Capítulo 18

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Sergio Pérez
Ciudad de México, México

Me quede ahí sin decir nada, sin pensar en nada. Quería gritarle que la amaba con locura que sin ella ya no tenía sentido nada para mí.

Había arruinado todo.

En ese momento pude sentir como era romper un corazón y también romper el tuyo. La diferencia es que no hice nada para evitarlo. Me quede ahí, deseando que todo pasara pronto, olvidar el momento y que los ojos de Mady me dijeran que todo estaba bien.

Pero no era así, cuando vi sus ojos la tristeza fue lo principal en ellos, decepción, odio, sin embargo, me aguanté. Aguante hasta que ella corrió dejándome ahí. La contemple marcharse, quería pensar que la vería en Mónaco como siempre solo que esta vez era diferente. Sabía que lo nuestro había terminado.

Esto era un maldito punto final, uno que había sentido hasta las entrañas.

No me moví, no podía. Sabía que ese instante se estaba esfumando y que ya no había nada que hacer porque ya era pasado.

Camine de regreso a casa, si es que puedo llamarla así.

Me senté en el sillón y sin más comencé a llorar.

Ella era la única con la que quería hacer planes, con la que si pudiera regresar el tiempo juraría que lo intentaría todo, pero esta vez bien.

Me levanté para tomar una botella y sin más comencé a beber. Sabía que en unas horas me arrepentiré, pero eso no me importaba.

14 de noviembre
Brasil

No me he podido concentrar, solo sé que llego bien a Mónaco. Pero ya no sé nada de ella. Quiero aventarme y no sentir todo lo que estos días he sentido.

—Es mejor que ya te prepares.

—Ya voy.

No puedo ni siquiera verme a un espejo, sé que me he dejado tirara a beber en las noches.

Ayer no tuve una buena clasificación, podía catalogarla pésima. Pero no podía dar más.

Quería decirle cuanto la amo, cuanto he pensado en ella, cuanto he deseado regresar el tiempo para verla una vez más.
Quiero decirle que esta vez le hablare con la verdad, que le contare todo, que no omitir ningún detalle que he estado tan concentrado en ella que me he olvidado de mí.

Que no la saco de mi mente en ningún momento, que quiero estar en la playa con ella. Que si me lo pide renuncio a todo lo que tengo, que si me lo pide me tiro de un acantilado, que haría todo lo que fuera por ella.

Sin embargo, eso no va a pasar, ya no.

No le había dicho a nadie, que había sido un idiota que no tuve el valor suficiente para irla a buscar. Quiero que ella este conmigo.


Quatar

Brasil no fue mi fuerte, había quedado en tercer lugar a pesar de que batalle en todo momento. Cuando salí del carro me fui a mi habitación y me solté a llorar.

Me hubiera gustado que existiría una razón para no hacer nada, que cuando te pregunten les digas "tengo roto el corazón, en estos momentos no me molestes".

.

Tenía que encontrar la manera en la que los dos nos diéramos cuenta de que estábamos destinados, que ella era la que quería ver todos los días al despertar.

No sé qué hora era cuando volví a casa. Pero sí sé que el corazón me latía frenético contra las costillas y que tuve que tomar un trago de alcohol detrás de otro para mantener las manos ocupadas y los dedos quietos. Porque el impulso estaba ahí... gritándome, susurrándome.

Me senté en el suelo deslizando la espalda por la pared y alcé la mirada hacia el libro que estaba sobre la cama. La historia de aura, el libro que ella me dio para leer entro a mi mente y me acompañaron durante toda la noche, hasta que amaneció, hasta que entendí que la había perdido para siempre, había perdido algo que tal vez ya no recupere, cuando en mi mente divaga una y otra vez las tardes haciendo el amor eran lo único que me quedaba de ella.

Me levanté cuando sonó el timbre de la puerta. Ya era por la mañana y creo que seguía estando un poco borracho, porque fui a trompicones hasta el salón. Abrí. Max estaba ahí, con un café en la mano y una porción pastel en la otra.

—Yo... solo quería saber cómo estabas.

—Ya veo.

—¿Eso significa que estás bien?

Creo que fue la primera vez que contesté con sinceridad a una pregunta tan sencilla como esa. Estaba demasiado acostumbrado a responder un «sí» rápido y me costó encontrar las palabras y dejarlas salir.

—No, no estoy bien.

—Vamos, Checo, ven aquí.

Me abrazó. Yo dejé que lo hiciese. Y lo sentí, sentí que tenía un apoyo, un amigo. Había tenido que estar metido en el fango hasta arriba para darme cuenta de algo que estaba delante de mí todos los días.


17 de noviembre.
Inglaterra

Estábamos de camino a una cafetería, Lando y Carlos estaban junto a mí en el auto. Decidí ver el paisaje que dejamos ver atrás mientras los minutos pasaban.

—Tenemos que ayudar a subir su ánimo.

—Lo se Lando...

Sabia porque de repente querían estar conmigo, Max les había contado que el alcohol y yo hemos sido amigos estos últimos días.

Cuando llegamos al restaurante bajamos esperando pronto comer.

Me senté y dejé que ellos pidieran lo que quieras.

—No sé cómo decírtelo. —Dijo Lando — Parece que ni yo he tenido ganas de hablar acerca del amor.

—El amor es complicado.

—Sí que lo es.

—¿Por qué no la buscas?

—Me pidió que no lo hiciera...

—Deberías ir a buscarla, explicarle lo que paso y simplemente decirle...

—No hay nada que decirle, ella dejo en claro que ya no me quería ver. —sus ojos vinieron a mi mente —No puedo.

—Si puedes, debes pensar que es lo que pasa entre los dos y tratar de arreglarlo.

—Es que el problema fue que fui un completo mentiroso, no le dije nada. —mencione —No fui capaz de mencionarle nada de Daniela, de decirle que ella fue el motivo por el que cancele mi boda.

—A lo mejor lo entienda.

—Lo veo imposible eso.

—Vamos checo, no te pongas así, a lo mejor los dos se quieren igual. —Menciono Lando — Veras que encontraremos la solución para que estén juntos de nuevo.











Lunes de actualización <3 Lloremos si

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Lunes de actualización <3
Lloremos si.

Tristeza por la carrera y el choque de charles con checo :(
Corto pero triste

𝐌ó𝐧𝐚𝐜𝐨 | 𝐒𝐞𝐫𝐠𝐢𝐨 𝐏é𝐫𝐞𝐳 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora