Desde aquel día, las cosas en casa habían cambiado drásticamente.
Debido a mi pelea con Leo, él decidió irse de mi casa aunque más bien, yo mismo lo eché. No nos llamábamos, ni tampoco intercambiábamos mensajes de texto para saber como nos encontrábamos. Quizás era lo mejor; Eva no paraba de ir a mi casa. Pasaba mucho tiempo con ella, siempre haciendo todo lo que quería por simple capricho como ir al cine, a restaurantes lujosos, entre ellos y aunque mucha gente puede llegar a pensar que es completamente envidiable, yo no me sentía de esa forma. Me sentía incompleto ya que, todo lo que ella me ofrecía, no me llenaba y yo sabía la verdadera causa.
Con esto último, mi hija a penas me hablaba y solo quería estar con mi abuelo o con Eliot. Supongo que era, porque no le gustaba que esa mujer, intentara aparentar esa madre que nunca tuvo y yo, le estaba dando esos lujos pero, también podría ser que estuviera enfadada conmigo por pasar tiempo con alguien odioso y con Leo. Él si que merecía la pena; Gabri, al enterarse de que preferiría estar con Eva que con Leo, se molestó mucho conmigo. Ella no podía comprender como preferiría estar con esa lagarta (mote apodado para su propio divertimento despectivo) que a estar con ese pedazo de hombre que se moría por mi; Mi hermana, después de saber accidentalmente que estaba en una relación formal con Eliot, se mostraba molesta, taciturna e irritable. Discutía mucho conmigo y yo, pagaba mi actual frustración con ella.
Uno de esos días, en los que me estaba preparando para una de esas horribles citas con Eva, me miré en el espejo. Me veía con un jersey oscuro y unos pantalones color mostaza aunque no me sentía del todo cómodo pero tampoco me mataba a arreglarme. La verdad, estaba muy desganado con todo esto que me estaba pasando por mi propia ignorancia y estupidez. Saliendo del cuarto de baño, todo estaba terriblemente tranquilo y un ligero murmuro salía del cuarto de mi hermana. Posiblemente, estaban Eliot y ella hablando o simplemente, pasando un buen rato antes de irse a su cita romántica. Llamando con los nudillos, esperé unos segundos hasta que me contestaron:
-¿Si?
-Me voy con Eva.
-Que te vaya bien -contestó Miriam y su tono de voz se mostraba distante.
Sabía que todo esto me lo había ganando a pulso por mis malas decisiones, me sentía dolido. Nadie se daba cuenta de que yo también, salía perjudicado. Poniéndome un abrigo oscuro, abrí la puerta principal y cogiendo el móvil, la cartera con dinero y las llaves, salí. A Eva no le gustaba que llegara tarde a pesar de que era ella la que me recogía. Siempre con sus exigencias y yo, por imbécil, se lo permitía.
Bajando las escaleras, nunca me parecieron tan largas como ahora. Era como si el propio tiempo me estuviera diciendo que todo esto era una locura. Que no merecía la pena ir a esa cita y que corriera para ir a casa de Leo pero mi lógica pudo conmigo y a pesar de que sabía que estaba mal, obligué a mis piernas a seguir moviéndose para ir con Eva. Saliendo, ella ya estaba ahí esperándome y a pesar de que estaba guapa con ese vestido verde botella, botines blancos y esas medias negras, mi corazón no se aceleró. Estaba muerto de dolor.
-Llegas 1 minuto y 40 segundos tarde -vi que daba repetitivos golpes en el cristal de su reloj de muñeca y su ceño estaba fruncido.
-¿A donde vamos esta vez? -pregunté. Hoy mi humor estaba peor que otros días.
-Te va a encantar. He reservado mesa en uno de los mejores restaurantes de Paris.
-En otras palabras, era muy caro -pensé pero yo solo afirmé con la cabeza.
Ambos nos subimos en una enorme limusina gris y bufé. Estaba claro que esta muchacha le gustaba derrochar el dinero y no precisamente, por un acto altruista. En todo el camino, ella comenzó a hablar de todo y de nada a la vez haciendo que yo desconectara completamente del mundo. Comenzaba a hartarme de todo esto y parecía que a ella le daba igual como realmente me sentía. Ese era el primer y único problema pero me di cuenta tarde.
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El bibliotecario y el guardián
Acak¿Creéis en el destino? ¿Pensáis que la sangre une algo mas que el destino? Eso es lo que pensaba Leo al encontrarse nuevamente con aquella persona que había jurado proteger pero, tenia un ligero problema. La luna es su peor enemiga. Des, es un bibli...