la cocina y Sunghoon fue a cambiarse por algo mucho más cómodo.
Diez minutos después, baja las escaleras vistiendo solo una camisa hasta los muslos, su largo cabello suelto y descalzo.
- Ven aquí amor – claro que Jay ya tenía a Sunghoon solo.
El chico de cabello rizado camina rápidamente hacia Jay y lo abraza, suspirando feliz de estar en sus brazos nuevamente.
- Dame un beso”, pide Sunghoon, haciendo un puchero con los labios.
Jay lo besa, uno lento, disfrutando del poco sabor del brillo de labios de Sunghoon, apoyando sus manos en las caderas del hombre mayor, apretando con fuerza.
