Estaba en la calle Watson, iba al trabajo, llevaba un abrigo color rojo, una bufanda, y unos tacones negros, mis pantalones eran largos, era invierno, hacía frío, así que tenía que cubrirme. Mis manos estaban congeladas, olvidé los guantes en el auto y no pude volver por ellos, dado que se me hacía tardé.
Llegué a la empresa dónde trabajo, soy secretaria del mismiso jefé, es algo cascarrabias pero se le tolera, y definitivamente me ganaría una regañada por llegar 10 min. tardé, subí al ascensor y algo me llamó la atención, se oían murmuros por todo el lugar.
- ¿Qué sucede? - pregunté y Lorena, mi compañera de trabajo y amiga, se acercó.
- Al parecer habrá un nuevo CEO.
- ¿Qué? - dije sorprendida - ¿Y el señor Wilson?
- Tuvo un paro cardíaco hoy en la mañana - dijo con algo de tristeza - que descanse en paz.
- Pero - me quedé sin saber que decir, a pesar de que el señor Wilson era un viejo cascarrabias, era una muy buena persona, se llevaba bien con todos, le teníamos un sentimiento inmenso - ¿Cuándo será su funeral? Quisiera ir.
- Hoy, mañana lo enterraran. El funeral será en la casa de su esposa.
- Dios, estará muy desconsolada - dije llevándome la mano al pecho. La señora Isabella solía venir a la empresa a ver a su esposo, era un sol con todos, era muy amable, su sonrisa nos iluminaba a todos - no puedo imaginar su dolor.
- Me da mucha pena, incluso ya voy a llorar - dijo mientras se le notaban los ojos criztalinos, Lorena era algo sensibles con esos temas, yo también estaba apunto de llorar.
- Toma - dije mientras le pasaba un vaso de agua para que se calmara.
Al rato, vino un señor a darnos el aviso de que no trabajariamos una semana completa por luto, pues el señor Wilson tenía años ya en la empresa.
Al regresar a casa, me tomé una ducha para dormir un rato antes de ir al funeral, pero antes de que pudiera cerrar los ojos, mi celular sonó.
- Verónica, hija mía! ¿Por qué no contestabas las llamadas? Me tenías preocupada.
- Estaba en la empresa - dije mientras me acomodaba en la cama para sentarme - El señor Wilson falleció en la mañana.
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Le dio un paro cardíaco. En unas 2 horas iré a su funeral en la casa de la señora Isabella.
- Dile que mi más sentido pesame.
- Claro mamá, yo se lo diré, y saluda a papá de mi parte.
- Claro hija, yo se lo digo, cuidate, besos - dijo antes de colgar.
- Besos también - dije para después apagar el celular y dormir.
Mis padres estaban en Londres, se habían ido de vacaciones después de mucho tiempo, ellos viven aquí en Francia conmigo, pero ellos en su casa y yo en la mía. Suelo visitarlos todos los fines de semanas, claro, cuando estan aquí.
Después de una hora, me levanté y me preparé para ir al funeral, me puse un vestido negro y unos tacones del mismo color, junto a un agrigo y unos guantes, está vez, no los olvidé.
Después de unas horas, llegué al lugar, habían muchas personas. Me acerqué a la señora Isabella para abrazarla, estaba echa lágrimas, tardé un tiempo en tranquilizarse y cuando se pudo, nos sentamos, hasta que ella habló.
- Wilson era una buena persona. - decía mientras miraba las flores blancas de su jardín, habían diversas pero ella sólo se fijó en las blancas - Recuerdo que una vez, hace unos años, antes de tener a mis hijos, estábamos aquí, sentados - tomó aire y suspiró sutilmente - me dijo lo mucho que me amaba, que era la única mujer que hacía que su corazón palpitara. - agarró una toallita de su bolso y se sonó la nariz - Después tomó una de aquellas rosas blancaa y me la dio, dijo que era tan delicada como ella al igual que mi piel, fue un muy cálido sentimiento en mi corazón.
Veía en los ojos de la señora Isabella mucho amor, en verdad amaba mucho al señor Wilson, sonreí y dejé un beso en su frente, mi mamá y ella se conocían desde pequeñas, eran amigas de la infancia hasta ahora, por eso tenía tanta confianza con ella, me conoció desde que nací.
- Veo que el amor es muy bonito - sonreí y la miré - Se que el señor Wilson, fue feliz a su lado, siempre se le veía esa sonrisa inmensa cuando iba a la empresa, parecía un chico adolescente
Reí junto con ella y nos miramos para después ver el ataud
- Gracias Ann, tu presencia me hizo bien, eres una buena chica.
- No me lo agradezca, usted es como una segunda madre para mí, es la mejor amiga de mi mamá y siempre estuvo con nosotros, es parte de la família.
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SIEMPRE A TU LADO, VERÓNICA.
Romance- ¿Ahora me acaba de decir vieja? ¿Pero que le pasa? Primero me llama loca y después vieja. - ¿Sabe? Mejor me retiro, tengo trabajo que hacer - digo retirandome, ya cansada de la absurda conversación. Yo soy paciente, cordial y dulce, pero este chi...