Capítulo 10

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-¿Era Pedro? -Nora la estaba mirando con cierta inquietud. Su nieta no acostumbraba a no avisar donde estaba.

-Si

-¿Estás bien, hija? -Sentía que algo había pasado. Veía un rubor natural en las mejillas de su nieta. Se preguntó si la causa principal de eso era Pedro.

-Si si. Me voy a duchar y bajo para cenar.

La vio desaparecer por la escalera como un rayo. Como si escondiera algo. ¿Le habría pasado algo importante?

A veces sentía que su nieta era indescifrable. Más allá de que siempre había sido una nena inquieta y creativa, tenía sus momentos de rareza en los que no lograba comprenderla, así que solo le brindaba su espacio.

Todos estos años se las había arreglado bastante bien, junto a Carlos, para criarla y darle lo mejor. Siempre le había parecido importante inculcarle que ella podía ser quien quisiera, que jamás la juzgaría. Después de todo, había tenido su momento para sufrir cuando era casi una bebé. No se merecía sufrir más.

Extrañaba muchísimo a su hija. Sofía tenía una energía que no se igualaba a otra. De hecho no había logrado conocer a otra persona con tanta luz. Aunque ahora que Amelí estaba creciendo, reconocía mucho de su hija en su nieta.

Sofía tenía el poder de hacer brillar todo lo que tocaba. Y se sentía orgullosa de haber podido compartir tanto con ella.

Al principio de su fallecimiento, le había costado mucho salir adelante. Se le había ido no solo su hija, sino su gran compañera. Todo lo que le quedaba era una nena de 3 años, inquieta y curiosa. Y se juró a si misma que nadie lastimaría a esa pequeña.

Amelí entró al baño y prendió la ducha. Enseguida todo se comenzó a llenar de vapor. Ella solo se miraba en el espejo. Observaba su rostro, sus ojos, su boca. Todavía podía sentir el gusto a menta que le había dejado en sus labios.

No recordaba haber tenido un fin de semana tan intenso como aquel. En dos días había conocido a un chico que le movió todas las estructuras que tenía. Y aunque le costaba dejarse llevar y fluir, le gustaba pensar en la idea de un futuro lejano, con él.

Aun así, todas esas ilusiones se veían opacadas cuando sus deseos y proyectos aparecían. "No tengo tiempo para enamorarme" pensó.

La ducha le sirvió para dejar de pensar tanto y disfrutar del agua refrescándole la piel, pero por sobre todo sus mejillas que las sentía prendidas fuego.

Bajó a cenar con sus abuelos y estuvieron charlando un rato sobre las noticias y sobre el proyecto de película que estaba filmando Amelí junto a su grupo de cine.

Recordó que tenía que terminar de hacer unos trabajos que debía presentar en el colegio esa semana.

Se venían los últimos meses de la secundaria y solo pensaba en salir bien en todo para poder estar libre cuando se fuera a estudiar.

Siempre le había ido bien en la escuela. Como le gustaba leer, no le costaba demasiado sentarse estudiar. En lo único que no era buena –y tampoco le gustaba- era en matemáticas, que gracias a Hele, siempre lograba salir bien en los exámenes.

Chequeó su celular por las dudas de que no haya ningún mensaje de él. Se sintió un poco rara al ver que no había nada. ¿No le habría gustado su beso? ¿Y si se decepcionó? No, seguramente estaba ocupado terminando de armar su bolso. No iba a dejar que sus inseguridades tiñan el recuerdo hermoso de su primer beso.

Se fue a dormir intentando hacer presente todo el tiempo en su mente el recuerdo del beso. Tenía muchas ganas de volver a verlo. Le molestaba ser tan fría a veces. Pero estaba en su naturaleza resguardarse del mundo bajo escudos.

Cerca de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora