Capítulo 112: El Adiós

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Izanami en sí era un monstruo, un verdadero diablo tal y como me describió Nozomi. Dos puñetazos fueron impactados contra mi espada hasta generar una onda expansiva que me arrastró por el suelo aunque a duras penas pude resistir el golpe, y así ella volvió a lanzar de su espalda cuatro tentáculos de manera unidireccional para apuntar en puntos ciegos, y si no me equivoco mal es como el movimiento de una brújula, por tanto di un salto balanceando la espada en una semivoltereta que gracias a la estela de fuego fueron bloqueados todos los ataques entrantes, aunque a duras penas ya que había sido empujada por el propio aire de reacción hasta caer en el suelo.

--A pesar de que estamos en una batalla a pleno nivel y estoy luchando con todo lo que tengo...no puedo hacer nada contra Izanami...es muy poderosa. Ni siquiera le logro hacer algún rasguño, como esperaba ella...además de ser invulnerable como Izanagi como la deidad más poderosa y la mujer más grande de los dioses...puede usar el espíritu de batalla de los demás a su favor y utiliza una técnica divina oculta para dañarme, por eso es tan precisa y sabe el momento en el que ataco y el cómo lo hago, es alguien increíble. Aliento Solar novena postura: Delirio Solar.--Analizaba a mi oponente escupiendo sangre por mi sobreesfuerzo y por el agotamiento que tenía, aún así con todas mis fuerzas activaba el Mundo Oculto y volvía mi nichirin azulada habiendo usado la espada divina, en el que no sólo se requería de una Gozen para poderla usar. Dicho eso me impulsaba a plena velocidad siendo embestida por numerosas llamas negras que expulsaba ella por varias bocas que seguramente había dentro de su cuerpo, aún así me deslizaba mediante saltos y moviéndome a los lados para así acercarme, y ejecutando cortes circulares continuos formaba un vórtice con mi liberación de aliento para aumentar la grandeza y efectividad del ataque aumentando de tamaño mi marca, pero ni eso le hacía daño, casi parecía que estaba jugando conmigo por su invencibilidad.

--No intentes más, es inútil. Los cazadores divinos son presa de nuestros ideales, todos son una pizca de intento de guerreros entre humanos y semidioses. Lo mismo eres tú, te he ofrecido a venir conmigo y alcanzar la grandeza, pero insistes en unirte a los débiles, la verdad no lo entiendo, la esperanza es para los inútiles que no saben comprender la veracidad de la grandeza. Kaede, mi pequeña semidiosa, en todos lados te has metido en mi camino y ya me he cansado de seguirte la corriente, me ha quedado claro que estarás de parte del traidor de mi hermano y ex-marido, por eso...muere escoria.--Admitía mi abuela alzando sus dos brazos de manera curva liberando una gran ráfaga expansiva en forma de oscuridad que me hacía saltar para tratar de esquivarlo, y a pesar que moví mi katana de manera semicircular como forma de escudo para bloquear los diferentes ataques no prevení una tercera ráfaga que me impactó en mi espalda, y con ello no solo mi columna vertical, sino también órganos internos y huesos se rompieron hasta dejarme arrodillada sin ningún plan en específico, simplemente ya no podía hacer nada más.

--¡No puedo rendirme! No espero que me comprendas, pero tanto Hanami como yo tenemos nuestro motivo para seguir, independientemente si tenemos que proteger a los humanos o no. A contrario de ti solo buscas complacer tu propio egoísmo, que a mi parecer es una tontería formar un nuevo mundo cuando todos cometemos errores, cuidamos el mundo tal y como es a costa de sacrificios, incluso el propio dios supremo lo ha hecho, y si no puedes entenderlo es que eres una ingenua con un complejo de superioridad. Aliento Solar: Castigo Ardiente-Ira de Ares.--Le explicaba a la diosa con total ira y frenesí, en el que sin más opción salía a embestirla a una gran velocidad lanzando una lluvia de cortes en flamas sin ningún sentimiento de bondad. Cada corte aleatorio que daba era más preciso y letal que el anterior, por lo que servía como cadena y en diferentes direcciones, casi como la capacidad desintegradora del sol, pero para mi temor una garra había traspasado mi pecho sin necesidad de hacer fuerza.

--¡Kaede-chan!--Gritaba a pleno pulmón la ojiazul al ver que mi enemiga había atravesado mi pecho con un solo brazo habiéndolo convertido en una garra extremadamente fuerte. Escupía sangre debido a mi gran agujero que no paraba de chorrear, y estuve preparada para recibir un tentáculo sorpresivo de mi contraria agarrando mi espada con todas mis fuerzas, pero entonces recibí un empujón de Hanami, bloqueando a través de un corte en cruz dicho látigo oscuro con gran rapidez, habiendo así un inmenso choque entre las dos diosas que generaba ondas expansivas por el ambiente. 

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