I was meant to be yours

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Era tarde por la noche, incapaz de conciliar el sueño se había quedado trabajando en algún proyecto, Albus Ferros había insistido en mejorar el desempeño de Hextech a través de una especie de crucero para el comercio y difícilmente pudo negarse, Rosa le había dado un sermón por la tarde después de dejarle sobre la mesa un sándwich, "Aunque seas el hombre del mañana, no vas a llegar al día siguiente si sigues así, Jayce".

Se llevo la mano al rostro y negó con ligereza, tal vez era hora de dormir un poco o al menos intentar después de haber dado vueltas por el taller por más de 3 horas.

Se levanto del banco para mirarse al pequeño espejo que tenía por el lugar, llevaba una vieja camiseta manchada de aceite, su rostro también estaba marcado por ese líquido, tenía la mirada cansada, las ojeras eran casi violáceas, ¿Cuántos días llevaba así?, no lo recordaba.

Dejo escapar un largo suspiro y pronto se encamino a las escaleras.

El dinero que logro con su empresa lo invirtió en su propio refugio, un taller relativamente espacioso con una suerte de departamento anexo no era la gran cosa, pero aun así consiguió que tuviera un hermoso domo para trabajar con luz natural, ese que hace unos años Viktor se encargo de destruir con esos matones que le mando.

Le había costado noches de desvelo y muchos encargos repararlo, afortunadamente los Kiramman se habían ofrecido a costear algunos de los daños lo cual hizo más llevadero el gasto.

<<Viktor salvo mi vida una vez, años después intento matarme... ¿Qué sentido tiene eso?>>

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, aun le dolían muchas cosas, entre ellas esa específicamente, no dejaba de darle vueltas una y otra vez al asunto, pensar que simplemente dos noches atrás fue a reclamarle todos los años de silencio entre ellos.

Cuando todo comenzó tenía 24 años, un robo lo llevo al borde del exilio y fue eso mismo lo que lo llevo a conocer a Viktor a quien para ese entonces solo le llevaba dos años más según supo gracias al profesor Heimer, ahora tenía 37 y seguía buscando el consejo de su mentor.

Lo visito el día previo y recordaba sus palabras claramente:

<< El camino que Viktor eligió fue solo algo que estaba allí, Jayce, estuvo solo mucho tiempo y me di cuenta que había cambiado, aun así, las decisiones que tomaste velando por su bienestar no son algo de lo que debas arrepentirte mi querido niño, no guardo rencor, por el contrario, mi viaje por el distrito suburbano me llevo a entender mucho mejor el sufrimiento humano, mis años me han hecho normales tantas cosas, incluso la muerte.

Tal vez debí apoyarlos un poco más, sin embargo, no consentiremos un ideal que atenta contra la dignidad humana y el libre albedrío, eso deberías asumirlo, la gente esta intrigada con el ingenio de Viktor, harías bien en hacerlo entrar en razón, esta ciudad necesita de su genialidad, porque ustedes son dos engranes de una maquinaria y me temo que no están funcionando bien...>>

<< ¿No estoy funcionando bien? >>, se reprocho mentalmente mientras se detenía en el escalón antes del descanso, su mirada recorrió con detalle su espacio de trabajo, era un genuino desorden, era así casi siempre, cuando algo se le metía en la cabeza, siempre estaba lleno de papeles, las pizarras colmadas con ecuaciones, planos dispersos por el suelo, piezas sueltas, y el aroma del café mezclándose con el aceite, era su sello personal.

Una sonrisa fugaz cruzó sus labios antes de continuar, abrió la pequeña puerta que separaba el apartamento de su espacio y se introdujo lentamente encendiendo el interruptor de la luz, la estancia era pequeña, tenía un sofá con un par de mantas y una mesita de café, al fondo había una cocina impoluta, y al lado contrario un pasillo llevaba al baño a un costado y de frente su recamara, no necesitaba nada más.

Se dirigió directo al baño y se quito la camisa, luego preparo la ducha para poder deshacerse de las manchas que llevaba en la piel, dejarlas por mucho tiempo las haría más difíciles de limpiar.

Broken BondsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora