Prólogo

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Creo que muchos de nosotros nos hemos sentido perdidos alguna vez. Esos días, esas semanas e incluso esos meses y años... en los que no eres capaz de disfrutar ni de la más mínima cosa. Ahí es cuando empiezan los problemas, que por muy pequeños que sean, acaban haciendo que te pierdas a ti mismo. Muchas veces llegamos a un punto en el que parece que todo es una película. Ves a la gente pasar a cámara lenta, con sus vidas, como si lo tuviesen todo bajo control. Mientras que tú tienes la tuya patas arriba.
Piensas que no hay salida. Te encierras cada vez más en ti mismo hasta que te apagas. Es difícil salir, sí. No voy a mentir. Pero así como creo que todos nos hemos sentido perdidos alguna vez, también creo que todos tenemos ese algo. El que te hace no perder la esperanza, el que te hace creer que sí hay una salida. Aprendí que son en esos algos en los que tenemos que dedicar todo nuestro tiempo. Esos algo que, si los trabajamos bien, nos van a hacer volver a verle el sentido a la vida. Por que al fin y al cabo la vida son eso, momentos. Y la mayoría de ellos, efímeros.
Nunca supe muy bien cuáles fueron mis algo. Quizá fueran los libros, la música, el viajar, el ver las estrellas, los amaneceres, atardeceres...
Pero sí tengo una cosa muy clara. Y es que él no le dio sentido a mi vida en sí. Él hizo que yo misma le diera sentido. Y creo que eso es lo más bonito y a la vez más importante. Él me hizo volver a creer en mí, me hizo volver a encontrarle sentido a todo aquello que antes me hacía feliz y que, en algún momento, dejó de hacerlo.

Todos aquellos algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora