Capítulo 8

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Por alguna extraña razón sentía que en la carta él había dejado su corazón. Presentía que Pedro no era del tipo de chicos que elige la mentira antes que la verdad.

Hojeó el papel. Tenía una letra muy clara y redonda. "Muy perfecta. Como él" pensó.

"Amelí:

Hubiese preferido contártelo en persona, pero estoy muy sensible como para enfrentarte. Justina era mi ex. La última noche que estuve en este pueblo vi a mi mejor amigo besándola. Aunque no lo creas, cuando me enamoro suelo ser intenso y ver eso me partió en dos. Me hizo pensar que no se puede confiar ni siquiera en las personas que más amas. Fue así como decidí con 15 años irme a Buenos Aires a terminar el colegio y luego comenzar mis estudios. Si estás pensando "¿Por qué sus papás dejaron que un pibito de 15 se vaya a una ciudad enorme y no se opusieron?" bueno... mis viejos siempre quisieron lo mejor, y con lo mejor me refiero a LO MEJOR, para mí. Pero eso te lo contaré en otro momento.

Mi ex era adicta. Tuvo un paro cardiorrespiratorio por excederse con las drogas. Aunque eso no es lo más importante.

Lo que importa es que necesitaba sentirme tranquilo, en plena paz. Y por eso vine hasta tu casa a buscarte. Si, ya sé que seguramente pensarás "que pibe más psicópata como para sentir eso si apenas me conoce". Pero es lo que siento y no lo puedo cambiar.

Me gustaría que charlemos bien sobre esto.

Te quiero.

Pedro"

Debajo había anotado su número.

Al final la teoría de que Pedro no sentía nada se le había derrumbado con la rapidez en que se desarma un castillo de arena.

Quizás si sentía. Y la única manera de saberlo era llamándolo. Pero no quería que tuviera la impresión de que estaba desesperada. Así que seguiría escribiendo un rato.

Mientras lo hacía no dejaba de pensar en el abrazo que le dio. Sus brazos fuertes rodeándola. Su respiración pegada a su nuca. Para ser alguien tan políticamente correcto, manejaba una intensidad a niveles estratosféricos a los que ella no estaba acostumbrada.

Nunca se había enamorado de alguien. Si había reparado en algún que otro chico de su escuela, pero la verdad es que todos les parecían demasiado inmaduros o no los entendía. Era algo que siempre le había parecido su mayor defecto: la incapacidad para enamorarse. Había arribado a la conclusión de que no quería sufrir por miedo a que la dejen sola como lo había hecho su papá. Entonces ni siquiera intentaba algo.

Fue hasta su habitación y buscó la caja con fotos de cuando era chiquita. Le gustaba imaginarse como sería su vida si su mamá estuviese con ella. Guardaba con profundo amor todas las cartas que sus papás se habían escrito pero sobre todo la cadenita con el dije de luna que su papá le había regalado a su mamá cuando se enteró que estaba embarazada.

"Eran muy intensos. Como Pedro"

Aun no lograba entender como en tan poco tiempo, ese chico se había metido en lo más profundo de su cabeza.

Escuchó la puerta del garaje. Sus abuelos habían llegado.

Todos los domingos comían pasta. Era su comida preferida desde que tenía memoria. Los ravioles que cocinaba su abuela eran los mejores que había probado en su vida, tanto así que cuando podía invitaba a Lucho y Hele a comer, y ellos daban crédito de que eran lo mejor que habían comido. Ese día tocaba ñoquis con salsa bolognesa.

Después de comer y ordenar todo, salió un rato al patio. Le gustaba mucho que Nora y Carlos le dedicaran tanto tiempo al cuidado del jardín. Aunque era chiquito, estaba repleto de flores y diferentes tipos de plantas. Y a ella, observar la naturaleza la ayudaba a tranquilizarse.

Jugó un ratito con Tony, el perro que le habían regalado en su cumple número 10. Ese día Helena había llegado a su casa con una caja gigante y dentro de esta se encontraba un perrito Golden chiquito que la miraba con ojitos brillosos. Desde entonces, Tony la acompañaba en su vida. Era quien al despertar, la esperaba en la puerta para desayunar juntos. Cuando llegaba, era el primero en saludarla. Sin duda, después de Hele y Lucho (o antes que ellos) estaba Tony.

Miro su celular y antes de abrir WhatsApp se fijó la hora. Eran las 16hs. Había pasado tiempo desde que Pedro se había ido. A lo mejor era hora de hablarle. Abrió los chats y vio que había uno que no tenía agendado. En la pantalla aparecía un "HolaJ. Soy Pedro" ¿Cómo había conseguido su número? 

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