Capítulo 109: La prueba de la Mariposa

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Al pasar por la puerta la luz ya era clara en todo su esplendor, pero al contrario todos los terrenos eran rocosos y separado por una gran lava a lo lejos, directamente magma. A juzgar por ello saltar no ayudaría por la gravedad del lugar, y tal como había indicado el demonio debíamos pagar a un hombre que se suponía había cerca del fuego, más no había nadie. Sin embargo, para indagar Hanami se había acercado cerca de la laguna, apareciendo en medio de la nada un hombre viejo parecido al aspecto de un monstruo con un solo ojo y apariencia casi igual a la vieja luna superior Nakime.

--Por favor, entreguen 5 monedas de oro si necesitan pasar, es una orden directa.--Pedía el demonio con una voz neutral y pasiva, lo que me generaba cierta confusión. Seguramente el mismo barquero pedía cierto tipo de dinero que era desconocido en el mundo mortal, es decir tanto en el Paraíso como en la tierra, por eso yo no podía pagarle. Al contrario mi compañera sacaba de su bolsillo una bolsa llena de monedas, ¿será lo que se necesita para poder viajar? Bueno, ella era una antigua diosa, y por sus recuerdos seguro tiene algo parecido con lo que pagar, así que no habría problemas supongo.

--Yo misma te pagaré. Como ahora tenemos que volver también, te daré el dinero de vuelta también por adelantado, confíamos en ti.--Le dejaba la bolsa en las manos al demonio, mostrando la cazadora divina una sonrisa amable y sincera que me hizo suspirar, en verdad desde pequeñas no había cambiado y siempre seguía mostrando su típica amabilidad sin pensar en las consecuencias. Por otro lado ahora ya tenía dinero el ser demoníaco, que sonriente hizo aparecer una barca por arte de magia para montarse en una esquina y esperar nuestra entrada para poder llegar hacia el otro terreno.

--Por favor pasen, les espero para poder llegar.--Pronunciaba el demonio con total normalidad, y dispuestas ambas subimos al bote lo antes posible, de manera que moviendo el remo con sus brazos empezaba a moverse dicha barca.

El viaje fue bastante largo, mínimo de 10 minutos. Mientras tanto las dos nos encontrábamos hablando sobre diversos temas en específico, en el cual estaba relacionado con ropa y temas del pasado respectivamente, y de lo que nadie se dio cuenta menos yo era que en verdad no sé trataba de magma lo que seguía circulando, simplemente era conocido como el lago de las almas, en el que todo espíritu de ser vivo iba por dicho lugar para llegar a su destino y ser juzgada, justamente a donde nos dirigíamos, pero antes debíamos pasar el círculo de la perdición, un círculo que si bien no era para tanto, podríamos tener problemas para pasarlo. Aún así la pelirroja estaba tranquila  h por mi parte yo también lo estaba al poseer siempre cierta dignidad y valentía que se me había dado de pequeña, y por la promesa entre hermanas no iba a perder jamás, por algo siempre había cumplido todos mis objetivos, y esta vez no sería la excepción.

--Aquí les dejo, mucha suerte para encontrar el camino, nos veremos a la vuelta.--Me avisaba dicho demonio para que así las dos bajáramos del carro, lo cual correctamente fuimos sin ningún problema hasta aterrizar en el suelo. La pilar del otoño me sonreía puesto que nuestro destino había concluido, pero por otro lado quedé impresionada al observar una inmensa montaña compuesta por diversos caminos bastante afilados, supongo que para evitar el hacer pasar a la gente, y ya hablábamos del Yomi, la naturaleza del propio infierno en toda extensión.

--¿Alguna idea para escalar? Podemos pasar por ese pequeño paso, pero estoy segura de que es una zona bastante frágil, vamos a morir si no tenemos cuidado. Kaede, si quieres un consejo podría usar el poder divino para llegar arriba, sería bastante fácil si contamos que soy una semidiosa del propio cosmos, incluso con la gravedad esto no es nada para mí.--Concluyó con cierto tono de voz amable y preparado, por lo que agarrando mi muñeca concentraba poder divino para así saltar, pero enseguida solté su mano con brusquedad, parando al momento su impulso. Ella no entendía nada, pero dirigí mi mirada hacia la enorme montaña que se encontraba frente a mí. 

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