Capítulo #1

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La primera navidad...

Desde que tenía memoria, la navidad no era de sus fechas favoritas, es más hasta había aprendido a detestar esa tan ansiada fecha. ¿Que motivo tenía? ¿Porque la mayoría de niños esperaba está época del año con tanto fervor? ¿Cómo es que las personas no se aburría de hacer las mismas cosas a media noche?

Quizá parte de no tener respuesta a todas esas preguntas se debía a que su casa era un constante campo de batalla, un padre borracho y una madre sin el valor suficiente para escapar. Obviamente la navidad no iba a estar en los planes de aquel destruido matrimonio.

Nunca hubo un solo adorno en su puerta, un árbol o regalos debajo de este. No había una cena especial ni tampoco un abrazo a media noche. Si bien tenía suerte podía irse  a la cama cenado pero eso tampoco sucedía.

Solía llorar cuando las luces de media noche se hacían presentes en un cielo estrellado, también solía preguntarse el porque le había tocado una vida así y luego creció y se dio cuenta que no necesitaba celebrarla.

Uno de sus peores recuerdos sobre esta fecha fue cuando su madre lo mando a traer pan y la dependienta le dio una galleta de jengibre que olía demaciado bien. Recordaba perfectamente ese olor y como le nació dársela a su madre en consuelo. Había entrado a casa casi corriendo y se la había dado. Por primera vez en mucho tiempo su madre sonrio pero antes de que pudieran dividirla en dos su padre llegó y la tiró de sus manos para después pisotearla. No solo había roto toda sus ilusiones si no también le había enseñado una lección. El que tiene emociones es débil.

Así fue como unos años más tarde entro a Hogwarts y decidió no regresar en Navidad a su muy triste hogar además que se quedaría Lily. Habían visto como poco a poco aquel lujubre castillo se llenaba poco a poco de adornos, de espectaculares árboles y de magia dedicada a esta época. Jajaja probado cada postre nuevo que los elfos creaban para ir celebrando la Navidad pero al pensar en su madre, terminaba no disfrutando nada aún que su le alegraba tenerla a ella.

Podía ver el los ojos de su amiga Lily la impresión por las dimensiones en las que se celebraba en Hogwarts pero el seguía sin sentir nada al respecto. Le daba lo mismo si había o no adornos o si el árbol de la sala común de Griffindor era mejor que el de Slytherin. Si era mejor el la pierna de cerdo que el pavo o si el ponche tenía demaciadas canela.

Sin embargo con mucho esmero preparo un regalo para su amiga, algo que sus ahorros de toda una vida le permitieron. No era algo extraordinario pero de alguna forma esperaba que Lily le viera el valor por venir de sus manos. Gran error.

Había tenido la misma brillante idea que el idiota de James de regalarle una esfera. Por supuesto la de el era un arbolito con escarcha que le había parecido estupendo pero si lo comparabas con la magnífica bola mágica que si te quedabas viendo podías ver el maldito polo norte, se quedaba corto. Maldijo haber crecido en un lugar muggle y no predecir que habrían mejores bolas de cristal con magia.

Lily por su puesto quedó encantada dejando a un lado la suya y eso por su puesto no le hizo gracia. Termino aventando la esfera por la ventana y está se estrelló contra el sauce boxeador. El árbol comenzó a llorar y el anonadado corrió hacia el. Había sido un perfecto asno, un nerdental incapaz de ver que la esfera pudo haberle hecho daño a alguien en vez de a un árbol, aún que debo era menos importante. El sauce tenía un gran agujero donde la esfera se había estrellado y sabía fresca brotando de el como un pequeño río de sangre. Era espantoso y para empeorar la maldita bola estaba como si nada.

La dejo en sus raíces y la enterró. Enterando consigo sus deseos de una buena navidad. Luego procedió a curar al triste árbol que pronto se volvió un amigo algo muy distinto a lo que podía ver en Lily.

El Regalo que Trajo la NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora