Capítulo 2

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Capítulo 2

Aunque para muchos fue extraño, a Bob lo enterraron en el mausoleo de la familia, junto a los abuelos de Milliardo, nadie pudo lograr que el pobre tomara otra decisión, sus padres sabían lo importante que era el bendito perro para su hijo, así que no se negaron. Relena seguía llorando su torpeza y aunque habían pasado tres días, su hermano seguía sin hablarle, sumido en su desgracia, nunca había llorado tanto en toda su vida, vamos, que él no era de los que lloraban, pero Bob había sido más que su mascota, fue su mejor amigo y el mejor confidente

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Los días siguieron pasando, Milliardo no podía superar su gran pérdida, pero a su vez no dejaba de pensar en el amargado de Yuy, sintiendo una pena parecida a la suya, del otro lado del vecindario, a unas cuadras de ahí. De pronto le dio inquietud, tenía ganas de verlo y no sabía por qué, la idea se estaba convirtiendo en obsesión, casi una necesidad. Así que un día se despertó muy temprano y salió a correr, necesitaba desahogarse y sabía que así era buena forma de hacerlo

Corrió y corrió, sin rumbo, pero siempre que se cansaba e iba de regreso se detenía frente a la casa de su vecino ¿seguiría sufriendo la pérdida de Michi como el sufría por Bob? No lo sabía, pero la necesidad de saberlo lo estaba convirtiendo en su esclavo, así que un día no se aguantó y fue sin pensarlo dos veces a casa de Heero. Se detuvo frente a la puerta y tocó tres veces sin éxito, a la cuarta la puerta se abrió, asomándose por la pequeña abertura el amargado de Yuy. Milliardo se sorprendió al ver su cabello desaliñado y su mirada en decadencia, se sorprendió mucho más, parecía devastado

-¿Qué diablos quieres? –preguntó tan molesto y de tan mala gana que a Milliardo se le erizó toda la piel- Vete-

-No te ves bien –afirmó sosamente, Heero lo miró con gesto de decirle 'eres un idiota', pero no dijo nada- ¿Puedo hacer algo por ti?

-Morirte, eso me ayudará –respondió-

-Pensarás que soy tonto –Milliardo lo miró con tristeza- He venido porque quiero decirte que Bob también murió –su confesión tomó por sorpresa al otro, pero no hizo nada para mostrarlo-

-No es mi asunto –quiso cerrar la puerta en narices de su enemigo, pero Milliardo lo impidió con su pie, después empujó la puerta y ésta cedió, Heero se lo permitió, entonces Milliardo pudo ver un poco el interior de la casa del amargado Yuy, se veía sucia y descuidada y aunque no se percibía ningún olor nauseabundo pudo notar que no estaba muy aseada

-Perdón

-Vete –lo corrió de mala gana, sin cerrar la puerta, pero un extraño impulso llevó a Milliardo a volver empujar la puerta y ésta vez entrar, Heero lo miró con odio- Vete

-Lo siento, pero sentía necesidad de verte –confesó extasiado-

-Loco –respondió sin emoción alguna, luego hizo como si el otro no existiera, cerró la puerta y se dirigió a la cocina, Milliardo lo siguió y vio con espanto el cuchitril que era ese lugar

-Tú y yo sufrimos del mismo dolor –dijo Milliardo con pesar, Heero lo miró y se mostró enojado ¿Qué sabía ese idiota si él sufría igual?-

-Cállate, no sabes nada –se acercó a él y lo asió del cuello de la camisa, mirándolo a los ojos, muy de cerca, tan cerca que Milliardo pudo sentir su respiración, también sintió algo extraño, se dio cuenta que su enemigo le atraía, Heero Yuy le gustaba- Mi gato fue asesinado por tu estúpida hermana ¿Qué comparas? Tu perro era viejo, estaba por morir

-Te equivocas –respondió enojado, olvidándose por segundos de aquella extraña atracción hacia su enemigo- Por error Bob comió del veneno que Relena usó para tu gato, eso lo mató –confesó abrumado, casi a punto de romper a llorar, Heero lo soltó y se apartó de él, meditando en esas palabras- ¿Puedes entenderme? Porque yo sí te entiendo, siento lo que tu sientes –afirmó de nuevo-

Disparity in Love: Como perros y gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora