Capítulo 1 - Trescientos sesenta grados

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Es increíble, no?

Increíble de como ha pasado un año, parece que pasó más tiempo.

Si soy sincero, el tiempo pasó lento, absolutamente lento; En esta mañana serena y tranquila se encontraba algo vacío y ese alguien era él: Zack.

Tan diferente que es, a comparación de aquel entonces cuando aún había color en su vida. Bueno, eso es lo que se sobreentiende.

Acostado buscando algo que hacer diariamente, aunque lo que más hacía era escribir y escribir y escribir. No era algo que lo aburría. En compañía de café y cigarrillos, lo raro es que no fumaba antes, su vida dió un giro tremendo e esperado, porque lo inesperado en Zack no jugaba un rol adecuado en esta situación.

Solamente veía el techo y pensaba como una máquina, recordando ese día, ese adiós y por supuesto a ella... La chica por la que él tomó muchas decisiones.

No había garantía de cuánto tiempo él no ha llegado a saber sobre ella, ahí pasó algo explicable pero injusto para Molly (mejor conocida como M).

No pareciera una historia que terminó mal, es que apenas empiezan las partes más impactantes de todo esto.

Una amistad corrompida con su mejor amigo, problemas para dormir, ansiedad combinada con grados de estrés y tristeza abundante, enojo intenso, el amor de su vida en otra ciudad, todo se estaba derribando en la vida de Zack, pero inteligentemente supo cómo llevar todo eso de la forma más normal posible, a pesar de que era una frustración grande.
Muy poco se sabía de sus amigos, Zack no establecía conversaciones complejas con sus amigos, aunque siempre ellos estaban al tanto de buscar forma de abrir nuevamente su corazón.

La mala interpretación de Zack lo puso así, si es doloroso ver cómo alguien que amas se muda a otra ciudad, pero lo que Zack hacía era exagerado y se medio entiende ya que es la primera vez que él se enamora a esa magnitud.

* Suspiro de Zack *

¿Dónde está eso? — Se dice así mismo.

Bien, no. No bien; solo estaba yo ahí en ese sitio acostado viendo el cielo, contemplándolo.

Tres... Seis... Cinco... Junto esos tres números y expresa justo lo que ha pasado de días.

365 días, que locura, parecían 365 siglos.

Mi cabeza piensa como el día uno, y mi vida cambiaba de "estación".

¿Dónde está el final feliz?

No había.

No cuando la historia apenas empezaba a tornarse algo diferente, un toque... oscuro?.

Ok, exagero.

¿A dónde marcharía todo?

Un rumbo aún incierto.

O eso creía...

Era verano, y traía caras familiares y era algo bueno saber que había pasado luego de tanto, pero sinceramente no quería hacer nada.

Vi por la ventana de mi casa y alguien que se había mudado hace tres meses en la casa de Molly estaba muy extraño.

Pero no era mi problema.

Decidí ignorarlo.

Bajé a ver qué hacía mi madre y alguien tocó el timbre, era el sujeto que había visto por la ventana.

Le dije a mi madre que iría a abrir, le diré que se vaya rápido.

* Zack abre la puerta *

— Buenas, que locura vivimos en el mismo vecindario. — Dice Mason.

— Ehh, viejo no sé de qué hablas pero te pido vete. — Dice Zack.

* Zack intenta cerrar la puerta *

— Zack, no me habrás olvidado, verdad?. — Pregunta Mason.

— ¿Quien eres? ¿Y cómo demonios sabes mi nombre? — Pregunta Zack seriamente.

— Soy Mason Brunet, sé tu nombre porque en el pasado pasamos cosas juntos. — Dice Mason.

* Zack queda consternado *

Mi madre era cariñosa así que hizo lo que cualquier madre como ella haría.

— Zack, cariño quien es el muchacho?? — Pregunta la señora Makost.

— Soy Mason Brunet señora, en el pasado fuí amigo de su hijo, me recuerda?. — Dice Mason.

— Ahhh, ahora que lo mencionas si te recuerdo, ha pasado tantoo. — Dice la señora Makost.

* La señora Makost semi-abraza de forma nostálgica a Mason *
— Y bueno pasa pasa, Zack has algo cielo. — Dice la señora Makost.

Quedé completamente serio y sin poder creer lo que la persona que entraba en mi casa hacía y de quién era.

Mi Amienemigo desde hace años: Mason Brunet.

Que giro tan drástico.

Un sujeto que en el pasado fue mi enemigo en un tiempo, me amargaba la existencia, con el paso del tiempo nos hicimos "amigos", pero no confiaba en él, al llegar Alex, me olvidé de tener ese tipo de amistades como la de Mason.

Y ahora luego de tanto vuelve, me parecía tan sospechoso.

Quería romperle el tabique, pero no quería que mi madre viera esa violencia irracional venida de mí.

Créanme cuando les digo que en este año que pasó, practique artes marciales y entrené mi cuerpo hasta esculpirlo, así que era pan comido.

— ¿Y qué tal Zack? Ha pasado tanto viejo. — Dice Mason.

— Bueno... Todo en orden. — Dice Zack seriamente.

— Tres meses mudado y venimos hablar ahora, créeme que fue agotador y perdona no venir antes a verte, buscaba trabajo y me inscribí en la escuela, desempacar, la mudanza, los pagos, ya sabes todo es complicado. — Dice Mason.

— Lo sé. — Dice Zack.

— Tan callado como siempre, te extrañe mucho viejo y sé que no fuí la mejor persona en el pasado, pero pasemos página, éramos jóvenes, seamos amigos, está bien??. — Dice Mason.

— Es lo más seguro, supongo. — Dice Zack con inseguridad.

— Es un trato?? — Pregunta Mason.

— Si, un trato. — Responde Zack.

* Se aprietan fuerte las manos *

— Wow, que fuerza hermano. — Dice Mason sorprendido.

— El ejercicio. — Dice Zack.

Que irritante era esa situación y tan confusa e incómoda, no dejo de pensar que esa visita de Mason ese día a mi casa me pareció sospechoso.

Lo voy a demostrar.

Y saber que el pasado se iba a convertir en nuestro tema, por lo que venía...





Tardes inestables: Vol 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora