Capítulo 54

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VOZ OMNISCIENTE

"Sueño, esos pedacitos de muerte. ¡Como los odio!".
Edgar Allan Poe.

Déjenme resumirlo para ustedes. Claro, si es que aún no lo entienden:

Papi adoraba a Lilith, aunque él supiera que ella no era su hija, y jamás pudiera tener una relación normal con esa criatura, que amaba y odiaba a momentos, por parecerse a ese desalmado que le arrebató la dignidad a su esposa, y destruyó el sentimentalismo de sus hijos hacia cualquier otra persona.

Porque..., papi no podía decirle a su corazón hermoso que fue producto de una violación.

No, él no podía hacerle eso a un bebé. No lo iba a entender.

Porque papi no podía decirle a su princesita adorada que él tenía un hermano, y que ese hermano se llamaba (llama) Adán, y que Adán estaba (está) medio loco, chiflado, insano, un tanto psicópata y maniaco depresivo.

Y que ese hombre, era el hermano menor de su supuesto padre (su tío), que la había criado para ser menos demente que la biología que le precede por naturaleza.

No quería que una víctima más fuera presa de su pecado.

No, él no podía revelar ese nombre o tipo de vida a su bonita hija, menos cuando ella empezó a bombardearlo con preguntas sobre su origen.

Porque Lilith era inteligente. Y ella sabía que padre y madre ocultaban algo, siempre lo había intuido.

Aún recordaba la primera vez, que la pequeña copia de su hermano, le preguntó por su verdadero padre.

Lilith sólo tenía ocho años...

—Oye, Abel —le extrañó que lo llamara así—. ¿Quién es mi papá real?

Él, inocentemente, frunció el ceño en total confusión.

—¿De qué hablas, corazón? Yo soy tu papá real —le aclaró.

Ella negó tiernamente con la cabeza y rio en desacuerdo.

—No, tú eres Abel, mi papá falso. Yo quiero saber sobre mi papá real. Él, ¿cómo se llama?

Eso lo rompió y puso en pausa sus latidos, pero también fue una mezcla extraña entre memorias y reminiscencias que lo devolvieron a la realidad. No podía seguir ignorando los hechos, menos cuando la pequeña Lilith se parecía cada día más a su hermanito Adán, tanto físicamente como emocional o mental.

Era rara, taciturna y amaba la oscuridad. Le gustaba leer, leía a todas horas, y cada vez un libro más gordo que el anterior, evolucionando sus talentos y aumentando su inteligencia.

Y esas muecas y facciones que ponía, cuando se sentaba a disfrutar de sus cuentos de terror... ¡Por Dios! Era como ver al maldito Adán cruzado de piernas en la alfombra de su antigua casa, leyendo a Edgar Allan Poe o a Lovecraft.

No sólo notó esa coincidencia entre Adán y Lilith, también hubieron momentos en los que parecía más una habilidad innata que hereditaria.

La misma postura al caminar, los mismos ojos al dormitar, la nariz arrugada y la manera en cómo su lengua se pegaba a sus incisivos delanteros antes de hablar... Entre otras cosas, como la sonrisa a media noche en sus labios al dormir, y el brillo en sus pupilas cuando veía imágenes sangrientas o subidas de tono entre hombres y mujeres..., como si supiera lo que ellos harían después de ese inocente beso, o lo que ese hombre con machete querría hacer con la cabeza después de decapitar a sus víctimas.

¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora