Las Verdades Sobre el Minotauro

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Siempre he evitado hablar de mi hijo, si así se puede llamar, a ese monstruo, el Minotauro. El motivo principal por el cual no hablo de él, es porque es un ser despreciable a la vista, que solamente merece ser tratado como se trata a las bestias, ya que eso es lo que es. Pero el motivo que no muchos saben, y que otros suponen, pero jamás se afirmará lo que creen; es que en realidad, el minotauto no es solamente un castigo de los dioses, porque mi esposa también está involucrada en ésta aberración, pero les explicare el porque más adelante.

  El Minotauro realmente no es mi hijo ya que mi esposa, Pasifae, me ha sido infiel y no con cualquier ser , sino que ella tuvo un hijo con un toro majestuoso que debí haber sacrificado a el dios Poseidón, en lugar de uno común. Debido a mi imprudente acción es que Poseidón maldijo a mi esposa para que sienta una atracción anormal hacia aquel animal, lo cual la llevo a mantener relaciones con el, para que luego Pasifae quede embarazada y tiempo después, de a luz al Minotauro.

  Sinceramente mi desprecio para aquella bestia es causado porque me recuerda el hecho de que mi esposa me fue infiel con un animal, un acto aberrante que no debe tener perdón alguno, yo por lo menos le he sido infiel con humanas, pero eso es otra historia sin importancia. Al escuchar hablar de él, siento rabia, angustia y demás sentimientos relacionados con el odio, mayormente hacia Pasifae y Poseidón, pero también hacia mí, porque no es agradable saber que quien te ha prometido que será fiel, vaya con un ser que tiene cuernos y que al hacerlo te convierta también en uno. He de aclarar que éste acto no seria tan grave si es que ella no hubiera quedado embarazada. Además se ve peor este acto porque es una mujer y su hijo es el Minotauro por el cual siempre se le recordará lo que hizo.

Éste relato lo he escrito como desahogo emocional, ya que el pensar en la bestia que engendró mi esposa, siento lo que antes he mencionado y pensaba que si escribía esto aparecerían en menor medida mis sentimientos negativos. No sé si en algún momento, alguien más sabrá lo que hay en éste escrito, pero me voy a asegurar de que nadie divulgue mi pensamiento sobre aquel monstruo debora hombres, del cual no me arrepiento haber encerrado, en un laberinto; mientras esté vivo y si me entero de que alguien más que yo sabe esto, será asesinado inmediatamente.

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Isabella

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