La Estrella y el Humano más tristes del universo.

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Juliana permaneció en silencio unos cuantos segundos luego de finalizar el relato, pequeñas lágrimas con pequeñas estrellas brillantes se deslizaron por sus mejillas, se veía aún más rota que antes, y como no estarlo.

Jazmín tuvo un debate mental de si acercarse a ella para abrazarla o no, para consolarla, pero en verdad no tuvo tiempo porque Juliana tomó una bocanada de aire y habló rápido:

—Me fui lejos, y como sólo podía llorar terminé perdiéndome y quedé muy lejos de la nave, tarde horas en regresar.

>> En todo momento, sólo podía hacerme preguntas... ¿Qué había hecho mal? ¿Qué hubiera pasado si...? ¿Qué le habrán hecho a Valentina? ¿Qué me habrían hecho a mí?

>> Me sentía horrible, como si todo fuera por mí error, como si no hubiera hecho lo suficiente, como que podría haber dado más... Muchísimo más, hasta hoy en día aún lo pienso.

—¿Hace cuánto fue eso? —preguntó Jazmín, su tono fue suave y casi un murmullo.

—En años terrestres... Quizás unos diecisiete años, me he perdido de contar las vueltas al sol... Para mí fue una eternidad, fue un parpadeo... El amor estaba en un segundo y al otro se había esfumado, y sólo podía ver hacia atrás y anhelar ese segundo de nuevo, porque sé que en el futuro... No quedan más segundos.

>> Y ese fue el fin, eso fue todo... Y ser tan pequeña pero tan fuerte es en serio una carga enorme.

Más y más lágrimas caían por su rostro, su mirada estaba baja y Jazmín se acercó a ella, tomando la manga de su blanco ropaje y limpiando sus mejillas, pequeñas estrellas ahora llenaban los pálidos mofletes de la de cabello plateado.

—¿Y qué pasó después?

—Mi padre casi llora al verme, había desaparecido días cuando se suponía que sólo iba a dar una vuelta y jugar con asteroides... Pero el verme tan rota, tan cambiada, tan distinta tuvo que ser fuerte para mí... No era la misma, y nunca lo sería... Estaba más pálida, tenía menos estrellas en mi cabello y hasta me han dicho que estaba más oscura, y dejé de mirar a las personas a los ojos porque ya no tienen brillo, ya no tienen nada de estrellas.

Alzó la vista hacia la peli naranja para demostrar, esos ojitos grandes y oscuros, apenas tenían un brillo que titilaba, en las profundidades de su espacio, estrellas débiles y tristes.

—Sólo espero que, en algún punto de la Tierra, Valentina todavía esté allí... Y me recuerde tanto como yo lo hago.

—Ella seguro te ama, Juliana —dijo Jazmín, con seguridad—. Los humanos son diferentes a nosotros, pero cuando encuentran el amor verdadero, lo saben... No necesitan ver un brillo, no necesitan saber de su Estrella Binaria, no necesitan siquiera creer en el amor... Ellos sólo lo sienten y saben quién es el indicado, son muy especiales.

—¿Crees que de alguna manera... Me esté esperando?

Jazmín asintió.

—Claro que sí, Juliana.

Juliana pareció pensarlo, luego negó.

—M-Me han dicho que no tengo que pensar en estas cosas... No tengo que pensar en ir a la tierra, porque ... N-No me hace bien —apartó las manos de Jazmín de su rostro.

—Pero aún, así lo piensas de todas formas, ¿No? —preguntó la peli naranja, y fueron largos segundos de silencio que le respondieron, no necesitó nada más—. Juliana... Yo quiero llevarte a la Tierra.

Juliana negó automáticamente.

—No puedo volver allí, y tú... Estas aquí por otra cosa —señaló a su vientre, donde crecía su hijo—, no puedes volver ahora.

Bitter Star |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora