Tic...Tac...Tic...TacEl sonido del reloj continuaba resonando en aquella biblioteca en esa ciudad francesa. Retunbando en las cabezas de los lectores que acudian al establecimiento en busca de adquirir sabiduria y conocimiento a traves de los libros.
Tic...tac
Cada momento que pasaba, cada segundo que transcurria, las personas regresaban a sus domicilios. El sol empezaba a ocultarse, permitiendo que la oscuridad de la noche cubriera cada tomcon de la ciudad, de los edificios surgian luces que iluminaban a las personas que aun caminaban a esas altas horas de la noche por las calles.
Tic...
El reloj ya se habia detenido. Justo antes de la medianoche. Pero tan solo dos personas permanecian en el establecimiento para presenciar aquel fallo. Una de ellas se encontraba en una de las mesas de la biblioteca, al parecer muy distraido por lo que estaba escribiendo. Cualquiera que lo viera, creeria que trabajaba en alguna especie de novela, era un joven de no mas de 23 años de edad, con una cabellera dorada como el amanecer y sedosa como la mas fina lana, sus azules y cristalinos ojos reflejaban intriga, intriga por saber cual seria su proxima obra. La otra persona que sin saberlo acompañaba al joven era la encargada del lugar, una joven bibliotecaria. Esta no se habia dado cuenta de la falla en el reloj, siquiera sabia que el joven se encontraba aun sentado en una de las mesas. Cuando la joven bibliotecaria lo encontro, el, sin darle tiempo de decir una palabra señalo con su indice el reloj que habia fallado, este levanto la mirada solo para ver el delicado rostro de la dama que a su lado estaba
- Lleva un buen rato sin funcionar -
Dijo el joven, sus palabras venian acompañadas de una leve y calida sonrisa, despues de todo, quien no se alegraria al estar acompañado de tan hermoso especimen.