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el arcoiris de esa tarde lucía tan precioso que la mayoría de las personas en la clase de jisung olvidaron la sesión y posaron su vista en la ventana, incluído el profesor. para jisung en cambio, el arcoiris no era nada especial.
desde pequeño los colores estuvieron presentes en su vida, y no porque tuviera una vida llena de felicidad, literalmente vivía viendo colores alrededor de las personas.
con el tiempo logró descubrir que era y que significaban esos colores. muchas veces vio el color verde en sus amigos por lo que lo catalogó como amistad, el color azul como envidia, el color negro como agrado, el color rojo como atracción sexual, y el color rosa como amor. junto a eso, descubrió también que la intensidad de esos colores aumentaba dependiendo de que tanto sintiera aquello la persona.
todas las personas de su círculo social poseían un color único, algunos más intensos que otros, pero con minho, su mejor amigo y además la persona que le gustaba, era diferente. minho nunca mostraba un color único, pues mientras sus amigos y conocidos desprendían solo verde o solo azul, minho era bicolor.
– ¡buenos días sunggie!
– verde y negro – murmuró para si mismo – buenos días minhonnie – el nombrado sonrió enternecido.
– me gusta cuando me dices minhonnie, es adorable, tú eres adorable.
– n-no creo que lo sea, pero me agrada decirte así.
los colores que rodeaban a minho cambiaron. el verde se mantenía, pero el negro cambió por un leve rosa. era esa pequeña manifestación la que provocaba un aumento en su esperanza de que el azabache gustara de él.
la verdad, muchas veces había visto ese color a su alrededor, y sentía que cada ves se volvía más intenso, o tal vez era su pequeña esperanza de que minho estuviera sintiendo algo por él.
el color rosa rodeando a Minho era común, normal, pero ese tono blanco definitivamente no lo era. no pudo despegar su vista del azabache - todavía más que en ocasiones anteriores - tratando de decifrar el significado de ese color.
– ¿p-porqué me miras tanto? – minho desvió la mirada con ambas mejillas sonrojadas. el color rosa se intensificó y jisung también termino avergonzandose.
– l-lo siento.
al menos por ese día jisung decidió olvidar el tema del color blanco y pensar en otras cosas, o acabaría con un dolor de cabeza terrible.
la hora del receso llegó y, cómo siempre, minho y jisung comían juntos. minutos después llegaron dos de sus amigos, ambos rodeados de un verde intenso. eran los mejores amigos de jisung.
– buenos días par de tórtolos.
– ¡¿t-tórtolos?! – se alteró minho, a lo que el par recién llegado soltó una carcajada.
