Día: 3 "Instintos"

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N/A: Estoy tomando un poco otro camino en la escritura, espero que se note y si hay algo en lo que pueda mejorar por favor espero puedan ayudarme, espero que les agrade el rumbo de la historia y la lean con entusiasmo.


Inertes en el deseo sus mentes divagaban mientras que sus cuerpos desenfrenados se mantenían en armonía buscando igualar su calor. El ritmo de sus lenguas oscilaba en lo vulgar, invadiendo cada centímetro de la boca ajena, Rimuru solo sonreía ante aquellos ojos que tornaban un color distinto, orgulloso de los cambios que provocaba solo buscaba una cosa, someter a aquel poderoso hombre.

Lo buscaba sin desenfreno, rodeaba sus largos brazos por aquella frágil cintura que buscaba desesperar, no habia una pizca de esfuerzo cuando el deseo se desarrollaba desde lo consciente, aunque en esos momentos la razón estaba perdida.

Las ansias solo se acomunalaban, los jadeos de ese enorme hombre solo volvían volátiles los instintos de quien dominaba la situación, lo miraba a los ojos mientras castigaba su lengua, apretaba sus dientes contra la que pretendía superarlo, dejaba marcas por su cuerpo ante de que este pudiera renegar, solo el contorno de su espalda tan sutil y desesperado hacían mas evidente la excitación del momento.

Su respiración aun mas caótica pedía el alivio, pero aun así la emoción no paraba de mezclarse. La desesperación y el deseo provocaban que sus manos viajaran sin un cuidado, pero sabia que no se enfrentaba a una frágil situación.

Aquellas piernas que lo mantenían prisionero entre la pared terminaron juntos atrapado entre lo enorme de su contorno, mantenía sus piernas pegabas y los cabellos revueltos ocultaban esa expresión de lujuria, aquellos ojos carmín activos por las emociones – No me detendré, Rimuru- sama – Se notaba indeciso, mas que un aviso era una súplica.

Enérgico tomo un mechón de aquella cabellera, olía delicioso y tanto que un pudo evitar llevarlo a su nariz – No espero que lo hagas – Sonriente llevo sus manos a aquel cuerpo que pretendía su dominio, aseguraba aquel encuentro reteniéndolo contra de si jugueteando con los puntos sensibles que solo ellos conocían. Se retorcería cuando llevaba sus besos a su cuello, dejaría que su voz cantara cuando la cercanía de sus gemidos aterrizase en sus oídos y los dientes dejaran la marca de quien era muestra de su dominio.

No era un omega, estaba consciente, pero no podía suprimir las ganas de llevarlo junto consigo, bajo sus manos a aquella prenda que ocultaba su erección, tomándola entre sus manos y apretándola con la fuerza necesaria para hacer desvanecer aquella soberbia expresión, los movimientos se intensificaban con la corbatera de su columna, acercándose mas a sus cuerpos mientras que sus pelvis conectaban a golpes ligeros la muestra de querer unirse.

Su interior se retorcía cuando la lengua del mayor jugueteaba con los pezones ajenos, aquella cavidad parecía llamarlo empapado por la excitación, dejaba que sus dedos juguetearan antes de la intromisión, la única muestra de tortura que podía generar, era entonces cuando su vista casi borrosa se enfocaba con claridad.

Una hermosa figura retenía sus gemidos ante aquella situación, su rostro sonrojado parecía deseoso ante aquellas indecorosas caricias, suprimía sus emociones, pero eso solo provocaba el espesor de sus feromonas, parecía adormecido cuando aquellos instintos sucumbían ante el deseo, pero los sonidos tenues que invadían sus sentidos lo obligaban a mantenerse atento, entonces no lo pudo ocultar más.

Dejaba que sus dedos juguetearan en su cavidad, se abrían sutilmente ante los sonidos que iban en aumento, los movimientos de sutiles penetraciones dejaban cabida a las suposiciones futuras – Es solo el comienzo, no puede ser que sea lo único que soportes – Eran contadas las ocasiones donde podía mantenerse en esa posición, elevando su orgullo gustoso ante la insolencia, pero sabia a quien le hablaba, y sabia que provocarlo era el mejor camino.

Elevo nuevamente su sonrisa mientras que aquellos brazos engañosos arrebataban su balance, era una vista maravillosa, una criatura casi omnipotente entrometida entre el deseo y el orgullo, sonreía gustoso, ya que su juego rozaba la locura – Recuerda tu lugar – Dijo antes de tomar el control.

Derribo su cuerpo mientras que retomo el dominio, dejo aquel miembro también erecto libre de ataduras y estaba seguro que podía hacerlo terminar antes de que introduzca algo más, pero era un ser benévolo – Ojala encuentres el día donde puedas derribarme, Benimaru – Dijo antes de posicionar el pene sobre su entrada, lentamente descendía dejando que el calor de su cuerpo envolviera sin compasión, el calor, los movimientos y a humedad solo provocaba que los mareos se intensificaran, y no podía ocultar que la locura que adornaba aquella escultural figura eran capaces de llevarlo al éxtasis, pero adoraba mas esa situación, tenerlo a su merced dependiente de sus emociones, las cuales rozaban lo volátil.

Benimaru solo retenía sus lamentos mientras que era devorado sin perdón, descendía por aquella característica que lo mantenía en el lugar de un alfa, su virilidad dominada, sin intensión de declinar.

Levanto su pecho buscando llegar a su cuello, pero no pudo razonar, solo se dejo mas cerca inerte ante aquella situación, recordaba los cuentos sobre aquellos extintos, el regalo divino capaz de conquistar el mundo, recordaba las advertencias de mantenerse alejado, pero no podía evitarlo, ya se encontraba suprimido ante el control de un ser especial, llevaba en su lóbulo la marca que habia dejado anteriormente.

Cualquier alfa caería ante aquella situación, donde una especie de omega llevara su dominio, pero no era el caso, sabía que era suyo y no necesitaba pelearlo, regresaba a sus brazos en cualquier situación, y en ese momento era completamente suyo. La marca que portaba en sus orejas dejaba la evidencia de su hombre, razonaba por él, aunque en esos momentos seria todo lo contrario, dejaría que la locura de su instinto animal los condujera por un camino desconocido, albergados en el calor ajeno mientras que la sutileza de la sociedad no los bañara con la aprobación, solo que este pequeño hombre no era afín ante las injusticias, marcaria su camino y él lo seguiría, no importaba que no fuera el único en sus filas.

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