-𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔰𝔢𝔱𝔢𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔠𝔦𝔫𝔠𝔬-

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Había pasado casi un mes desde que deje de ver a Minho, no sabía nada de él y aunque me hubiese gustado hacerlo, sabía que era mejor así, incluso me sentía en paz conmigo mismo. Luego de estarlo pensado por todos estos días, al fin tomé la decisión, necesitaba hacerlo para realmente poder sanar, yo solo no podía, por más que quise demostrar que si, la única verdad era que era que no, necesitaba ayuda. Por eso, me encontraba en mi auto dirigiéndome al consultorio del psicólogo Kim para mi primera sesión.

Siempre quise ser psicólogo, ayudar a los demás a superar sus traumas, pero jamás hice nada por los míos, quise creer que ya estaba preparado para salir adelante, pero no, me equivoque. ¿Cómo pude andar por ahí ayudando a otros cuando yo estaba realmente mal?

Llegué al consultorio y estaba muy nervioso, no quería que nadie supiese que yo también era psicólogo, pero sin embargo estaba aquí, buscando ayuda de otro.

—Hola, buenas tardes — saludé a la chica que se encontraba en recepción— Mi nombre es Kim Seungmin, tengo una cita con el psicólogo Hwang.

—Si, ya lo está esperando, adelante.

—Gracias— le sonreí amablemente y antes de abrir la puerta, tomé aire y finalmente lo hice— Hola...

— Hola Seungmin, me alegro que hayas decidido venir al fin— sonrió— Puedes tomar asiento.

Asentí y me senté en el gran sofá, que por cierto, era muy cómodo. No tenía idea de cómo iba a empezar, pero sabía que las cosas se darían solas, así pasaba con mis pacientes.

— ¿Cómo estas hoy?

Omitiré las partes en donde me hacía preguntas no tan importantes y me saltaré hasta en aquellas que ya estaba comenzando a llorar.

— Me dolió tanto que me haya cambiado por esa chica, porque yo le di todo lo que estuvo en mis manos, lo amé tanto, mi amor era incondicional, estuve para él a pesar de todo lo que me hizo y simplemente escogió estar con ella — las lágrimas comenzaron a caer aún más— Juré superarlo, pero no fue así... no pude hacerlo, porque aún estaba en mi mente, mi dolor se convirtió en odio, estaba enojado porque aún yo lo quería y me hubiese gustado que nunca me haya dejado, que demostrara que realmente me amaba... pero no lo hizo.

Él me pasó una servilleta al ver que estaba rompiéndome en llanto y siguió escuchándome.

—Y cuando volví a verlo, mi corazón latió como loco y me odie por eso, porque no quería seguir sintiendo algo, así que me aferré a querer hacerlo sufrir, de esa manera creí que me sentiría mucho mejor, pero solamente logré sentirme cada vez más vacío— suspiré y me limpié las lágrimas— Me dolía odiarlo tanto, en el fondo de mi corazón no deseaba hacerle daño...

Continué diciéndole al psicólogo todo lo que sentía, lloré hasta que ya no pude y la verdad es que sentí un gran alivio al hacerlo. No sé porque no hice esto desde el principio, me hubiese evitado tanto.

— Todos cometemos errores cuando no somos los suficientemente maduros, tu exnovio te hizo mucho daño y nada lo justifica, pero como dices, él esta arrepentido y es diferente, ha aprendido de sus errores, tuvo una razón y fue su hija, ¿no? — yo asentí rápidamente— Tú también cometiste un error al creer que podías solo, pero no, no podías. Cometiste un error al seguirte lastimando, te fallaste a ti mismo al dejar que el odio entrara a tu corazón.

Él tenía mucha razón, me había fallado a mi mismo, había cambiado tanto, en el fondo de todo yo siempre quise ser ese mismo chico dulce, ese que creía en el amor y le sonreía a la vida, aquel que no era capaz de hacerle daño a nadie... ¿cómo fue que me permití cambiar tanto?

— Ahora tienes que abrir tu corazón, pero para ti mismo — me apuntó— Quítale esa coraza y permítete cuidarlo y reparar los pedazos rotos, sólo con tu amor propio podrás sanar todo ese dolor, tenemos que trabajar en eso.

— ¿Cómo puedo ser capaz de amarme?

Él se levantó y me llevó de la mano hasta quedar enfrente del espejo — Mírate y dime qué ves.

—Soy yo...

—¿Y quien eres tú?

— No lo sé — respondí con la cabeza gacha y él hizo que la levantara de nuevo.

— Cuándo te mires en el espejo tienes que decir en voz alta; "soy Kim Seungmin, un chico hermoso e inteligente, alguien que merece ser amado y vale mucho más que todo el dinero del mundo, ese soy yo" — sonreí ante aquello y quise llorar de nuevo— Repítelo diario, hasta que tú lo creas.

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Decidí tomarme un tiempo para mi, hablé con mi jefe para decirle que necesitaba unas vacaciones, qué no me sentía bien emocionalmente y que esperaba que me entendiera, pero que si no era así, le agradecía por el tiempo que estuve trabajando ahí. Para mi sorpresa, él aceptó, supongo que fue porque aún le gustaba o simplemente por que le agradaba, no lo sé... pero me alegré de aquí así fuese. Por recomendación del psicólogo Hwang Hyunjin, decidí viajar por una semana a Paris, dicen que es la ciudad del amor, ¿no es así? y si, yo estaba buscando un amor, el mío.

Mucho tiempo después, me encontraba ya en el avión, tenía una gran sonrisa y no quería que nada me la quitara, pero al ver a aquel hombre con su hija, no pude evitar pensar en Minho y Hye y me sentí... ¿triste?

— Ojalá estén bien — murmuré y sin más, cerré los ojos para descansar un rato. Una ciudad hermosa me esperaba y no iba a desaprovecharla.

Ya estamos cerca del final:cc *llora*

novio toxico ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora