DAVINA
El papelito que me encontré hace rato, resultó ser un recado de Eleodoro. El que venía con el manuscrito.
«Querida Davina: Te dejo la historia de la que te hablé para que me des tu opinión. Es todavía un manuscrito, pero me interesa mucho saber que piensas, teniendo en cuenta que eres quien lo inspiró. Con respeto y cariño, Ele Sánchez».
Tan tierno mi estúpido.
Si hubiera sabido lo que íbamos a hacer, jamás lo hubiera dejado, pero pecó de confiado y he aquí las consecuencias. Sin embargo, si es fuerte, se repondrá, escribirá más y esto un día no importará. Hasta se olvidará de que existo.
Ele ha tenido mucha suerte de encontrar a Mendívil después de todo. Ya quisiera yo tener un patrocinador de ese calibre. Espero que por su bien, Juan lo deje en paz, porque ya lo trae entre ojos también. Basta una orden para que lo quiten del camino. Lo que me pregunto es, por qué todavía no lo ha hecho. Así me lo quita a mí también de encima. Ya no lo quiero ver. Cada día lo soporto menos.
Cómo es uno, que cuando pierde las cosas, es cuando empieza a valorarlas. Ahora leo esto y me dan ganas de correr a buscarlo. Pero eso ya lo hice y me rechazó. Ya es tarde. No soy capaz ni de darle la cara ahora.
Éste papel es lo único que me queda de ese amor que nunca volveré a tener. Lo llevaré cerca, al menos para recordar qué un día, alguien me amó incondicionalmente.
ELEODORO
No puedo concentrarme ni pensar en nada más que no sea Davina. Tengo que enfrentarla. Esto no se puede quedar así, no me puedo dar por vencido o nadie va a tomarme en serio nunca más.
Tiene que recibir un castigo, ella y su cómplice, porque dudo que lo haya hecho sola. Si puedo probar que ese hijo de puta de Pérez tuvo que ver... No, no voy a matarlo, pero voy a dejarlo tan jodido, que eso va a ser lo mejor qué pueda pasarle. Y a ella... A ella la voy a hundir.
No me gusta pedir nada, la verdad, pero sé que si le pido ayuda a Nicolás, no va a negarse. Aunque no sé qué tan caro podría salirme el favor. No, mejor no le pido nada. Esta es mi batalla y la tengo que librar solo en medida de lo posible.
Lo que más me duele, es que yo tenía grandes planes para para ese libro y también eso lo echaron a perder con esa asquerosa edición patito. Creo que hasta lo hicieron a propósito.
¡Todo lo hicieron a propósito!
¡Maldita perra falsa! ¡Solo deseo verte sufrir! ¡Ahora, todo ese amor que alguna vez te tuve, está muerto! ¡No voy a tenerte ninguna consideración, Davina! ¡Ninguna! ¡Siempre fui tu burla, el loco estúpido que podías manejar a tu antojo! ¡Ahora vas a saber qué tan loco estoy!
BERENSTAIN
Davina ha estado fregando mucho con que quiere hablar con Mendívil. Aparte de loca, igualada. Con ese nadie habla si él no quiere. Y no creo que quiera estar siquiera en el mismo cuarto con ella.
La recibiré, pero ya sabe lo que va a oír.
—Adelante, déjala pasar.
Entra aventando la puerta con cara de susto.
—¿Ya hablaste con él?
—Buenos días, Davina.
—¡Déjate de formalidades qué no estoy de humor! ¡Necesito hablar pronto con Mendívil!
—¿Tú? ¿Con Mendívil? Ay, Davina preciosa, con trabajo hablo yo. Y mucho menos, verlo. Ese no se para por aquí a menos que algo muy grave y urgente esté sucediendo.
—¡Mi vida corre peligro! ¡¿No es eso suficientemente importante?!
—A ver, siéntate y cálmate ¿Por qué, o más bien, por quién te sientes amenazada?
—¡Por Juan Pérez! ¡Anoche terminé con él y no ha dejado de llamar en toda la noche! ¡Me amenazó! ¡Dijo que si me veía con alguien más, me iba a matar, mira!
Me mostró los mensajes que le había enviado y sí, sí se veía intensa la cosa, pero no como para molestar a Nicolás por eso, está como operada del cerebro.
—Davina, esos son asuntos privados qué al señor Mendívil no le interesan en lo más mínimo.
—¡Necesito protección! ¡Un guarro! ¡Alguien! ¡Tengo derecho!
¡Ay estás actricitas, se creen bordadas a mano! ¡Un poco de éxito y ya se sienten Lady Gaga o no sé quién!
—A ver, Davina, cálmate. No puedo ponerte a nadie, porque aquí no hacemos eso. Mucho menos con una principiante que ni a protagónico llega. Te recomiendo que vayas a poner una denuncia por acoso. Es todo lo que puedo hacer por ti. Ahora sí me disculpas, tengo mucho trabajo. Ciao bella, bye.
—¿Ah sí? ¡Pues voy a escribir una carta y si algo me pasa, los culparé a todos ustedes! ¡Empezando por ese desgraciado joto culero de Mendívil!
—Qué raro...
—¡¿Qué raro qué, Berenstain?!
—Qué le tengas más miedo al idiota de Pérez que a Sánchez. De hecho, creí que todo este alboroto era porque temías qué Eleodoro te hiciera algo.
No sabe en la que se metió. El guarura no le va a servir de nada.
—De Ele no tengo ninguna queja.
—Qué bueno, quiere decir que se está portando bien.
—Ele es un buen hombre, todo siempre es culpa de Juan. Por eso necesito ayuda.
—Lo siento, en verdad, no puedo hacer nada.
—Gracias por tu tiempo —dijo mucho más tranquila, hasta resignada y salió de la oficina.
DAVINA
¡Desgraciado! ¡Juro que voy a escribir esa carta!
—Hola, Davina ¿Podemos hablar?
Es la voz de Ele, pero cuando volteo y lo miro, el sueño de cada noche se me viene a la mente, porque su mirada ya no es dulce como antes. Aunque se vea tranquilo, hay algo en él que acaba de encender todos mis focos rojos imaginarios.
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ELE (Versión Extendida)
Romansa(Ele, versión extendida). Un escritor inicia una relación clandestina con la esposa de su peor enemigo, mientras al mismo tiempo, descubre que siente algo más que una entrañable amistad por su amigo Nicolás. Lee este drama con toques finos de humor...