Capítulo 1

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Historia 2. Como perros y gatos

Capítulo 1

Cada mañana sacaba a pasear a su gran danés, un perro en la edad adulta que le había acompañado toda la vida, cobarde, fiel, de buen carácter, además de noble, aunque claro, comía y defecaba como el demonio. Perro de piel grisácea y mirada viva, cabía mencionar además que su dueño, Milliardo, lo adoraba como a nadie, quizás incluso por encima de su tonta y caprichosa hermana Relena, que era la niña amada y mimada de la familia, porque claro, todo cuanto ella quería le era concedido, incluso el inútil de su novio que nadie pasaba nunca por un ser de inteligencia inminente pero con el cual ella se había encaprichado, a Milliardo incluso se le olvidaba su nombre, de verdad, era muy inútil

El gran danés de Milliardo se llamaba "Bob" y como ya dijimos antes, era noble y de buen carácter, y como ya dijimos antes también, comía y defecaba como el demonio, Milliardo solía sacarlo a pasear todos los días por las mañanas y a media tarde, cuando el sol comenzaba a ocultarse. Bob tenía una mala costumbre, una maña que durante años ni Milliardo ni el mejor entrenador de perros pudo hacer, y es que Bob solía hacer sus necesidades siempre en el mismo lugar, la banqueta del vecino que vivía a diez cuadras, un joven serio y frío de nombre Heero Yuy, que dicho sea de paso tenía un lindo gatito

"Michi" era el nombre del lindo gatito que pertenecía al joven Yuy, un hermoso gato de color naranja con franjas cafés, de cola esponjosa y pelo abultado pero perfectamente peinado. Michi era un gato infiel y maleducado, casi cada noche salía en busca de gatitas y comida de los vecinos, mientras Yuy, preocupado sin exagerar, lo esperaba en casa, con la lata de comida y el cepillo para ser peinado.

Cada vez que Bob llegaba a casa de Heero, (porque la explicación no está de más, el gran danés no caminaba hacia otro lado que no fuera ese) Michi lo esperaba desde la ventana, con mirada filosa y las garras preparadas, luego que el perro hacía sus necesidades siempre frente a la casa y Milliardo se disponía a limpiar, el gato salía por la puertita para mascotas y lo atacaba, corriendo a gran velocidad, sin que Milliardo pudiera hacer nada, simplemente el perro echaba a correr y se lo llevaba prácticamente a él a la fuerza

-Otra vez ese malnacido –gruñó al ver el espectáculo de siempre-

El bastardo de Milliardo siendo arrastrado por su maldito perro cobarde mientras Michi iba tras ellos era cosa de todos los días. El gato era su orgullo, pero admitía que eso lo volvía loco, porque por aquella correteada de su precioso, terminaba en ver aquella suciedad esparcida por su banqueta, por alguna absurda razón Milliardo nunca podía limpiarlo, antes de eso Michi ya había salido al encuentro de su enemigo, pero no solo Michi tenía un enemigo, él también, su enemigo sin duda era el maldito del vecino

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Los Peacecraft eran la familia más asquerosamente amada del vecindario, pero claro, que todo ese amor solo se debía a la conveniencia, ya que el centro comunitario, la biblioteca, el jardín enorme del área común y demás bellezas del barrio habían sido obra de la bendita familia, siempre tirando el dinero a lo estúpido, o al menos eso es lo que pensaba Heero Yuy, el chico más ignorado (criticado) del barrio, amargado y soltero a sus escasos 25 años, con un gato malcriado que además de todo lo hacía tener en la frente la marca de "maricón", cosa que a Heero no le importaba en absoluto, él era Open Mind y esas cosas, además no era el tipo de persona que intenta agradar a los demás

Por su parte Milliardo era homosexual de clóset, nadie lo sabía, ni siquiera su supuesta prometida, una mujer de nombre Lucrezia que le era prácticamente indiferente, la mujer no era capaz de levantar el asta ni tratando de hacer sus mejores trucos, él siempre se justificaba con el hecho de querer respetarla hasta el matrimonio

Disparity in Love: Como perros y gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora