Ángel ;wonki

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Nunca se cansaría de la sensación que le producía volar, estaba agredecido con su padre por darle la vida y sus hermosas alas, tan blancas que brillaban junto al sol, algunos hasta podían confundirlas con nubes, blancas y esponjosas.

Sus facciones angelicales, su dulce voz y su anatomía envidiable. Los angeles susurraban a su espalda cuando era llamado por Dios para darle nuevas tareas.

"Debe ser el preferido de Dios"

"¿Porque yo no luzco así?, si somos de la misma especie"

"Ese angel no pertenece aquí"

Y no podía evitar cubrir su rostro mientras la lágrimas lo inundaban, el amaba a sus hermanos, sin embargo parecía no ser recíproco. Aún recuerda cuando se lo comento a su padre,y él decía mientras acaricia sus cabellos castaños.

Los ángeles resultaron ser más débiles de lo que pensé.
No me decepciones hijo mío.

Pero ahora viendose acorralado por los ángeles, mientras lo empujaban poco a poco al las puertas hacia lo terrenal. No sabía que había hecho, y más aún, ¿por qué su padre no escuchaba sus llamados?, Sus manitos dolían mientras las apretaba al orar.

Padre, ¿está bien ir ahí sin tu permiso?
Si me ocurre algo, ¿Vendrá a salvarme?

Sus alas se estendieron y se impulsó hacia lo más alto. Las puertas fueron abiertas y sin más paso por ella, el aire se sentía diferente. Sus alas se guardaron, sentía la adrenalina de caer desde lo más alto, su barriga picaba de la emoción.
Sus ojos se abrieron por instinto propio, sus alas blancas se volvieron a extender, y su sonrisa brillaba más que nunca. Tan cerca de la tierra, era nuevo, totalmente nuevo.
Aunque no quería acostumbrarse, su padre pronto vendría por él, ¿Verdad?, Aunque sabía que eso significaría que sus hermanos recibirían un castigo, hacia su corazón dolor.

Padre, hoy son dos días acá, conocí a un chico, sus ojos se sienten muy vacíos, pero me dice palabras bonitas

- ¿Otra vez hablando con el viejo?

- No le digas así, es mi Padre.

- Vamos lindo, mejor volemos

Jungwon no quería admitirlo. Pero se sentía diferente cuando estaba con ese extraño ser, sus alas eran negras, sus ojos rasgados y vacíos, aunque brillaban cuando se acercaba a él, su cabeza era adornada por unos cuernos negros y su sonrisa transmitía sentimientos que nunca antes había experimentado, Jungwon amaba esa sonrisa, lo hacía sentir el único ser del universo.

Padre, Ni-ki dice que deje de hablarte, ¿Estás de acuerdo?
Una vez escuche la historia de una ángel que se enamoró de un humano y perdió sus alas.
Yo amo mis alas
¿Me las quitarias?

- Jungwon, yo estuve hace mucho tiempo en donde tú estuviste

- ¿De verdad?

- Si. Bonito, ¿sabes? él no es tan especial, suele mentir mucho.

- Se está tardando, pero vendrá por mí. ¿Me extrañaras?

- Si es así, fue el mejor mes de mi vida

Ni-ki se acercó al pequeño, amaba notar la diferencia de tamaño, le hacía querer envolver a su ángel con sus alas negras mientras volaban en lo más alto. Y es que es angelito lo hacía volar sin necesidad de sus alas, cuando sus labios sedientos de amor se encontraban, y empezaba una pequeña guerra por quién transmitía más. Y terminaba con un pequeña mordida mientras juntaban sus frentes y se sonreían como si no existieran los bandos en el universo.

Nada era bueno y nada era malo.

Padre, no sé si me escuches, Ni - ki dijo que me podía quedar con él.
Antes soñaba con una eternidad a tu lado pero....

- Tú crees que me corten las alas?

- Eso no sucederá, cariño. Yo no soy humano.

- ¿Qué me pasará entonces?

- Cuando te vuelvas mío y yo tuyo, tus alas se teñiran del color más oscuro, te habrás unido con la maldad.

- Eso suena terrorífico.

Querido Padre celestial, hoy decidí mi camino.
Una vez me dijiste que no querías que te decepcione.
No lo haré.
Mi corazón me dice que mis acciones son honestas, actuó por amor.
El amor no es malo, ¿Verdad?

Temblaba mientras las respiraciones se mezclaban. Sus besitos se volvieron hambrientos, sus labios hablaban sin palabras, mientras hacían un camino por la suave piel del ángel. La fina voz resonaba en pequeños quejidos. Nunca antes había sentido sensación como esa.

¿Acaso no se sentía igual que el cielo?

Las palabras que el demonio soltaba en el oído de Jungwon hacian su piel erizar, se sentía ansioso, se sentía querido, se sentía deseado.
Con la tenue luz de luna, se guíaban en el recorrido infinito por las finas curvas, sus manos recorrian los músculos marcados, y pasaban a enredarse en los cabellos rubios.

Te amo

En la oscuridad, el único rastro de blancura pasaba a teñirse de negro. Y los amantes se deleitaban mutuamente, el éxtasis que sentían era incontrolable, los ojos del ángel por primera vez mostraban el deseo más puro, haciendo sonreír al demonio, había dejado la inocencia natural con la habia nacido. Pasaba a renacer y las alas negras, que eran símbolo de ello, se extendían en la oscura noche.

Sentía la libertad en su máxima expresión.

Los brazos rodeaban la cintura del ángel de, ahora, alas negras, por fin se habían entregado el uno al otro, y el amor que había florecido durante ese año se sentía en cada rincón de la gran habitación.
Jungwon sentía que había encontrado su lugar.

Querido Ángel, cuando cree los cielos, la soledad reinaba.
Mi necesidad por crear seres perfectos me llevo a crear a los ángeles.
Antes de ti, había un ángel que al soltaba el aura más pura.
La curiosidad por lo prohibido, es una cualidad tan natural que ni el ser más perfecto escapa de ella.
Probablemente sientas que te he abandonado.
He dejado a dos de mis hijos encontrar su camino, y se han unido.
El amor no es pecado.

- Creo que me gusta más el negro

Los dos enamorados volaban por los cielos, antes sus alas hubieran sido como un farol en la oscuridad, pero ahora, acompañaban, como una vestimenta elegante, a la noche.

- La belleza se ve bien en cualquier color. Tu belleza.

Las palabras de amor, podrían parecer tan simples de decir, pero el sentimiento, era algo tan inigualable que inundaba cada una de ellas.

- ¿Esta será nuestra eternidad ahora?

- Y prometo amarte para siempre

Ni- ki había caído en lo más profundo,  cuando salió de los cielos hace miles de años, se sentía perdido en los nuevos mundos de la oscuridad.

Su alma vagabunda, había caído rendido ante los tiernos hoyuelos de un ángel. Sus sonrisas eran cómplices. Podrían luchar juntos contra un ejército celestial y aún así sus manos nunca se soltarían.

¿Por qué amar debería ser malo?

Las alas se hicieron para volar y el amor, para darlo y recibirlo.