Capítulo 5

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Los corazones sincerados abrazaron las noches y días solitarios, convirtiéndolos en cálida compañía por siempre.

『🌸』

Los meses habían pasado como una ventisca.

Ya habían llegado los primeros días del invierno.

No habían cambiado muchas cosas, pero cabe destacar que Chu Wanning había conseguido un trabajo como profesor titular en la universidad donde estuvo trabajando el verano.

Mo Ran no había dejado de usar ni un día aquel collar que le había sido legado, pero Chu Wanning no sabía quién era la otra persona que lo llevaba puesto.

En las noches de soledad más tormentosas, Chu Wanning pasaba horas preguntándose quién podría ser, destrozándose con el autodesprecio y rebajando su existencia a la nada misma.

Nunca tocaría el corazón de Mo Ran.

Él era alguien que merecía a la persona más dulce y comprensiva. A la persona más hermosa y radiante en todos los aspectos. 

Chu Wanning no era nada de eso y lo sabía muy bien.

Chu Wanning era un cero a la izquierda. Ni más ni menos.

Debería estar agradecido de ocupar una porcioncita del corazón de Mo Ran, aunque eso no fuera lo que anhelara. 

Gritando de frustración en sus manos, Chu Wanning se giró en la cama y se tapó hasta la cabeza con las sábanas.

Mo Ran, recostado en su propia cama, actualmente se estaba devanando los sesos pensando en cada posible oportunidad donde abrir la boca y sincerarse con Chu Wanning. 

No debería ser tan complicado, ¿cierto?

Solo tenía que… al diablo. En los próximos días, inflaría su pecho de valor e iría tras Chu Wanning. 

--

Un viernes particularmente glacial, alrededor de las siete de la tarde, Mo Ran tomó la decisión de buscar a Chu Wanning al trabajo para llevarlo a comer y luego, seguramente, podrían ir a su casa y ver alguna película.

Cuando Mo Ran llegó al campus, no hubo señales de Chu Wanning y después de preguntar por él, le dijeron que ya se había ido.

Eso era extraño. 

Chu Wanning solía quedarse un poco más de tiempo siempre.

Luego de mensajearle y llamar repetidamente al hombre más bajo, Mo Ran comenzó a preocuparse por la no respuesta. La gente más cercana a él tampoco sabía nada.

Por supuesto, podría haber tenido algunos asuntos que hacer; no había nada de qué preocuparse… Pero aún así, Mo Ran no pudo quedarse tranquilo. 

Mo Ran fue hasta la residencia de Chu Wanning, pero tampoco atendió a sus llamados en el portero automático. 

Resignado, Mo Ran se sentó en la entrada del edificio, dispuesto a esperar a Chu Wanning. 

Cuando se hicieron las nueve en punto, la noche era oscura y brillaba con las incandescencia de las lámparas de la ciudad. La temperatura había descendido bastante, y Mo Ran ya se encontraba exhalando vaho.

Repentinamente, un auto de alta gama había aparcado frente al edificio y cuando el conductor salió para abrir la puerta del copiloto, los ojos de Mo Ran no pudieron evitar ensancharse por la sorpresa. 

"¡Wanning!" Gritó Mo Ran sin pensarlo, poniéndose de pie inmediatamente. 

Chu Wanning giró la cabeza hacia la voz y sus ojos brillaron con la misma intensidad de desconcierto. "¿Mo Ran?"

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