Última noche; la noche 66.

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A mi mejor amigo,

A mi a veces enemigo,

A mi compañero,

Pero a mi siempre conocido,

¿Cómo has estado? Sé que es una manera tonta e inutil saludarte así cuando hace unas horas hemos estado platicando... Pero sinceramente ya no sé cómo debería escribirte. ¿Recuerdas cuando te dije que quería escribir sobre lo que fuimos, lo que somos y lo que nunca seremos? ¿Crees que lo logré? Sinceramente, yo no lo creo. Me di cuenta que no puedo resumir una historia completa en sólo 66 cartas.

Sí, puedo decirte lo importante de nuestra historia pero no puedo decir lo esencial, porque lo esencial de nuestra historia es cada uno de los días que estuvimos juntos y los que hemos estado a traves de una pantalla; porque no me dejarás mentir cuando te digo que, aún después de habernos reconciliado, no nos hemos vuelto a ver. Tu amistad y la mía se ha vuelto cibernética.

Irónico, ¿no?

Dijimos que esto nunca nos pasaría y aquí estamos.

Cibernéticamente, pero estamos.

Y creo que eso es bueno, porque no sería capaz de mirarte a la cara después de saber que has leído la mayoría de mis cartas; no creas que soy tan tonta, sé que te las han enseñado, y tú sabes que no las debiste haber leído. ¿Sabes por qué? Porque volviste sólo por eso. Por mis cartas.

Y odio que haya sido así.

Cuando volviste, sentí que lo habías hecho más por lástima que por querer volver.

Tú y yo ya teníamos una vida.

Una vida que no nos incluía.

Pero te agradezo por haber vuelto y haber intentado llenar el vacío que habías dejado. No lo lograste llenar, pero lo intentaste y te aprecio por eso. Te aprecio así como aprecio a un compañero de escuela; como a un compañero de travesuras. Te aprecio como se le aprecian a ciertas personas. De poca manera pero profunda.

Y al final del día, creo que pude resumir qué fuimos y que somos pero... ¿Qué es lo que nunca seremos? Eso lo he dicho de la manera más larga y explícita alrededor de 66 cartas.

¿Lo has cachado?

Fuimos conocidos y mejores amigos.

Somos lo que restó de aquello.

Y nunca seremos lo que alguna vez fuimos.

Nuestra historia es así; una historia con final feliz pero con el secreto de algo roto. Fuimos, medio somos y nunca seremos. Así estábamos destinados a terminar. Con finales felices y suplementarios. Tú eres feliz. Yo soy feliz. Los dos sonreímos. Los dos nos tenemos. Pero los dos dejamos de ser. Y creo que es el mejor final al que podíamos aspirar. Y está bien.

Porque no te he dejado de querer.

Pero si me dejé de enamorar.

Y tú me sigues queriendo.

Pero... Pero nunca te enamoraste de mí.

Y está bien; estamos bien. Gracias por quedarte a mi lado, aún con todos los problemas que eso conlleva.

Te quiero por siempre, sin amodio, sin 520, sin mentiras de por medio y con un sentimiento sincero.

Tu amiga que ya no es mejor amiga sino, compañera,

A.

A mi mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora