Transeúnte Efímero

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Desde la penumbra un latido

me acompaña prendido a la ropa,

como un perro faldero

sigue mis pasos con estruendoso silencio.

Olisquea y se oculta bajo el velo

que proyecta un haz de luz de día.

Nadie te ve,

Nadie te escucha,

y tú todo lo miras.

Pero no con los ojos del cuerpo

sino con la agudeza de la piel,

con el instinto

entabla cautivadoras charlas conmigo.

El cuerpo es una caja

que guarda las risas,

un cenzontle que canta al amanecer,

un bordado de telar

y una perla antigua.

Entonces, las palabras surgen de la caja,

sobrevuelan en círculo la boca de la gruta;

salen en grupo a la luz de la aurora.

Las palabras ahora en sus labios florecen

ceniza purpurea que espolvorea los campos

y colorea la tierra.

Digno cerezo que oculta su belleza

hasta la llamada oportuna de la naturaleza.

Muestra sin temor las marcas del tiempo

en sus manos raídas,

se extienden y con breve tacto se encienden

como luciérnagas.

Sigue creciendo sin tregua,

sigue labrando tu tierra

y del mordaz cuervo avaricioso

pon a salvo todo aquello

que relumbra.

Apártate de él antes de que se apodere

de la luz de tus ojos,

de la cuchara de plata,

del maíz dorado

y de nuestros destinos entrelazados

como una enmarañada madeja.

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⏰ Last updated: Dec 02, 2021 ⏰

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Transeúnte EfímeroWhere stories live. Discover now