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Asistir a una prestigiosa Universidad del sector privado en un lugar como Los Angeles, California era todo un privilegio o, en mi caso, una maldición. A diferencia de mis compañeros, yo estaba aquí gracias a una beca patrocinada por esas personas ultra millonarias que buscaban evadir impuestos mediante la caridad, yo debía esforzarme más para mantener el promedio requerido. Para mí propia fortuna, mi cerebro era bastante funcional y no se me complicaba hacerlo. Mi problema principal... Era lo distraída que podía llegar a ser; sumado a ello, mi otro problema, aquel que tenía nombre y apellido, el chico que no dejaba de rondar mi mente...

"¡Maldita sea!, ¿por qué Platón no podía ser tan guapo como Megumi?, de ser así ya me habría aprendido cada uno de sus diálogos al derecho y al revés", murmuré entre dientes, regresando a la primer página del grueso libro.

El soleado día se apreciaba por los ventanales altos, se suponía que hoy saldría a almorzar con unas amigas pero aquí estaba, analizando las palabras de un hombre cuya mente fue tan prodigiosa que incluso milenios después seguía estando vigente. Realicé las anotaciones pertinentes en mi libreta, resaltando los puntos importantes con mis lindos plumones. Me tomaba en serio mis tareas, me gustaba entregarlas en orden con un formato minimalista y preciso, solo de ese modo podía ocupar mis apuntes a la hora de estudiar.

"Irene", la mención de mi nombre me hizo despegar la vista del libro, encontrando a una de mis compañeras.

"Maddie", le dí un asentimiento.

"Eres bonita, Irene", comentó, sentándose en una de las sillas que rodeaban la mesa.

"Mhm... ¿Gracias?", mis ojos bailaron de un lado a otro sin comprender la razón de su halago.

"Sé que sabes que soy ultra lesbiana", soltó una risita, jugando con las puntas de su cabellera tan rubia que rayaba en el blanco. "Pero no estoy aquí para declararte mi amor o algo parecido, tranquila"

"¡No, no!", negué apresurada. "No era eso, solo me tomó por sorpresa que vinieses a decirme que soy bonita, ¿Okay?, Yo nunca me atrevería a juzgar tus preferencias sexuales..."

"Lo sé", me ofreció una sonrisa resplandeciente, esa chica albina era jodidamente hermosa. "Eres lo único bueno en esta universidad de mierda", bufó, mirando con despreció a todos los que se congregaban en la biblioteca para estudiar. "Y por eso, y porque me has pasado varias tareas, he pensado en una fabulosa forma de compensar tu bondad"

"Lo hago porque me agradas, Maddie, no es necesario que me compenses nada", bajé el libro y me encogí en el asiento.

"Aún no te he dicho lo que es, Irene", volcó sus cristalinos ojos azules y de su bolso de diseñador extrajo un sobre de color rosa chillón. "Verás, hace poco fue mi cumpleaños".

"¿Qué?", chillé. "¿Por qué no me lo dijiste?"

"No es una fecha que me plazca celebrar", encogió sus hombros expuestos por los finos tirantes de su vestido. "Mi padre me obsequio estos boletos para un mega concierto, creo que abarcan desde un soundcheck hasta el after party", miró el sobre que sus dedos hacían bailar con una mirada de aburrimiento. "Ya te imaginarás cómo son los padres ausentes y ricos, siempre tratan de darte cosas materiales para evadir su responsabilidad afectiva", sus ojos volvieron a rodar en tanto deslizaba el sobre en mi dirección. "El punto es que me compró dos paquetes, pensando en que tengo alguna persona con la que asistir, cosa que no tengo porque soy súper genial y nadie está a mi nivel, pero como te dije antes... Tú eres lo suficientemente agradable y atractiva para merecer mi consideración"

"Te agradezco mucho, es solo que tengo demasiadas tareas pendientes y recientemente conseguí un empleo de medio tiempo, no sé si podré ir", mordí mi labio, apretando mis uñas sobre la madera de la mesa pues saber de qué concierto se trataba era una tentación inmensa.

"Es solo un día, Irene", puso ojos de cachorro apaleado. "La jodida universidad no irá a ningún sitio solo porque salgamos a divertirnos un rato".

"Es que yo..."

"¡Con un demonio, abre el jodido sobre!", demandó con firmeza, perdiendo la paciencia.

"¡Voy!", salté en mi sitio y vacié el contenido. "¡Santos Dioses del Olimpo!", exclamé.

Caído del cielo.

Ésto no podía ser obra de nadie más que de una piadosa Deidad que se había compadecido de mi patética existencia.
Seguramente el padre de Maddie, el señor Gojo, debía ser el mismísimo Zeus: omnipotente, omniciente y omnipresente; ese debía ser el motivo por el cual supo de mis pesares y envió a su pequeña hija, un hermoso ángel, con éste regalo del cielo.

"¿Esas son lágrimas?", Maddie soltó una risita ahogada.

"Para qué te digo que no", tomé todos los boletos y los abracé contra mi pecho, soltando los chillidos más silenciosos para evitar que la bibliotecaria me sacaraca. "Haré todas tus tareas a partir de hoy y conseguiré que te gradúes con los más altos honores, ¡Por mi vida que serás la mejor alumna de nuestra generación!"

"Dios mío, yo solo quería una amiga", hizo estallar la bomba del chicle rosa que mascaba. "Aunque, si te me ayudas con la materia del profe Nanami, no me negaré a recibirla, ¡ese sujeto me odia porque mi estúpido padre le robó a la novia!".

"¿Quieres que reciba una amonestación por parte del decano?", me ofrecí de inmediato. "El presidente estudiantil es hermano de mi compañera de habitación y puedo pedirle que interceda por tí".

"Nah, si sigue perjudicando mis notas a propósito haré que mi papi y mi nueva mami vengan a hablar personalmente con él", sonrió con sadismo. "Imagínate su cara cuando tenga que verlos juntos defendiendo los intereses académicos de su linda y pequeña hija"

"Eres malvada", reí con ella.

Maddison Gojo era esa chica solitaria y problematica que todos en el campus consideraban una hueca-frivola, sin embargo, bajo mi propio criterio ella era de las personas más honestas y dulces que te podías encontrar por aquí. Todos se dejaban llevar por su exterior pomposo y adinerado, sin atreverse a mirar en las profundidades de su complejo corazón. Un lugar al que una vez conseguías acceder, debías considerarte realmente afortunado.

Y maldita sea, no solamente había conseguido una amiga espléndida... ¡Tenía boletos para ver a Divine Dogs en primera fila!

¡Al fin podría respirar el mismo aire que el amor de mi vida y mis oídos serían bendecidos con su angelical voz!



¡Al fin podría respirar el mismo aire que el amor de mi vida y mis oídos serían bendecidos con su angelical voz!

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QUÉ TAL LA HIJA DE YOAIMO? ADORABLE IGUAL QUE EL PADRE 💖

𝐆𝐑𝐎𝐔𝐏𝐈𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄 | Megumi Fushiguro | JJK | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora