Capítulo 113: ¿Se puede salvar el Futuro?

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Las tres lunas superiores, cuyo aspecto no había cambiado en lo absoluto, me estuvieron guiando en medio del camino en flamas hacia donde se suponía estaba mi antiguo mentor Kokushibo. Efectivamente la temperatura en este lugar era demasiado alta como para soportarla si no fuera porque he entrenado bajo el propio sol habría muerto en segundos, habiendo una gravedad más superior que en otros lados, supongo que cuanto más es el fondo, mayor pesadez hay, lo que me extraña es que los propios demonios no me habían atacado, incluso parecía que me estuvieran ayudando a conseguir mi misión completamente.

--Ya hemos llegado, está un poco más delante, nosotros te esperamos aquí.--Me avisaba Akaza sin mirarme, lo cual entendí que se encontraba disculpando conmigo por lo sucedido. Simplemente sonreí y volteé mi mirada para correr hacia delante, y tal como esperaba estaba el demonio que alguna vez había acabado y eliminado con mis propias manos, así como terminó muriendo a manos de Tokito,Genya, Gyomei y Sanemi: Michikatsu Tsugikuni, el hermano gemelo mayor de mi antepasado de sangre Yoriichi Tsugikuni, y además el creador del aliento original opuesto al de mi ancestro, el llamado aliento lunar, y del cual derivé a mis propias capacidades físicas en su tiempo.

--Volvemos a vernos, Kaede Kocho. Ha pasado un largo tiempo, diría que casi un año, pero no has cambiado en lo absoluto. Si no me equivoco la situación ha empeorado en el mundo de los vivos para que vengas a buscarme en persona, ¿me equivoco?--Preguntó mi mentor de manera directa cuestionando sobre los acontecimientos del otro mundo, entrando a un análisis total del que siempre estaba acostumbrado. Pese a que había entrado al valle de las almas su apariencia como demonio no había cambiado: cabello negro largo, piel pálida, haori violeta y seis ojos pero sin ningún kanji de luna superior 1, lo cual era bastante bueno, lo vería raro siendo un humano cuando él se arrepentía de muchas cosas en el pasado y quería disculparse, pero por su personalidad reservada directamente no podía.

--Estás en lo correcto, y no es para menos. Al principio tuvimos un enemigo llamado Izanagi, el dios supremo y dios del universo completo, pero me temo que las cosas cambiaron: debido a mi salvación a la diosa de la muerte ella cambió todo rumbo que creíamos correcto. Puso todas las situaciones a su favor, me han robado mi poder divino y mis esfuerzos físicos, la hija de Nura ha aparecido y vuelve más fuerte que nunca, una yo ha salido de mi cuerpo y se ha unido al bando de Izanami...incluso ha formado un grupo con los seres más fuertes y ha matado a todos los humanos para obtener su fuerza vital y recuperar así todo lo que perdió al estar almacenada aquí, me temo que yo ya no sé qué hacer.--Le explicaba de todo resumidamente a mi maestro mientras bajaba la cabeza en forma de disculpa, y seguro ya se habría dado cuenta de mi aspecto de personalidad más sensible. Sin embargo, al contrario me sujetó de la barbilla para mantenerla alzada y que lo viera con más detenimiento.

--Tranquilizate, la calma es lo que debes conservar en este momento. ¿Se te ha olvidado lo que te enseñé? No necesitas depender de un poder divino para ser más fuerte, céntrate en la búsqueda del poder de otra forma, ya sea por medio de las respiraciones que aprendiste o de algún otro método. Eres mi sucesora, Kaede Kocho, la que se supone que no necesitó ayuda de nadie para llegar a sus metas, ¿o te olvidas cómo asesinaste a casi todas las lunas superiores y a Muzan sin necesidad de pedir ayuda?--Me recordaba Kokushibo con franqueza mostrando una actitud severa con respecto a los conocimientos y enseñanzas que me había proporcionado, empezando a dudar de mí misma. Era verdad, me había confiado al siempre ser amable y demasiado abierta con mis enemigos, y por si fuera poco no recordaba lo que me enseñó mi mentor, por eso debía de empezar de cero.

--Lo entiendo perfectamente maestro, he comprendido mi error. En cuanto salga de aquí voy a entrenar duramente y utilizar las enseñanzas que me ha dado para ser más fuerte, me haré con el poder que usted mismo quiere para mí, a través de mi esfuerzo, y será entonces cuando pueda ver la gran brecha que hay entre Izanami y yo, la venceré.--Le prometí con una sonrisa, pero el demonio no se inmutó, es más ni siquiera se había movido o se había mostrado compasivo. Sus seis ojos parpadearon y fue el único signo que atendía, mantenía su mirada firme y fría que tanto le caracterizaba, hasta que desenvainó una espada de carne y la colocaba en mi hombro.

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