De nuevo una noche sin ningún tipo de pesadillas, había dormido como un bebe y sabia la razón. Estire mi mano hacia atrás pero la sentí vacía me senté de golpe ganándome un pequeño mareo.
-Connor- susurre con el ceño fruncido estoy segura de que no se iría a ningún lado sin mí, ni siquiera hemos ido a la universidad y eso que acabamos de entrar, me tallo los ojos para quitarme un poco el modorro y me estiro por completo.
Cuando estoy a punto de levantarme escucho pasos por las escaleras y al instante después la puerta se abre dejándome ver a un sonriente Connor entrar con una bandeja.
-Mi princesa se levantó antes de lo que pensé- me dijo mientras dejaba la bandeja en la cama y se acercaba a darme un beso- Desayuno en la cama- susurra en mi oído mientras la acerca para dejarme ver bien.
Abro la boca sorprendida en la bandeja que ahora se ve más grande, hay trufas, wafles, zumo de naranja, leche, panquesitos, y dos platos de huevo con tocino que forman una carita feliz, por eso ultimo suelto una risita burlona mientras que el me levanta las cejas.
-Con que el ejército vendrá ¿eh?- le pregunte divertida mientras me veía como suele hacerlo. Si, su ceja levantada nunca falta cuando de humor se trata.
-Graciosilla, es para nosotros y antes de que digas que te quiero engordar como vampiro y humano me da más hambre que al ejército entero- me decía mientras me regalaba una tierna sonrisa.
Seguía asimilando el hecho de que fuera un vampiro y que yo tal vez sea una mujer lobo ¿Cómo se supone que me controlaría si lo fuera? No sabía que hacer las cosas pasan demasiado rápido y el hecho de que no sabemos si estaremos juntos por el destino que se supone tendrá que tomar mi chico que aunque me diga que no me dejara sé que tendrá que hacerlo para seguir con la predicción y yo lo dejaría porque según lo que me contaron si no pasa así sería el fin del mundo.
-Un dólar por tus pensamientos- sus ojos me miraban fijamente y tenía el ceño levemente fruncido, sabía que de nada servía callarme y tenía que preguntar por lo que me atormentaba.
-Tendrás que ir a por la elegida a como dé lugar y lo sabemos- mientras hablaba dejaba que mi sonrisa más falsa lo convenciera bajo la cabeza y negó con ella cuando volvió a verme con su sonrisa pero la cambio por su ceño fruncido al ver que yo ya tenía los ojos húmedos. Soy tan débil.
-Hey, no te dejare, ¿no lo entiendes? En mi vida sentí lo que siento contigo- me decía mientras se acercaba para abrazarme y retenerme acunada entre sus brazos, sus ´palabras eran prometedoras pero mi corazón sabía que era lo mejor.
-Pero te dejare yo, no puedo permitir que por mi culpa pase algo malo para todas las personas del mundo- le conteste mientras me veía con el ceño fruncido, ahora parecía muy enojado y hasta cierto punto lo comprendía ni a mí me gustaban mis palabras pero de cierto modo las respetaba.
-No puedes hacerme eso ¿sabes cuánto te quiero?- me pregunto esta vez ofendido, en ese preciso momento vi que no podía dejar que siguiera porque si lo hacía ni yo me alegría por mi propio pie. Y lo comprendí, supe lo que tenía que hacer.
-Lo siento, es mejor que me valla a casa- le respondí mientras con todas mis fuerzas soportaba las lágrimas y dejaba que mi sentido de la razón y la sabiduría me dejaran actuar correctamente.
-No puedes hacerme esto, no puedes Isla- me decía con los ojos húmedos. Sí, me tengo que ir ahora o nunca me podre alejar de él.
-Así tenía que ser Connor si por alguna razón aquella elegida soy yo podremos estar juntos, pero si no es porque el destino no lo quería así- le conteste mientras terminaba de vestirme y ponerme los zapatos para darle una última mirada y ver como se tiraba al suelo de rodillas antes de salir por la puerta.
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Secretos de Sangre
AléatoireCuando tu vida cambia solo te queda una cosa por hacer, salir adelante es lo mejor, después de que un imbécil se metiera a tu casa a mitad de la noche y matara a toda tu familia hasta el punto de quemarlos vivos las dudas, la tristeza y el misterio...