Twenty~

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Era la escena más cliché en toda la historia: la lluvia, nuestros labios unidos y todo era lento.

-Niall... No. Realmente no sé qué somos-espeté-. Es frustrante. Me siento tan mal conmigo misma.

-Me gustas. Me gustas demasiado, quisiera dar el siguiente paso.

-¿El siguiente paso?-a mi mente llega aquel comentario de la chica vestida de blanco.

-Sellers... Sé mi novia.

Enfurezco y le dejo hablando sólo. Estoy empapada. No pienso dar respuesta, no hasta tener algunas de su parte.

(...)

Espantoso martes.

Llevo doce horas sin saber nada de mis amigos. No he querido abrir las redes sociales, no quiero tener que encontrarme con algún mensaje del oji-azul. Estoy confundida...

Llamada entrante: Beth.

-¡Beth!

-¡Sellers! ¿Qué rayos pasa contigo? Desde ayer he intentado contactarte-contesta la chica algo molesta.

-Lo siento, no quiero entrar a mis redes sociales. ¿Qué necesitas?

-Sólo quería platicar con alguien.

La conversación fluyó diez minutos más. Incluso el desayuno fue ameno, mamá me veía raro. Alice le imitaba de vez en cuando.

-Iré a arreglarme-digo después de terminar la llamada-. Pero primero me daré una ducha.

Voy escaleras arriba. Entro a mi habitación y le pongo seguro por dentro; no quiero que entren sin previo aviso... Especialmente Alice, es experta.

Enciendo el estéreo. Entro a la ducha y ahora apenas escucho la música que proviene de un rincón de mi habitación.

Cuando estoy por cerrar la regadera, oigo un ruido extraño en mi habitación. Escucho con atención:

-¿Alice? ¿Mamá?

No obtengo respuesta. Quizás fue mi imaginación.

Me pongo la bata de secar y salgo del sanitario. Me acercó al armario y me llevo una gran susto cuando veo al rubio escondido entre mis blusas y jeans.

Lanzo un grito ahogado. Él cubre sus ojos con ambas manos, se sonroja:

-Yo puedo esperar a que te pongas algo de ropa. No era mi intención...

Doy de manotazos y luego saco algo de ropa del armario. Corro al baño y me visto rápido. Salgo.

-¿Qué derecho tienes para irrumpir en mi habitación?

-No contestas mis mensajes-baja la mirada-. ¿Estás molesta?

-No, pero quisiera saber algo.

-Claro-dice entusiasmado.

-¿Serás honesto?

Energéticamente mueve la cabeza de arriba-abajo. Estoy por hablar y mamá toca a la puerta de manera desesperada, grita y patalea. Oigo las llaves entrar en el picaporte y empujo a Niall dentro del armario. Cierro y me siento en el borde de la cama; abro la gaveta de la mesita de noche y finjo que me maquillo.

-¿Estás bien, mamá?

-La vecina asegura que vio a un sujeto meterse a tu recámara.

-¿Qué vecina?

-La de enfrente-musita mientras abre la puerta del baño.

-Esa señora padece de sus facultades mentales-digo mientras me coloco máscara de pestañas-. El otro día me dijo que vio a papá besarse con otra... El día que estuvo podando el césped desde que se levantó hasta que tú y él fueron al súper.

Barman |N.H.| Terminada (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora